Arde Lima

reuters
28 de agosto de 2000

Dos mensajes ambiguos, el del presidente Alberto Fujimori y el del candidato opositor Alejandro Toledo, condujeron a la violencia el viernes en la capital peruana. Fujimori había prometido la “democratización” del país tras derrotar a Toledo en unas elecciones muy controvertidas, pero su discurso inaugural resultó sólo un saludo a la bandera. Toledo había convocado a multitudinarias demostraciones pacíficas, pero llamó a “acabar con la dictadura” y conformó un ‘gobierno en la sombra’. Una cosa y otra llevaron a un estallido de vandalismo generalizado que, reprimido con gases lacrimógenos por la policía, causó varios incendios de gran tamaño y puso a muchos a pensar en la viabilidad de un gobierno como el de Fujimori, que ha sido reelegido dos veces y lleva más de 10 años en el poder.

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