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"LOS GODOS PERDIMOS"

ROBERTO GERLEIN

18 de abril de 1988

La semana pasada, al conocerse los resultados de las elecciones del 13 de marzo, solo una voz se levanto en el Partido Social Conservador para hablar de derrota y no de victoria, la del senador por el Atlántico y miembro del Directorio Social Conservador, Roberto Gerlein Echeverría, quien dialogó con SEMANA sobre estos análisis.

SEMANA: ¿Por qué piensa usted que el Partido Social Conservador fue claramente derrotado el domingo?
ROBERTO GERLEIN ECHEVERRIA: Los resultados para el partido en la Costa Atlántica son ostensible y estruendosamente desfavorables. En los siete departamentos costeños, el social conservatismo obtuvo un millón de votos menos que el liberalismo, que se quedó con 135 alcaldías, mientras el social conservatismo sólo consiguió 25. Si se mira esta elección en función de los próximos comicios de 1990, para mi es claro que el Partido Social Conservador tiene muy pocas posibilidades de llevar a uno de sus hombres a la jefatura del Estado.

S.: Pero Senador, de todas maneras en el interior del país su partido ganó más de 400 alcaldías, casi tantas como el liberalismo.
R.G.E.: Obtener un número importante de alcaldías en el centro, el occidente y la zona cafetera del país autoriza a mi partido a sentirse en mejores condiciones que aquellas en las que se encontraba al posesionarse el presidente Virgilio Barco. Pero hoy, el Social Conservador es un partido regional que perdió su condición de nacional. Es un partido caficultor, andino, que no existe en la zona del Caribe. No se ha dado cuenta de esto y está celebrando una victoria inexistente. En nuestro actual régimen presidencial, un partido que pierda la presidencia es un partido que, con el tiempo, puede dejar de existir o de tener importancia política, como sucedió hace años con el Partido Liberal inglés y con el Partido Conservador chileno. Dentro de dos años, a pesar de las 450 alcaldías social conservadoras, el liberalismo impondrá sus estruendosas mayorías en la Costa, obtendrá la mayoría en el Congreso y colocará a su candidato presidencial en una posición casi imposible de superar.

S.: ¿Pero no cree que son importantes las victorias en Bogotá y Medellín, donde habrá alcaldes conservadores?
R.G.E.: El triunfo de Bogotá es sólo una secuela de la división liberal. El de Medellín es por sólo 1.800 votos, ventaja que perfectamente puede desaparecer cuando terminen los escrutinios que empezaron el martes. Esas victorias no pueden hacer que el partido olvide su derrota y semiextinción en el litoral Atlántico y la imposibilidad que tiene de conquistar una mayoría democrática, numérica, en lo que se refiere a la totalidad de la votación.

S.: ¿Qué debe hacer su partido para cambiar esta situación?
R.G.E.: El partido debe reclamar su derecho a participar en forma adecuada y equitativa en la administración pública. El Directorio Social Conservador, al que pertenezco, el ex presidente Misael Pastrana y la Convención, cometieron un gran error al aceptar la postura sectaria de Barco y dejarse excluir de la administración ejecutiva nacional y departamental. El país está abocado a unas contradicciones notorias. Si el liberalismo acepta la colaboración ofrecida por el ex presidente Pastrana en las alcaldías conquistadas por el social conservatismo, se coloca a contrapelo de la posición asumida por el mismo liberalismo a nivel nacional y departamental desde el 7 de agosto del 86. Si no acepta esa colaboración, empuja aún más al país hacia la violencia que está padeciendo.

S.: Senador, pero es que cuando los dos partidos tradicionales cogobernaban también había violencia.
R.G.E.: Colombia es un país paupérrimo. Desde la época de las encomiendas, siempre ha habido violencia para controlar el poder y para superar la pobreza. En Colombia, quien no tiene acceso al poder, al presupuesto, se encuentra en el exilio económico. La democracia está contaminada por el Sida del dinero y la gente lucha, y aún recurre a la violencia, para hacerse a un puesto dentro del Estado. Como consecuencia de los gobiernos hegemónicos que veo venir, porque el liberalismo no colaborará a nivel municipal, los factores de enfrentamiento entre los colombianos se van a excitar. Todavia tendremos más violencia, por cuanto política y economía, y economía y prosperidad y paz van de la mano.

S.: Pero el actual proceso de reajuste institucional puede abrir unas compuertas que le permitan al social conservatismo recuperar protagonismo ¿No se puede lograr algo en este sentido? R.G.E.: Nada. Absolutamente nada. El proceso de reajuste institucional es marcadamente inconstitucional. Es casi ridículo ver a profesores de derecho constitucional sentarse en los directorios políticos, o en las comisiones y subcomisiones diseñadas entre el presidente Barco y el ex presidente Pastrana para modificar, bajo el amparo de la Carta actual y al margen de ella, el orden institucional. Yo por uno, voy a votar en el Congreso por nombres que no hayan sido propuestos a la consideración del parlamento por Barco, ya que no existe norma constitucional ni legal que me obligue a ello, y los acuerdos entre el Presidente y el jefe de la oposición no son regla jurídica que obligue al parlamento. ¿Quién podria negarle un puesto en la CRI a un colombiano elegido por el Congreso aunque no propuesto por Barco? Voy a tratar de demostrar así que quienes deben defender la Constitución, se han limitado a conspirar en su contra. Sin modificarse el articulo 218, no puede convocarse un plebiscito, y así lo he escrito en varias ponencias en la Comisión Primera del Senado.