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PRIMER PLANO

Visita ilustre

El estadounidense David Wineland y el francés Serge Haroche, premios nobel de Física en 2012, estuvieron en Bogotá. SEMANA habló con Wineland.

20 de junio de 2015

Los dos nobel vinieron para lanzar ‘Conectando a los mejores con la paz’, un programa del Ministerio de Educación que busca reflexionar sobre violencia y paz desde la academia. SEMANA se reunió con ellos en el auditorio Mario Laserna de la Universidad de los Andes, donde dictaron conferencias sobre física cuántica en el marco del Año Internacional de la Luz.

Semana: ¿En qué consiste su trabajo?

David Wineland: Uno de los temas principales en los que hemos trabajado es en el desarrollo de relojes atómicos que son la base de los sistemas de navegación GPS.

Semana: ¿Cuál es la importancia de esto?

D. W.: Si logramos que estos sistemas tengan una precisión milimétrica, tal vez podamos obtener unas mediciones más precisas, por ejemplo, para predecir terremotos.

Semana: Pero también se habla de sus investigaciones en computación cuántica, las cuales serían la gran revolución como fue el computador.  

D. W.: Sí, aunque aún sabemos pocas cosas sobre computación cuántica porque es difícil hacer predicciones. En esta área uno tiene un objetivo en la cabeza de cómo podría ser, pero al empezar con nuevas tecnologías no se sabe todas las aplicaciones que puedan tener. Por ejemplo, cuando el láser fue inventado no teníamos idea de en todo lo que podría usarse.

Semana: ¿Para qué serviría un computador cuántico?

D. W.: Esta máquina podría ayudarnos a factorizar números gigantescos y encriptar información.

Semana: ¿Cómo sería el mundo sin tecnología?

D. W.: Nuestras vidas serían más simples y quizás más agradables sin esto. Aunque los computadores y celulares son convenientes porque nos hacen más eficientes, también es más lo que se espera de nosotros.

Semana: ¿Cree que las nuevas generaciones tienen tanto interés en la ciencia?

D. W.: Para los jóvenes hoy hay más distracciones de los estudios: el internet o los videojuegos, por ejemplo. Pero todavía cuando viajo veo que sí hay un núcleo de gente joven que se emociona por el trabajo científico.

Semana: ¿Qué los podría motivar a que se interesen?

D. W.: Hay partes del trabajo científico que son muy gratificantes. Este es como un juego donde puedo utilizar juguetes de lujo y donde hay que encontrar las reglas. Pero lo interesante de este juego es que tiene un propósito y una utilidad.