ENTREVISTA

"Poeta desde el tuétano y hasta la inmolación"

Heriberto Fiorillo vuelve a sorprender a los lectores con una biografía del desaparecido poeta Raúl Gómez Jattin.

1 de marzo de 2003

SEMANA: Usted no conoció personalmente al poeta Raúl Gómez Jattin, ¿qué lo atrajo tanto de este personaje como para dedicarle tres años de su vida a investigar la de él?

Heriberto Fiorillo: La poesía de ningún otro poeta colombiano había logrado estremecerme tanto. Eso fue lo primero. Después, enterarme del precio que estuvo dispuesto a pagar por la poesía: su vida entera. Y, claro, lo que pasaba en su mente, cargada de imaginación, de droga, musas y fantasmas. Nada más atrayente para un escritor que lo que ocurre en el interior de un personaje como Gómez Jattin.

SEMANA: Mucha gente ve a Gómez Jattin bajo la simple etiqueta de 'poeta maldito', ¿qué tan maldito y qué tan poeta era este autor?

H.F.: Poeta desde el tuétano y hasta la inmolación. No tiene par en Colombia. Maldito fue un adjetivo que le colgaron porque siguió a Rimbaud en su necesidad de desordenar los sentidos y dejar entrar la musa, así se le colaran a él ciertos demonios. O por su sino trágico, hallado en el dolor y buscado con cierta complacencia: "Soy el único escritor maldito que se acuesta temprano", solía decir Raúl en broma y maldecía en serio a quienes lo llamaban maldito.

SEMANA: ¿Cree que la enfermedad y el vicio hubieran terminado por impedir que Gómez Jattin continuara escribiendo?

H.F.: Al final, atizado por el vicio, la enfermedad no le daba tregua. Entonces, en medio de sus monólogos, decía que quería volver al teatro. Escribía a veces, pero versos sueltos, pensamientos breves, inocuos, a cambio de unas monedas. Los demonios ya no le dictaban poemas. Le dictaban quizá su propia vida. Sólo él y ellos lo saben.

SEMANA: ¿Cuál es el poema o el trabajo que más le gusta de Gómez Jattin?

H.F.: Escogencia tan difícil como improbable, los poemas que me gustan de Raúl son muchos y tan largos que aquí no cabría uno solo, pero suelto un fragmento que nos alcanza: "En este cuerpo / en el cual la vida ya anochece / vivo yo / vientre blando y cabeza calva / pocos dientes / y yo adentro / como un condenado?".

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