Anne Enright

El palo combativo del Booker

Nadie esperaba que esta irlandesa ganara la reciente edición del premio más prestigioso en el Reino Unido. Pero lo ganó, con una historia familiar y perturbadora.

Felipe Cala Buendía
22 de enero de 2008

Aunque su relación con la escritura se remonta a su vigésimo primer cumpleaños –cuando recibió su primera máquina de escribir–, se puede decir que, para Anne Enright, su carrera como novelista comenzó con una crisis nerviosa. A comienzos de la década del noventa, Enright trabajaba como productora y directora en una cadena irlandesa de televisión pública. “Salíamos al aire tres veces por semana”, cuenta. “Bebíamos como locos. Era inevitable que algo así sucediera en algún momento”.
Desde entonces, Enright es escritora de tiempo completo y ha publicado cuatro novelas: The Wig My Father Wore (1995), What Are You Like? (2000), The Pleasure of Eliza Lynch (2002), y The Gathering (2007); y una colección de cuentos: The Portable Virgin (1991). Hoy en día, aquellas épocas de montaña rusa adquieren una nueva dimensión: “Tener un colapso nervioso en la tele es como tomarse una taza de té”. Y agrega: “Algo se hizo evidente: necesitaba escribir”.
Nacida en 1962 en un suburbio de Dublín, esta irlandesa de ojos expresivos –como casi todas las irlandesas– estudió en el Trinity College de esta ciudad, en donde obtuvo un título en Literatura inglesa y Filosofía. Posteriormente, realizó una maestría en Escritura creativa en la Universidad de East Anglia –la misma de W. G. Sebald–, donde estuvo bajo la tutela de los consagrados Angela Carter y Malcom Bradbury.

El palo
del Man Booker Prize
El pasado 16 de octubre, la vida de Enright dio un nuevo vuelco al recibir el célebre Man Booker Prize, por su más reciente obra. Este es el premio literario más prestigioso del Reino Unido, entregado anualmente a una novela escrita por un autor de este país, de Irlanda o del Commonwealth. Pero más allá del jugoso cheque que lo acompaña, por un valor de cincuenta mil libras esterlinas, el Booker trae consigo la promesa de un incremento en las ventas y la visibilidad. Con todos los compromisos que esto entraña –giras, entrevistas y besamanos de todo tipo–, la irlandesa no se equivoca al afirmar: “Mi vida ya no me pertenece”.
Enright es lo que los ingleses llaman un underdog, un palo –como decimos los colombianos para referirnos a reinados de belleza y nombramientos ministeriales–. En efecto, la noche de la entrega, el jurado (conformado por celebridades del cine y la literatura) sorprendió a los críticos al conceder el premio a esta desconocida escritora. Contra todos los pronósticos, que lo calificaban como una carrera de dos caballos, Enright derrotó a los grandes favoritos: el archifamoso inglés Ian McEwan, con On Chesil Beach, y a otro desconocido, el neozelandés Lloyd Jones, con Mister Pip. Todas las apuestas se fueron al piso, y por quinta vez consecutiva los resultados desafiaron cualquier expectativa.
Escrita en un lenguaje implacable e impactante, The Gathering fue descrita por el jurado como “un libro poderoso, incomodo y, en ocasiones, furioso”. Ambientada en la década del noventa, cuando los crímenes sexuales ocupaban la atención de la opinión pública irlandesa, la novela es una sombría introspección a las intimidades de una familia disfuncional. Todo comienza cuando Liam, uno de los doce hermanos, decide suicidarse en las playas de Brighton. Con la familia reunida para el entierro en la casa paterna, Verónica, la narradora, emprende una descarnada pesquisa por las causas que impulsaron el suicidio de su hermano favorito, solo para descubrir que este había sido abusado sexualmente por un conocido de la familia. La escena, narrada sin asomo de zalamería, es sin duda lo mejor de la novela.
En una entrevista para la BBC, Enright, desprovista de cualquier preocupación por el mercadeo, afirmó: “Cuando la gente escoge un libro, busca algo que la anime. En este caso, en realidad no deberían escoger mi libro. Es el equivalente intelectual de un melodrama de Hollywood”. Ante esta perspectiva, quién sabe si el libro logre convertirse en un best seller.

En el ojo del huracán
Los efectos del Booker no se hicieron esperar y, más allá de un incremento en las ventas, Enright fue sometida súbitamente al escrutinio público. Un par de semanas antes de ganar el premio, Enright se fue lanza en ristre en contra de Kate y Ferry McCann, los padres de la pequeña Madeleine, desaparecida en Portugal durante la primavera de 2007. En un artículo publicado en el London Review of Books, en el cual trata de desenmarañar sus sentimientos frente a los McCann –una mezcla de voyeurismo, disgusto y lástima–, afirma: “Claro que fueron ellos. Tiene más sentido que haber dejado a su hija durmiendo sola”. Y tras convertirse en una especie de detective, examinando la evidencia y cuestionando las decisiones de los padres de la niña, concluye: “El trayecto del malestar y el rumor al asesinato no me tomó ni un segundo”.
El incidente, que hubiera podido pasar desapercibido si no fuera por el premio, generó un gran revuelo en los medios de comunicación. “Sus editores tendrían que haber puesto de inmediato una gran bolsa de papel sobre su cabeza”, escribió Janet Street-Porter, en The Independent. “Hago un llamado para que nadie compre el libro de Enright, hasta que no se disculpe por esta calumnia”. Sin embargo, y a pesar del descalabro en términos de relaciones públicas, es claro que el artículo de Enright no es más que otra pieza del rompecabezas de su escritura: una sutil e inabarcable exploración de sentimientos complejos que incluso llegan a ser contradictorios.
Al encarnar una modernidad chocante en un contexto tan tradicional como el irlandés, esta escritora está acostumbrada a nadar contra la corriente: “Irlanda tiene una idea muy fuerte sobre sí misma y no incluye necesariamente a alguien como yo. Hay nostalgia por una Irlanda católica, y yo no soy especialmente católica; una Irlanda que es a menudo rural, y yo soy urbana”.