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Paros, tutelas y caos urbano

17 de septiembre de 2001

Bogota cumple dos semanas en la discusión de la medida del Pico y placa para el transporte público. Ha habido de todo: paros, amenazas de paro, fallos de tutela contradictorios, llamados a la negociación y el consenso e intervención de altos funcionarios. Aunque la restricción está temporalmente suspendida gracias al fallo de una tutela interpuesta por un conductor de taxi, el Pico y placa ha sido la mejor excusa para que la capital se concientice de una de sus más graves problemáticas: el transporte urbano. El último episodio, en el que un juez que estuvo vinculado a un gremio sindical congeló el Pico y placa, dejó un muy mal sabor sobre el manejo de la justicia en esta materia, sobre todo teniendo en cuenta que otros dos jueces rechazaron otras acciones de tutela que también invocaban la supuesta violación de derechos fundamentales.

Por muchos años las autoridades de transporte de Bogotá permitieron por desidia y corrupción que concejales, barones políticos locales y empresarios de buses y taxis diseñaran a su antojo un sistema de transporte urbano deficiente en calidad, seguridad y confiabilidad. El Pico y placa para buses y taxis no es más que una de las muchas decisiones que la Alcaldía debe tomar para tratar en serio el problema del transporte. La piratería rampante, la antigüedad de los vehículos, las fallas encontradas en las rutas alimentadoras de Transmilenio y la escasez de buses en zonas del sur con alta demanda requieren una verdadera autoridad del transporte en la ciudad. La Secretaría de Tránsito de la capital ha demostrado con creces su debilidad institucional e incapacidad administrativa para regular el sector y sancionar a piratas e ilegales.

Transmilenio es un bebé de tres troncales que apenas está ajustando su esquema de funcionamiento. A pesar de su desempeño en los momentos críticos del paro y su condición de símbolo de la ciudad, no puede concentrarse la mejora de la movilidad urbana en la entrada en operación de los 22 corredores que faltan. Los problemas que ha generado el Pico y placa en las horas pico, en especial en el sur, muestran que la firmeza de Mockus en defender la medida no es suficiente y Bogotá está en espera de una estrategia integral y permanente.