La dupla de Eastwood

Cara y contra de la guerra

Un inspirado Clint Eastwood estrenará este 20 de octubre en Estados Unidos la primera de dos películas consecutivas sobre la batalla de Iwo Jima en la Segunda Guerra Mundial. ¿Lo interesante? Eastwood se olvidó del maniqueísmo y muestra las dos versiones de un mismo asunto.

Ricardo Silva Romero*
19 de octubre de 2006

Nada tiene de raro que la película que Clint Eastwood está a punto de estrenar, Flags of Our Fathers, sea la historia de un pequeño grupo de hombres (los seis soldados que fueron fotografiados mientras sostenían la bandera norteamericana en la sangrienta batalla contra el Japón en la isla de Iwo Jima), la historia de un pequeño grupo de héroes de la Segunda Guerra, inventados por una imagen afortunada, que vivirán una vida entera en el empeño inútil de deshacerse del pasado. Nada tiene de raro: de eso, de heridas que jamás cierran, se tratan las películas de Eastwood.

Resulta insólito, eso sí, que su siguiente largometraje, Letters From Iwo Jima, vaya a ser presentada tan sólo seis semanas después. Y más aun que cuente el mismo suceso de guerra, aquel combate definitivo para el ejército estadounidense, desde el punto de vista del ejército enemigo: la solemne guardia japonesa comandada por el teniente general Tadamichi Kuribayashi.

Flags of Our Fathers, el bestseller, fue publicado en mayo de 2000. Apenas cerró el libro, unas semanas más tarde, el conmovido Clint Eastwood quiso comprar los derechos para convertirlo en una película, pero, cuando se acercó a sus dos autores, James Bradley y Ron Powers, se enteró de que el poderoso Steven Spielberg no sólo los había comprado ya hacía varias semanas, sino que de inmediato le había encargado al profesionalísimo William Broyles Jr.

una primera versión del guión cinematográfico. Eastwood, derrotado, alcanzó a trabajar en revisiones del pasado como Deuda de sangre, Río místico y Golpes del destino, antes de que el propio Spielberg, en una fiesta tras los premios Óscar del 29 de febrero de 2004, le hiciera la sorpresiva propuesta de encargarse de la dirección del largometraje. Al día siguiente, Paul Haggis, el adaptador de Golpes del destino, fue contratado para darle forma al último de los cuatro borradores de Flags of Our Fathers que el guionista Broyles había redactado durante los tres años pasados. La versión final estuvo lista a finales de ese mismo 2004.

Era la historia de los seis soldados que se prepararon para combatir en Iwo Jima, y que, tras vivir los horrores en la isla, tuvieron que responder toda la vida, ante sus hijos, ante los inocentes que jamás volvieron a sus casas, por la emblemática fotografía que les tomó un tal Joe Rosenthal el viernes 23 de febrero de 1945.

Eastwood quiso contratar, en un principio, a actores que tuvieran las mismas edades de los personajes reales: gente con cara de niño entre los dieciocho y los veintidós años. Pronto se dio cuenta de que no iba a ser tan fácil. Y prefirió jugársela por treintañeros con rostros jóvenes como Adam Beach, Jesse Bradford, Joseph Cross, Ryan Phillippe, Barry Pepper y Benjamin Walker. La filmación de Flags of Our Fathers se llevó a cabo en Islandia, Washington y Chicago desde agosto de 2005. Meses después, cuando el cineasta envió a un asistente a buscar locaciones en la isla de Iwo Jima, un rumor de meses se convirtió en una extraordinaria noticia oficial: emocionado por las cartas de despedida que alcanzó a escribir el general Kuribayashi, comandante del ejército japonés, Eastwood había tomado la decisión de filmar de inmediato una segunda película que contara la tragedia desde el punto de vista japonés. “Quería mostrar ambos lados”, dijo el guionista Haggis al New York Times. “Mostrar cómo estos niños de estos dos países, apenas mayores de edad, se ven obligados a tomar decisiones horrendas que los acompañarán para siempre”.

La segunda producción, Letters From Iwo Jima, fue filmada casi por completo en el sur de California. En abril de este 2006, sin embargo, el discreto equipo técnico de Eastwood viajó al lugar de los hechos para completar ciertas escenas fundamentales del relato. El cineasta se negaba rotundamente a falsear lo sucedido. Quería entregarle al público una mirada desadornada de lo que en verdad sucede en el campo de batalla: una lluvia imborrable de miembros, intestinos y cabezas. “Aquellos que perdieron la vida en la guerra, de los dos bandos, merecen todo el honor y el respeto”, declaró Eastwood hace unas semanas en una carta publicada en diarios japoneses. “Estas dos películas son mi homenaje a sus luchas. A través de estas dos producciones, que cuentan la historia de Iwo Jima desde los puntos de vista estadounidense y japonés, aspiro a que los espectadores tengan la posibilidad de conocer una nueva perspectiva de aquella era que ha dejado una profunda impresión en la gente de los dos países”.

Flags of Our Fathers y Letters from Iwo Jima son, desde ya, las máximas favoritas para los premios Óscar del próximo año. Warner Bros. Pictures y  DreamWorks Pictures, los estudios involucrados, que consiguieron filmar las dos producciones por un poco menos de cien millones de dólares (un presupuesto modesto en términos de Hollywood), han anunciado que la primera será estrenada el 20 de octubre que viene y la segunda, si todo sale bien, a mediados de diciembre. Están seguros de que Eastwood logrará decir, a sus 73 años, lo que sólo puede decir un artista con su autoridad: que no existen personajes secundarios.