En pos del milagro

4 de diciembre de 1999

LA IGLESIA DEL DIVINO NIño, en el sur de Bogotá, es un lugar de

peregrinación al que acuden muchos colombianos para pedir la realización de un

deseo, que generalmente se cifra en salir adelante en medio de la mala situación

económica y social que atraviesa el país. La semana pasada ese templo fue

escenario de una nueva rogativa, pero de diferente naturaleza. Unas 90 personas,

familiares de los 510 soldados y policías que se encuentran en poder de la

guerrilla, se tomaron pacíficamente el recinto para rogar, no sólo al Divino Niño

sino a las autoridades civiles y militares, que se acuerden de sus seres queridos,

algunos de los cuales ya llevan dos años en cautiverio. Sin embargo, a pesar de

su disposición al sacrificio y a las incomodidades, es poco probable que sus

deseos se cumplan pues el destino de los servidores públicos secuestrados está

ligado al trámite de una ley de canje que no parece muy factible al menos a corto

plazo

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