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LOS MAS BUSCADOS

"El Chacal", el terrorista venezolano, figura entre los 7 delincuentes internacionales más buscados por las autoridades del mundo entero

16 de septiembre de 1985

Siete criminales: uno francés, dos italianos, una alemana, un venezolano, un costarricense y un norteamericano figuran en las listas de ministros, funcionarios, policías, detectives, investigadores y juristas entre los delincuentes internacionales más solicitados, buscados, rastreados, acosados, identificados y perseguidos del mundo. Autoridades de Europa, Estados Unidos y América Latina, apoyadas por los servicios secretos de Israel y algunos países africanos,buscan "ponerle el guante" a esos delincuentes, en un intento de frenar la oleada de atentados contra la seguridad y la economía del llamado mundo libre.
Albert Spaggiari, de 53 años, francés; Umberto Ortolani, de 72 años, italiano; Licio Celli, de 66 años, italiano; Inge Viett, de 41 años, alemana; Illitch Ramírez Sánchez (Carlos El Chacal), de 34 años, venezolano, Arnoldo Rodríguez-Beeche, de 45 años, costarricense, y Francis Edward Terpil, de 45 años, traficante de armas norteamericano, son siete de los criminales más buscados. Tanto que los delegados al Congreso Mundial de la Paz, que sesionó recientemente en Berlín Occidental con más de un millarde juristas de 80 países, pidieron nuevas leyes que permitan la extradición de éstos y otros delincuentes. Los abogados se quejaron durante ese foro de que los atentados con bombas en sitios públicos y concurridos, la toma de rehenes y los asesinatos de algunas personalidades, están siendo manejados como delitos políticos, cuando son simples crímenes contra la comunidad y son amparados por la impunidad. En una edición reciente, el semanario francés L'Express hizo una reseña de cada uno de ellos que SEMANA considera interesante recoger.
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Carlos, El Chacal
Catalogado como el enemigo público número uno en la mayoría de los países occidentales, la imagen suya más difundida lo muestra con boina, gafas oscuras, una barba incipiente y una gabardina que disimula la metralleta que sostiene en las maños. Ha pasado diez años, actuando con los nombres de Carlos, Johnny o Salim, sin nexo alguno con la rica familia venezolana que en un gesto de provocación le puso como segundo nombre el de Illitch, como homenaje a Lenin.
El 27 de junio de 1975, con 26 años, cobró notoriedad cuando mató a cuatro policías en París. Seis meses más tarde secuestró a pleno sol a once ministros petroleros que estaban reunidos en Viena, en la asamblea de la Opep. Mató cuatro guardaespaldas, chantajeó al gobierno austriaco, se llevó a los ministros hasta Argel y se refugió luego en Trípoli. En junio de 1976 organizó el secuestro de un airbus de Air France en el aeropuerto ugandés de Entebbe, pero la misión fracasó tras una intervención suicida y exitosa de los israelíes. Carlos rompió entonces con quien lo había contratado, el líder palestino disidente Waddi Haddad, quien más tarde moriría de cáncer, y se marchó al Yemén del Sur, a entrenar terroristas.
En noviembre de 1979, el mundo se asombró cuando conoció las raíces de este terrorista, cómo aprendió la doctrina comunista en Cuba, cómo aprendió la táctica guerrillera urbana con los del IRA, cómo siguió cursos en la Universidad Patrice Lumumba en Moscú, cómo participó de duros entrenamientos en los campos palestinos, cómo atentó contra la comunidad judía en Londres, incendiando automóviles y atacando almacenes y oficinas. En La Haya realizó su primera toma de rehenes en la embajada francesa, para obtener la liberación de un terrorista japonés. La muerte de dos personas y las heridas a 34 en pleno corazón de París, convencieron a todos.
Después vendrían los 20 heridos en el aeropuerto de Orly, durante el ataque contra un avión de El Al. Permaneció siete años escondido o al menos actuando bajo otros nombres. Reapareció colocando bombas en los Campos Eliseos y otros sitios de París, en la Maison de France en Berlín, en Marsella y así sucesivamente. El Chacal tiene una frase curiosa: "Para conseguir lo que sea, hay que pasar sobre cadáveres".
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Albert Spaggiari
Sin violencia, sin utilizar armas, sin matar a nadie, Albert Spaggiari asaltó las cajas fuertes de la Societs Generale de Niza el 17 de julio de 1976 y se llevó casi 47 millones de francos, el robo más grande ocurrido en Francia. Después se fugaría al Paraguay a esperar que en noviembre de 1989 prescriba su delito. Elegante, dotado de buen humor, con un puro mordido y un aire de Robin Hood que ayuda a los desvalidos, fue la cabeza visible del robo, que se perpetró luego de construir un túnel que le permitió llegar a las 317 cajillas de seguridad donde encontró no sólo dinero en efectivo y cheques, sino también documentos comprometedores, lingotes de oro y hasta fotografías pornográficas de políticos franceses.
