“Hay que defender lo auténtico”

SEMANA: ¿Usted vive de una música en decadencia? Alvaro Meza Reales: No, al contrario. Creo que el vallenato se está recuperando cada vez más. Precisamente esa es una de las labores del Festival de la Leyenda Vallenata. Por ejemplo, yo interpreté el vallenato clásico, el auténtico, y tuve éxito. SEMANA: Sin embargo muchos críticos dicen que el vallenato se acabó. A.M.R.: Lo que pasa es que a nivel comercial hay grupos que se han salido de su verdadera esencia, aunque lo sucedido en este festival demuestra que se está rescatando y es inevitable que siga adelante. SEMANA: Pero además de Carlos Vives no hay quien trascienda de las fronteras. A.M.R.: Claro: Alfredo Gutiérrez, Lizandro Mesa, el Binomio de Oro. Incluso yo he llevado la caja, la guacharaca y el acordeón a Francia, Alemania, Bélgica y Bulgaria. SEMANA: ¿Y allá sí entienden su música? A.M.R.: Se la canto con el corazón. Yo he sido el único acordeonero vallenato invitado por la Honner a Alemania para ver cómo hacen los acordeones. SEMANA: Usted tiene 41 años. ¿Coronarse como rey vallenato a esa edad no es como tarde? A.M.R.: Por el contrario, llega uno con más madurez musical, la nota es más limpia, más auténtica. Para mí el tiempo fue una ganancia para seguir luchando. Dos veces fui rey aficionado y en 1999 y el año pasado finalista. El esfuerzo y la permanencia me dieron el título, algo que sólo se logra con el tiempo. SEMANA: ¿Además de cantante ha tenido usted una ‘corbata’ de cargos públicos en el Senado y en la Cámara? A.M.R.: En ningún momento, nada de asesor de nadie. Además no podría porque tengo una cuñada que es senadora. Sólo me dedico a la música. SEMANA: Una música a la que usted parece verle futuro. A.M.R.: Naturalmente. El futuro está en seguir defendiendo lo auténtico. Claro que no se pueden dejar de lado los aportes de la tecnología, lo nuevo, así como hizo Carlos Vives en Los Clásicos de la Provincia. SEMANA: ¿Cuál es el aporte del vallenato auténtico? A.M.R.: El vallenato auténtico es el que relata vivencias y la idiosincrasia de las culturas de la provincia. Eso fue lo que hizo García Márquez con Cien años de soledad y por eso se ganó el Nobel.