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¡Los condenados!

Historias de cinco inocentes que purgaron severas condenas por delitos que jamás cometieron y cuyas vidas quedaron destruidas para siempre.

24 de julio de 2005

La gran injusticia Jorge Isaac Marín Naranjo pasó 54 años de su vida en diferentes cárceles del país. Aunque aceptó los cargos bajo torturas, estuvo tras las rejas por una confusión. En 1936, las autoridades buscaban a un asesino llamado Jorge Isaac Marín Arango en Sevilla. Alguien señaló a Marín Naranjo y se inició su persecución. Poco más de medio siglo después, le dijeron: "Qué pena. Usted tenía razón. Es inocente. Puede salir". Regresó al pueblo donde había nacido 73 años atrás, Riofrío, norte del Valle. "Por viejo" nadie le dio trabajo y para no morirse de hambre o de frío, optó por pasar sus últimos días en la cárcel municipal, tras las rejas, a las que ya estaba acostumbrado. Aquel 19 de julio La semana pasada, la Corte Suprema de Justicia declaró inocente a Jaime Cruz Parra, detenido por un delito que no cometió. El 19 de julio de 2004, Jaime se acercó al DAS para pedir su pasado judicial y lo detuvieron. Lo condenaron a 43 años de cárcel. Lo habían confundido con Jaime Cruz Parra, alias 'Jaimito', quien había asesinado a un odontólogo en el barrio Las Colinas de Bogotá en 1994. El abogado Luis Hernando Pineda se encargó del caso de forma gratuita y pidió a la Corte su revisión. Ésta, tras evaluar las pruebas, determinó que 'Jaimito' fue asesinado hace ya varios años y que el hombre que estaba en La Picota podía recobrar la libertad. Al caer la tarde Juan Carlos Gómez pasó de ser ingeniero electricista a mafioso en una sola tarde. En junio de 2004, las autoridades lo confundieron con otro Juan Carlos Gómez, pedido en extradición y acusado de lavar 250 millones de dólares. Si no es porque las autoridades de Estados Unidos reversan su caso 357 días después de estar en la cárcel de Cómbita, hoy estaría tras las rejas de ese país. Viaje al infierno Nelson Bonilla Garzón vendía electrodomésticos en una moto cuando fue condenado a 40 años de prisión por el asesinato de un niño, que no cometió. Su caso cambió en 1999, cuando las autoridades capturaron a Luis Alfredo Garavito, quien confesó haber violado y asesinado a 192 menores, incluido a un pequeño vendedor de tintos por el que se acusaba a Bonilla. A pesar de eso, él continuó en la cárcel de San Isidro en Popayán como "delincuente altamente peligroso", hasta los primeros días de julio de este año, cuando la Corte Constitucional, después de 11 años, le concedió la libertad . El bobito del pueblo Édgar Torres fue detenido el 26 de octubre de 2003, en Cáqueza. La Policía lo detuvo por homicidio agravado y hurto calificado. Este joven campesino, quien sufre retardos mentales, no entendió de qué le hablaban los agentes. Toda la vereda Ubatoque II, que todos los días lo veía deambular por las calles, quedó asombrada luego de enterarse de que Édgar había sido condenado a 13 años de cárcel. Cuatro meses después, el juzgado 36 penal del Circuito de Bogotá consideró que había sido confundido con el 'Tatareto', un delincuente del occidente de Bogotá, y lo dejaron en libertad. En la puerta de la cárcel de Cáqueza lo esperaban su familia y vecinos de la vereda.