Lo arrestaron varios meses después del robo. Entró en la leyenda cuando en pleno Palacio de Justicia de Niza, se fugó saltando limpiamente por una de las ventanas que da a la calle. Aterrizó sobre el techo de un auto, saludó al magistrado que lo miró desde la ventana y se marchó en un vehículo que lo esperaba. Es un gesto publicitario que va bien con la vida delictiva que comenzó a los 16 años cuando se escapo a Sicilia en busca de su ídolo, Salvatore Giuliano. Se alistó con los paracaidistas en Indochina y fue encerrado cuatro años despues de desvalijar la casa de un coronel en Saigón. Colaboró con la OAS, fue detenido y al volver a quedar libre, organizó milicias pronazis en Niza, poco antes de decidirse a cometer el robo de las cajillas de seguridad, de cuyo botín le correspondieron 2 millones de francos. Fugitivo desde entonces, sus amigos, conociéndolo bien, afirman que cualquier día de éstos regresará en forma espectacular.
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Inge Viett
El rostro de esta mujer alemana de 41 años aparece en todos los aeropuertos, oficinas públicas, bancos, parques y otros sitios populares en Alemania. Ofrecen 50 mil marcos por la captura de quien es calificada como terrorista peligrosa y siempre armada. Se le considera ademas la simbiosis intelectual y organizativa de diversos grupos terroristas que han sido desbandados por la policía y unificados por ella. No se parece a otras terroristas alemanas como Gudrum Ensslim o Ulrike Meinhoff, auténticas intelectuales, porque viene de un hogar destrozado por la desaparición de los numerosos maridos de la madre, cuyos ocho hijos pasaron por las manos de distintas asistentes sociales.
Con la detención de los principales líderes terroristas, Baader, Ensslim y Meinhoff, se crearon nuevas células, y una de ellas, el Movimiento 2 de Junio (bautizado en homenaje a Benno Ohnesorg, muerto en esa fecha durante una manifestación contra el sha de Irán, en 1967), recibio a Inge Viett, quien en pocas semanas se ganó el respeto con la comisión de dos atentados con explosivos, el uno contra un club náutico de los ingleses en Berlín, con un muerto, y el otro, contra el consulado general de Turquía, además de numerosos asaltos a bancos. La arrestaron en Berlín, se escapó en 1973, reapareció un año despues y participó en el asesinato del presidente de la Corte de Apelaciones de Berlín, Gunter von Drenkman. Más tarde secuestró al líder democristiano, Peter Lorenz, quien sería canjeado por cinco terroristas. Por unos papeles falsos fue recapturada en septiembre de 1975. Los terroristas de Entebbe pidieron su liberación, pero los israelíes los capturaron enseguida. Una semana más tarde ella y tres compañeras de celda escapan de la prisión en Berlín, descolgándose con unas sábanas. Dicen que recibieron ayuda de la policía.
La apodan "Honda-Beretta" por su pasión por las motos y las pistolas. La acusan de participar en el asesinato del empresario, Hanss Martin Schelyer, y en el secuestro de un millonario austriaco, Walter Palmer, liberada por 4.2 millones de marcos. Sus huellas digitales están en todos estos casos. En mayo de 1978, a través de dos sicarios, mato a Till Meyer, uno de los fundadores del Movimiento 2 de Junio. Se perdió su rastro y desde entonces, sólo se han hallado pistas parciales en París y otras capitales.

Licio Gelli y Umberto Ortolani
Licio Gelli, maestro venerable de la Logia masónica P2, buscado por la policía en todo el mundo luego de su evasión de una prisión suiza en 1983, y su cómplice, Umberto Ortolani, están asociados al que puede considerarse el mayor escándalo italiano, económico, político y religioso, de los últimos años, con la quiebra del Banco Ambrosiano, el asesinato o suicidio de su presidente, Roberto Calvi, bajo un puente en Londres, las conexiones del Vaticano en este caso y la implicación de numerosas personalidades de la vida pública de Italia y Europa.
Fascista, delator de la Resistencia, Gelli ayudó a ésta a combatir a los alemanes en un doble juego que le sirvió para salvar la piel. Se escapó por un segundo de ser fusilado, se asoció con una rica familia de Toscana, ascendió, obtuvo jugosos contratos con el gobierno y el extranjero, mientras poco a poco adquirió más influencia sobre las actividades políticas y financieras de la Logia. El asesinato de un juez atrajo por primera vez las miradas sobre este grupo, pero las investigaciones nada pudieron probar. Asistió a grandes banquetes,a la posesión de presidentes norteamericanos, y se fotografió con Juan Pablo II en traje de baño.
