Un gesto poco común
Cuando el pasado 18 de mayo Piedad Córdoba se sentó frente al general (r) Rito Alejo del Río y el coronel Hernán Mejía en un recinto de la cárcel militar de Puente Aranda, la exsenadora sintió un ambiente tenso.
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Cuando el pasado 18 de mayo Piedad Córdoba se sentó frente al general (r) Rito Alejo del Río y el coronel Hernán Mejía en un recinto de la cárcel militar de Puente Aranda, la exsenadora sintió un ambiente tenso. No era para menos. Del Río, condenado a 25 años de prisión por el asesinato de un campesino, y Mejía, procesado por vínculos con el paramilitarismo, tenían frente a ellos a quien en otros tiempos habrían podido considerar su mayor enemiga. Pero los ánimos se calmaron y la reunión resultó siendo histórica pues hablaron de la posibilidad de buscar una reconciliación con sus víctimas a cambio de rebajar penas. Según lo reveló Semana.com la semana pasada, después del encuentro los militares le enviaron a Córdoba una carta firmada por Mejía, en la que le agradecen haberlos visitado y aseguran que confían que ella será la persona que les ayude a “abrir la puerta que muchos no han querido abrir”. Córdoba y su organización Colombianos y Colombianas por la Paz llevan varios años visitando las cárceles del país para escuchar a guerrilleros, paramilitares y militares condenados. Que algunos de ellos, como ahora estos dos militares, se hayan mostrado dispuestos a contar la verdad y aportar así a la paz más allá de lo que ocurre en La Habana, es un gesto fuera de lo común y un anuncio de lo que puede ser la reconciliación en Colombia.