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Tesoros como el Parque Nacional Natural Sierra de Chiribiquete están en riesgo inminente de no haber un cambio radical.

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Los males de la Amazonia: ¿Cuáles son las causas de la deforestación en el pulmón del mundo?

Deforestación, incendios, minería y construcción de represas amenazan al bosque tropical más grande del planeta en una crisis que parece irreversible.

24 de octubre de 2020

La selva amazónica, una vasta mancha que abarca más de 670 millones de hectáreas de nueve países de Suramérica, palidece a pasos agigantados desde hace décadas por acción de la motosierra. Solo en 2019, la región más biodiversa del mundo, que concentra el 10 por ciento de la reserva mundial de carbono y cerca del 20 por ciento del agua dulce planetaria, perdió 976.200 hectáreas de bosque. Es la punta del iceberg de una serie de actividades que devastan su naturaleza.

Ganadería

Brasil, que concentra 60,3 por ciento de la Amazonia, lidera la producción y exportación de carne y cuero en el mundo. Esta nación tiene 187 millones de cabezas de ganado, un hato consolidado que ha cercenado millones de árboles y ocupa grandes extensiones de bosque para el pastoreo. En Colombia, solo ocho municipios de la Amazonia cuentan con 1,6 millones de reses.

Minería

El oro, una actividad que ha contaminado con mercurio los ríos y cuerpos de los indígenas amazónicos, al igual que el coltán, el diamante, el petróleo y el gas son cada vez más apetecidos por empresas, inescrupulosos y los grupos armados que campean por la zona. Según WWF, el 15 por ciento del bioma amazónico tiene concesiones mineras y unas 6.800 solicitudes están pendientes de explotación. La minería estaría impactando directamente 24 millones de hectáreas. Además, la pandemia y el aumento del 27 por ciento en el precio del oro llevaron a más comunidades a sumarse a esta actividad, que se caracteriza por la ilegalidad.

Represas

Según un informe de Nature Communications, al menos 158 represas operan actualmente en la cuenca del Amazonas y otras 351 están en el tintero. Gobiernos como el de Jair Bolsonaro incentivan estos proyectos hidroeléctricos, que han dejado de consultar a las comunidades. Expertos aseguran que inundar el bioma amazónico con estas represas provoca una mayor producción de metano, disminuye la diversidad acuática y da paso a una gran barrera para el acceso al agua por parte de las comunidades locales.

Agricultura

Los cultivos de soya y palma de aceite se han convertido en un cáncer para el Amazonas. Greenpeace asegura que la soya es probablemente el mayor culpable de la deforestación, y WWF dice que la palma crece como ningún otro cultivo en la zona. Brasil también lidera la producción de soya en el planeta; se calcula que entre 2019 y 2020 cosecharán 126 millones de toneladas de este grano. Por otro lado, en la Amazonia peruana ya sembraron más de 60.000 hectáreas de palma donde antes había bosque, y en Colombia se presentan altos índices en la expansión de la frontera agrícola.

COVID-19

WWF indica que la Amazonia acoge más de 350 pueblos y 5.000 comunidades indígenas, que habitan en el 33 por ciento del bioma amazónico. Estos guardianes del bosque y la biodiversidad enfrentan su peor amenaza debido al azote de la pandemia. Según la oenegé Sinergias, a comienzos de este mes se contaban 1.257.000 casos y 32.000 muertes en la región de la Panamazonia.

En septiembre, en los nueve países amazónicos se registraron 5.500 muertes por covid-19. Los verdugos de la Amazonia no descansan. A estas actividades se suman la construcción de carreteras, la siembra de cultivos ilícitos, el tráfico de madera y los cambios del uso del suelo, de forestal a productivo, en cada uno de los países. Todos estos impactos han funcionado como un catalizador de la deforestación, y en los últimos meses desataron una de las mayores crisis por incendios provocados. La Amazonia de Brasil es la más neurálgica: en septiembre de este año se registraron 32.000 incendios, 60 por ciento más que en el mismo periodo de 2019.