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Vuelve el Woodstock criollo

28 de febrero de 2005

Hace 34 años la conservadora sociedad antioqueña se escandalizó porque varios miles de jóvenes peludos, rebeldes, contestatarios y pacifistas se congregaron a escuchar rock en Ancón, una pequeña ladera al sur de Medellín, en lo que fue considerado el Primer Festival de Rock Latinoamericano, al estilo de lo que había acontecido en Woodstock, Estados Unidos, en 1969. Esta semana (los días 4, 5 y 6 de marzo), se realizará la segunda versión del festival que le costó una censura al alcalde de Medellín de aquella época, Álvaro Villegas Moreno, por haber autorizado tal "desmán de costumbres paganas, pasadas por un inocultable olor a yerbas". En 1971 Ancón reunió, según afirman sus organizadores, a más de 200.000 personas. La nueva versión presentará a 45 agrupaciones de nueve géneros roqueros, sobre una explanada de 60.000 metros cuadrados, en La Tablaza, corregimiento del municipio de La Estrella, también al sur de Medellín. Las jornadas tienen la aprobación de las autoridades, las que junto con los organizadores garantizan la seguridad y el control necesarios.

Carolo, un veterano roquero y activista social de Medellín, hizo Ancón 71 sin un peso en el bolsillo. Lo acusaron de tener el patrocinio de la CIA, pero la verdad es que montó el Woodstock criollo con 56 cheques posfechados y 15 músicos que todo el tiempo se cambiaron de nombre y de atuendos para hacerles creer a los asistentes que había bandas de sobra. En este nuevo fin de semana roquero, el público contará con puestos de información, guardería, bodega, zonas de bares, gastronómica, comercial, de espectáculos y camping con vigilancia, duchas, servicios sanitarios y primeros auxilios. "¡Huyyy, brother, música, paz y amor!", es lo que quieren otra vez los roqueros.