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UN RESPIRO PARA MEXICO

19 de noviembre de 1984

El mexicano Jesús Silva Herzog es considerado el mejor ministro de Finanzas del mundo por una abrumadora mayoría de banqueros internacionales, según la encuesta publicada recientemente por la revista Institucional Investor, que se edita en Nueva York.
"Si dependiera de la banca internacional", comenta la publicación financiera americana, "Silva Herzog probablemente recibiríá el Premio Nóbel de la Paz ".
Desde la traumática época de mediados y fines de 1982, cuando México hizo estallar el problema de la deuda externa de los países latinoamericanos, Silva Herzog ha trabajado incansablemente, no sólo para estabilizar los pagos externos de su propio país y lograr reestructurar su enorme deuda, sino para mediar también entre los ansiosos banqueros del norte y los angustiados deudores del sur.
La revista incluso señala que "la tenacidad política del secretario de Hacienda mexicano para sobrevivir la debacle inicial de la deuda y los pasmosos últimos meses de la presidencia de José López Portillo ya lo indican como futuro candidato presidencial en el sistema unipartidista mexicano".
Silva Herzog redujo el déficit del sector público mexicano a un tercio del nivel que imperaba antes de la crisis e ingenió un vuelco de 18 mil millones de dólares de la balanza de pagos hacia un superávit, logrando que los banqueros se sintieran lo suficientemente tranquilos como para ofrecer condiciones favorables en la reestructuración de la deuda.
De hecho, la renegociación realizada recientemente por México a menores intereses y plazos que alcanzan los 14 años fue citada como ejemplo en la última asamblea anual del Fondo Monetario y el Banco Mundial realizada en Washington. Entre las dos posiciones extremas protagonizadas por México, que llegó a acuerdo, y Argentina --que luchó fuerte para no ceder a las presiones del Fondo--, México fue siempre el que recibió los buenos comentarios de los organismos internacionales y de la banca.
SEMANA conversó con Jesús Silva Herzo, con motivo de la reunión internacional, en la oficina privada que le montaron en el Hotel Sheraton de la capital norteamericana, donde se reunieron los banqueros, los ministros de Finanzas y los presidentes de bancos centrales del mundo entero.
SEMANA: México ha sido el país que desencadenó el problema de la deuda externa latinoamericana en 1982. A la vez, es el país que está logrando negociar antes su problema y en condiciones bastante favorables. ¿Cuáles son esas condiciones?
JESUS SILVA HERAZOG: Efectivamente, México Fue el primer país que desató el problema de la deuda, lo recuerdo muy claramente, en agosto de 1982. Nos quedamos sin dinero y tuvimos que pedir a la comunidad financiera internacional que nos diera un espacio de tiempo adicional. Fuimos también los primeros que entramos en un esfuerzo de reestructuración de la deuda y en un programa de ajuste interno, programa que ha requerido reducir el déficit, bajar la inflación, mejorar nuestras cuentas con el exterior y hacer de nuestra economía una economía un poco más eficiente de lo que era antes. En estas últimas semanas hemos dado un paso adelante importante, dado que hemos logrado reestructurar los vencimientos de nuestra deuda pública a 14 años plazo. Esta había sido una vieja aspiración de varios de nuestros países, convertir las deudas a mucho mayor plazo, y ahora tenemos una expresión concreta. Hemos logrado también reducir en forma sensible el costo del interés y es muy posible que el año entrante nos podamos ahorrar unos 500 millones de dólares por este concepto. Pero sobre todo, lo más importante es que vamos a tener más tiempo, vamos a recibir un respiro que es indispensable si queremos componer los problemas por los que atraviesa la economía mexicana.
S.: ¿A qué precio logra México aliviar su situación de deuda? ¿Cuál es el costo social para su población del programa de ajuste aplicado?
J.S.H.: Definitivamente toda esta situación ha significado un alto costo social; hay un gran número de mexicanos que tiene un ingreso menor que el que tenía hace dos años. Sin embargo, el país tiene una solidez política, una madurez cívica, que le ha permitido sortear los problemas que plantean estas situaciones difíciles. Las que no son producto del programa de ajuste sino de la crisis misma en la que el país cayó a finales del 82. Nosotros tenemos un cuidado muy especial, dentro de las limitadas posibilidades, de tratar de prestar mayor atención a los problemas sociales, a los programas de generación de empleo y de atención a las necesidades regionales. Sin embargo, creo que para ser realistas, tenemos que reconocer que los problemas por lo que está atravesando México han tenido un efecto en el bienestar de la población.
S.: Los analistas internacionales señalan que normalmente los presidentes de México aplican programas de austeridad en los comiensos de sus gobiernos y los abandonan hacia el final. ¿Cree usted que el Presidente De la Madrid logrará cumplir con el programa impuesto? ¿Cómo?
J.S.H.: Es muy difícil proyectar el futuro, sobre todo en estos tiempos en que las cosas cambian tan rápido pero la intención del Presidente De la Madrid es mantener este ajuste hasta tanto se pueda efectuar un cimiento más sólido que permita al país retomar el camino hacia un desarrollo más dinámico y sostenido. Nosotros tenemos la intención de revertir lo que ha sido la tradición de los últimos sexenios gubernamentales de mi país. Empezaban muy bien, con un programa de austeridad, después de un crecimiento muy acelerado y en el último año, crisis muy serias. Estamos convencidos de que nosotros hemos empezado ya con un problema muy difícil, muy serio, y que vamos a poder terminar esta administración en condiciones mucho mejores de las que había cuando entramos.
S.: La preocupación fundamental del gobierno mexicano es si logrará alcanzar un crecimiento económico estable una vez que se renegocien los pagos de la deuda. A su juicio, ¿cuáles serán las principales fuentes de crecimiento de México a partir del año 1985?
J.S.H.: Hemos recuperado, en cierta medida, la capacidad para que la inversión mexicana, tanto pública como privada, sea un factor de estímulo para la economía nacional. Pero además hemos observado un comportamiento muy favorable en el sector de las exportaciones no petroleras. La misma crisis, la devaluación de nuestra moneda, la expansión de la economía norteamericana, nos ha hecho muy competitivos en muchas cosas que México producía y que ahora estamos vendiendo a los mercados internacionales, principalmente Estados Unidos. De tal manera que yo pondría como motores básicos de un crecimiento mayor, la inversión pública y privada y las exportaciones.
S.: ¿Cuál es su sentir respecto del resultado de la reciente asamblea anual del Fondo Monetario y el Banco Mundial? Las aspiraciones de los países endeudados se vieron nuevamente postergadas...
J.S.H. Eso es normalmente lo que sucede y así ha sucedido desde hace ya varios años, pero creo que las cosas hay que colocarlas en una perspectiva adecuada y creo que el grupo de los 24 y específicamente el grupo de los países de América Latina, que hemos estado llamando a un diálogo con los países industrializados, hemos tenido una respuesta. Por lo menos se nos ha invitado a que en el mes de abril próximo nos sentemos todos a discutir este tema, que sorprendentemente no había sido incorporado en las agendas ni del comité interino ni del comité de desarrollo. Y ésa era una pregunta que muchos se hacían. Cómo era posible que el problema fundamental por el que están atravesando nuestros países no fuera objeto de discusión. Sin embargo ahora va a serlo y esperamos poder avanzar, aunque sea un poquito.--
Verónica López, desde Washington, especial para SEMANA