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Una ley para fútbol, pero sin afanes

Esta semana el ministro del Interior le pidió a la Cámara de Representantes aprobar de manera expedita el proyecto de ley que, entre otros, les permitirá a los clubes profesionales de fútbol pasar de ser corporaciones deportivas a sociedades anónimas.

9 de octubre de 2010

Esta semana el ministro del Interior le pidió a la Cámara de Representantes aprobar de manera expedita el proyecto de ley que, entre otros, les permitirá a los clubes profesionales de fútbol pasar de ser corporaciones deportivas a sociedades anónimas, lo que, unido al escándalo del Santa Fe, dejó grandes dudas. Si bien la iniciativa es una versión mejorada del proyecto de ley que había presentado el gobierno de Uribe, que se hundió por falta de conciliación en la pasada legislatura, el actual proyecto tampoco resolverá los problemas que se viven en este deporte. Mientras que la ley no exija a todos los equipos transformarse en sociedad, no establezca mecanismos para controlar la propiedad de los clubes y no fije un absoluto control por parte del Estado y la Federación sobre los dineros que ingresan y salen de este deporte, la mafia seguirá jugando a sus anchas en los estadios. En vez de sacar una ley incompleta y a las carreras, esta debe ser el resultado de un profundo debate público que debe trascender el mundillo del fútbol, que, a decir verdad, es el menos interesado en promover cambios y transparencia. De lo contrario, el país seguirá viviendo escándalos y anuncios repetidos de controles y sanciones oficiales que nunca llegan.