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Un tesoro del pasado maya

18 de marzo de 2002

“Me eché a reír. Ese mural maya estaba ahí y tuve la sensación de ser el hombre más feliz del mundo”, manifestó el arqueólogo norteamericano William Saturno poco después de descubrir un extraordinario fresco de 1,20 metros de largo en la zona arqueológica de las pirámides de las ruinas de San Bartolo, en la selva del noreste de Guatemala. Saturno, profesor de la Universidad de New Hampshire y director de investigaciones para el Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard, emprendió el viaje a San Bartolo para verificar la existencia de dos estelas grabadas que nunca encontró. Sin embargo, su extenuante viaje a pie de tres días por la selva no fue en vano a juzgar por el valor de su hallazgo. “Esta pintura está entre los descubrimientos más importantes de la arqueología maya de las últimas décadas”, considera Saturno, “y abre una ventana a la mitología y la vida en la corte maya durante el período preclásico”. El fresco es el más grande y el mejor conservado de todos los que se han descubierto correspondientes a esa época de la civilización maya.