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“Queda menos del 10 por ciento de los tiburones que existían hace un siglo”: Diego Gil

Esta semana causó revuelo la medida del Ministerio de Agricultura que le dio vía libre a la pesca artesanal de 475 toneladas de tiburón en el Pacífico y el Caribe para 2020. SEMANA habló con Diego Gil, biólogo marino y director de Operaciones de Investigación de la Universidad de Texas A&M, en Galveston (Estados Unidos), sobre la preocupante medida.

2 de noviembre de 2019

SEMANA: ¿Cuál es la situación de los tiburones en Colombia?

Diego Gil: Así como en el resto del mundo, el número de tiburones ha disminuido notablemente. Se estima que queda menos del 10 por ciento de los tiburones que existían en el planeta hace un siglo. El aleteo, o la práctica de cortar las aletas para el consumo humano y desechar el resto de cuerpo, los tiene seriamente presionados no solo en Colombia, sino en los mares del mundo.

SEMANA: ¿En dónde se da el aleteo?

D.G.: Esta práctica, ilegal en Colombia, tiene origen en la alta demanda de aletas de tiburón en algunos países asiáticos, en donde su sopa es un símbolo de prestigio. Si bien hace parte del mercado negro de la pesca en el mundo, no es un secreto que en ambos océanos colombianos pueden verse tanto barcos nacionales como de otros países dedicados al aleteo.

SEMANA: ¿Por qué cree que la norma despertó tanta roncha?

D.G.: Porque puede que tenga buenas intenciones, pero no es aplicable. Si bien pretende regular ese comercio ilegal, no hay manera de convencer a un pescador artesanal de que lleve un tiburón de 200 o 500 kilos en su canoa hasta un puerto para que un experto le diga si le puede cortar o no las aletas a esa especie. Además, entre algunas especies permitidas y las prohibidas hay muchas semejanzas. Hay casi 70.000 pescadores artesanales en las dos costas, y permitir que se direccione la pesca a ciertos peces puede traer la captura incidental tanto de otras especies de tiburones como de tortugas marinas.

SEMANA: ¿Qué preocupa y qué se debe hacer?

D.G.: Preocupa que no se conocen estudios pesqueros que indiquen que las toneladas autorizadas por la resolución son las que soportan la especie. La situación es compleja porque el aprovechamiento de estas especies casi siempre está asociado al aleteo. Colombia debería poseer estudios actualizados que evalúen poblaciones y variables que puedan incidir, como fenómenos climáticos, contaminación, consumo, entre otros. Además, estas especies altamente móviles deberían tener sus propios estudios regionales, ya que se mueven en las aguas de diferentes países.