Amigo de Perón, lo nombraron cónsul honorario argentino en Florencia. Tiene un banco en Uruguay, una casa en Montevideo, dos rascacielos en Buenos Aires. Conoció a Ortolani, representante para Italia y Suiza de importantes bancos suramericanos. El Vaticano compró a través de ellos, el Banco Ambrosiano. Este quebró en medio del escandalo, y Calvi se "suicidó". La policía confiscó papeles secretos del banco. Descubrieron la lista de la Logia P2. Los que mandaban en Italia estaban allí. Hasta el secretario general del partido socialdemócrata. Era una especie de gobierno en las sombras. Buscaban desestabilizar a Italia. Apoderarse de todo.
Siguieron apareciendo trapos sucios: vinculaciones con la mafia, las drogas, la trata de blancas. Una investigación ordenada por el Parlamento descubrió que Gelli financiaba agrupaciones terroristas de derecha e izquierda. Lo que Bernardo Bertolucci había anticipado en su película sobre el terrorismo, "La jornada de un hombre ridículo", estaba ahí. Se revelaron las transferencias de millones y millones de dólares desde Europa a bancos fantasmas en otros países. Ortolani está refugiado ahora en Brasil. Gelli de vez en cuando habla con periodistas que lo entrevistan por teléfono. Dice que es inocente.
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Arnoldo Rodríguez Beeche
Auténtico genio de las finanzas, dicen que vale su peso en oro y que más de 250 millones de dólares ajenos han pasado por las manos de este costarricense de 47 años,que es buscado por más de veinte países por la comisión de toda clase de delitos contra el patrimonio oficial y privado. Todo comenzó en 1977, cuando se instaló en el paraíso fiscal de las Antillas donde abrió tres establecimientos con nombres pomposos: el International Investment Bank Limited, el Sydney Bank y el Agrindustrial Bank of Commerce.
La dirección general permaneció en Costa Rica. Abrió sucursales en Estados Unidos, Canada, Londres, Copenhage, Bruselas, Ginebra y París. Ofreció servicios internacionales a los clientes por una comisión que iba del 6 al 20 por ciento. Un ciudadano quería vender una casa o un castillo. Los banqueros le entregaban un cheque por el valor de la transacción, menos la comisión. El cliente iba a un banco a negociar ese cheque. Los del banco llamaban entonces a las Antillas o a Costa Rica a verificar con la casa principal si ese cheque era correcto. Los cómplices de Rodríguez-Beeche, por télex, decían que sí, que todo estaba en orden y que el banco respaldaba esa transacción. El que perdía, por supuesto, no era el cliente, pues 24 horas más tarde, cuando el engaño era descubierto, ya cualquier contacto se había perdido.
Uno de los países más afectados por estas operaciones ha sido España donde los bancos perdieron más de 55 millones de pesetas. El cerebro fue capturado en 1982, en Salt Lake City. Permaneció cuatro años encerrado, pero se fugó de una prisión de California. Dicen que está oculto en su país.
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Francis Terpil
Acusado de tráfico de armas, tentativa de asesinato, reclutamiento de mercenarios, entrenamiento de terroristas y otros delitos que caben perfectamente en una novela de Jack Higgins o Dominique Lapierre, Francis Terpil, con 45 años, es prófugo de la justicia americana desde hace cinco años. Se encuentra refugiado en Beirut desde donde asesora al hombre fuerte de Libia, el coronel Kadhafi. Con una brillante carrera en la CIA, Terpil desertó poco a poco, mientras se apropiaba de fondos ajenos y era licenciado, dejando en quienes lo conocían la falsa idea de que estaba siendo infiltrado por la agencia en las filas enemigas.
Amigo de mercenarios y contrabandistas de armas, fue asesor de Idí Amin y estableció contactos con quien sería su protector, el líder libio, a quien representaría en Londres durante las conversaciones para levantar el embargo norteamericano de armas a los libios. Los contactos dentro de la CIA, su profundo conocimiento del mercado de armas y su penetración paulatina en las distintas empresas falsas que los gobiernos mantienen en Europa y el Medio Oriente para sus transacciones fuera de la ley lo han convertido en el hombre indispensable para suplir de armas a los libios. Equipos, dotaciones, metralletas, toneladas de plástico explosivo, helicopteros, todo esto avaluado en algunas ocasiones en 35 millones de dólares, es entregado por Terpil a Kadhafi, gracias a la sociedad que torma con un veterano de Vietnam, Edwin Wilson.
Pero no se trata solamente de vender armas, sino de organizar un ejército de especialistas en atentados terroristas, con pilotos, mecánicos y ex veteranos de Vietnam, quienes son llevados a una aldea cercana a Trípoli donde culminan su entrenamiento. Su influencia llega a tal grado que ha logrado infiltrar una de las transnacionales norteamericanas para conseguir datos secretos sobre nuevos computadores con fines militares, datos que entrega a los soviéticos. Cuando Terpil intervino en el atentado contra un líder de la oposición libia que vive en Colorado, fue arrestado por la CIA en diciembre de 1979, pero lo liberaron un mes después, al pagar una fianza de 200 mil dólares. Se refugió en Beirut, mientras su antiguo socio, Wilson, paga ahora condena de 47 años.