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Injusticia

3 de junio de 2006

Ha pasado casi un mes desde cuando 38.000 empleados judiciales pararon labores; diariamente el país pierde 4.000 millones de pesos por cuenta del cese de actividades, se han dejado de evacuar cerca de 30.000 procesos y la población no tiene a quién acudir para pedir justicia, y hasta reclamar un cadáver se ha vuelto un calvario. Y no pasa nada. Trabajadores y gobierno se han levantado de la mesa una decena de veces sin negociar. Los protestantes reclaman un ajuste salarial que hasta los magistrados de las Altas Cortes consideran justo porque la desproporción de sueldos es evidente. Pero el gobierno les propone medio sueldo más al año y ellos no se transan por menos de uno. Mientras ninguno de los dos sectores afloje, la única que seguirá ganando será la impunidad.