Especiales Semana

Aseguradoras en riesgo

El sector estuvo casi estático en 2004, en medio de una dura competencia que ha forzado a bajar los precios de las pólizas.

24 de abril de 2005

Las compañías aseguradoras estuvieron en 2004 al borde del peligro. La batalla de tarifas que arrancó en 2003 entró el año pasado en pleno calor. Los precios de los seguros cayeron alrededor de 15 por ciento en el último año y eso se vio reflejado en los resultados de las compañías, que comienzan a mostrar síntomas preocupantes de anemia.

La producción de primas emitidas arrojó en 2004 un crecimiento del 6,1 por ciento, una cifra apenas por encima de la inflación y que los expertos caracterizan como estática. En 2003 ese dato rondó el 9,5 por ciento. En el sector de seguros generales, el frenazo fue todavía más duro al registrar sólo una tímida subida del 3,5 por ciento. Los seguros de vida salieron mejor parados al obtener un crecimiento de casi 10 por ciento.

Se trata de una buena cifra si se compara con el 7 por ciento que se alcanzó en 2003, pero aún así no consigue maquillar las heridas que está dejando la guerra de tarifas.

Las hostilidades dentro del sector para ganarse más clientes arrastró los buenos datos que venía obteniendo después de superada la crisis económica de finales de los 90. La pelea de tarifas marcó un definitivo cambio de ciclo. Después de varios años consecutivos de estrategias recatadas y tarifas más bien altas, el retorno a las utilidades que comenzó en 2002 sedujo a varias aseguradoras para que trataran de vencer a sus rivales ofreciendo mejores tarifas. El resultado ha sido que las empresas han aflojado demasiado los precios.

Los índices de siniestralidad aumentaron alrededor de 6 por ciento durante el año para las aseguradoras generales. Cuando esa cifra es mayor al ritmo de crecimiento de la producción de primas, los aseguradores empiezan a preocuparse. Los resultados técnicos, que miden los ingresos a través del negocio central de asegurar, fueron de cal y de arena. Las compañías de seguros generales salieron relativamente ilesas al crecer cerca de 6 por ciento, mientras las de seguros de vida cayeron por segundo año consecutivo.

Las utilidades, por su parte, escalaron 20 por ciento para las empresas de seguros de vida. En cambio, las de seguros generales vieron retroceder sus ganancias 1,7 por ciento. La depreciación del dólar tiene buena parte de la culpa, ya que las aseguradoras generales tienen una gran parte de sus inversiones en bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Es probable que estos resultados lleven a las empresas aseguradoras a firmar la paz, o por lo menos una tregua. No se pueden dar el lujo de seguir enfrascadas por mucho más tiempo en una batalla de tarifas como la que vienen aguantando desde mediados de 2003.

Después de abrir demasiado sus puertas y de reducir excesivamente sus tarifas, las aseguradoras comienzan a pensar nuevos mecanismos para luchar en el mercado. Reducir costos administrativos y mejorar la política de medición y gestión de riesgo son algunas de las armas que tienen a la mano para seguir combatiendo sin dejar maltrechas sus arcas.

En cierto modo, la lucha en el terreno de las tarifas desembocó en un estancamiento en el sector. No fue un año de crecimiento como el que se venía observando desde que finalizó la crisis y tampoco fue uno de pérdidas excesivas. Pero sí sonó la alarma para cambiar de estrategia.

En las páginas siguientes, SEMANA presenta la clasificación de las principales compañías aseguradoras del país, ordenadas por nivel de primas emitidas al cierre de 2004 y divididas en dos grupos: seguros generales y de vida.