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BAJO LA LUPA

Sin lugar a dudas el desfie en vestido de baño inclinó la balanza de favoritismo. En su primera presentación las candidatas jugaron sus cartas. Quiénes ganaron, quiénes perdieron.

11 de diciembre de 1995

LA MODA DEL vestido de baño entró en el año 2000, y lo hizo por la puerta grande. La cita fue en el Centro de Convenciones de Cartagena. Allí nació una nueva línea que marcará la pauta en este segmento de la moda. Catalina Sport desapareció para darle vida a Armonía, un concepto que encierra modernidad, elegancia y estética. Las invitadas para este lanzamiento fueron las candidatas que este año participaron por el título de Señorita Colombia, y de paso dejaron al descubierto las cartas que tenía cada una de ellas para alcanzar el cetro y la corona.
Armonía botó la casa por la ventana. No era para menos. La presentación de sus nuevos diseños estuvo presidida por un descrestante juego de luces láser que formaban figuras geométricas y con música de fondo se anunciaba que el año 2000 estaba muy cerca. Pero antes de desembocar en un nuevo siglo, un audiovisual recorrió la historia del vestido de baño y dejó al descubierto que en el mundo no ha habido una prenda que más ampolla y polémica haya causado. Muchas de las candidatas que han participado en los 41 años de reinado fueron protagonistas de esos escándalos de la época cuando se negaron a mostrar su cuerpo en vestido de baño. Algunas llegaron a pedir que la curia se pronunciara, mientras otras decidieron protestar de una manera más original: salieron a cumplir con el compromiso del desfile pero sus piernas y cuerpo fueron cubiertos con largas mantas que sólo dejaban al descubierto los lánguidos tobillos.
Del recuerdo se pasó de un tajo al presente. Y para modelar los nuevos diseños, que serán el furor de la temporada de vacaciones de fin de año, las invitadas a este evento fueron las 20 candidatas que asistieron a una edición más del reinado. Una a una desfilaron por una pequeña pasarela. El jurado que las calificó no pudo ser más exigente. Doscientos periodistas estuvieron atentos a cada uno de los pasos que dieron las participantes. A la gran mayoria de ellas los nervios las traicionaron, pero no era para menos, pues parte del favoritismo para ganar el título podía acabarse como por encanto. Al final hubo ganadoras y perdedoras, y un pequeño grupo quedó en la mitad con la opción de repuntar o definitivamente perder terreno en la recta final.

¿Quiénes ganaron?
Este año las cosas fueron bien diferentes. A Cartagena llegó un grupo de candidatas en el cual el favoritismo no se inclinaba en especial por ninguna de ellas. Nadie se atrevió a vaticinar cuál seria la ganadora, como había ocurrido en otros años, en especial cuando arribó al Corralito de Piedra Paula Andrea Betancourt, quien de entrada alcanzó el puntaje suficiente para ganarse punta a punta la corona.
En la edición de 1995 fue necesario buscar con lupa quién o quiénes estaban más cerca del triunfo final. Pero el primer desfile en vestido de baño dejó a más de uno desconcertado. Si bien las directivas del concurso hicieron un gran esfuerzo para que las participantes de este año estuvieran a la altura que merece el reinado, la belleza se quedó en casa.
Sin lograr alcanzar un gran favoritismo, el desfile en vestido de baño dejó en la balanza a un grupo de cinco candidatas con la mejor opción para el título. El puntaje más alto lo logró la representante de Bolívar, María Fernanda Villamarín. Esta diseñadora de modas, con apenas 22 años, logró convencer al gran jurado por su armonía y gran dominio de pasarela. Muy cerca de la bolivarense se ubicó Sucre, Erika Margarita Pérez. Con 1,84 de estatura se convirtió en la más alta de las concursantes. En su tiempo libre juega baloncesto y tan solo le falta un semestre para convertirse en administradora de empresas.
En el grupo de las favoritas logró entrar Quindío, Maria del Socorro Patiño, también a un semestre de finalizar su carrera como ingeniera industrial. Fue considerada por los expertos en belleza como poseedora de uno de los mejores cuerpos del certamen. Le siguió la representante de Meta, Lina Maria Gaviria, otra basquetbolista que a sus 20 años sueña con lograr una beca en Estados Unidos para practicar este deporte profesionalmente.
Norte de Santander, Claudia Inés Mendoza, también mostró en vestido de baño que tenía con qué alcanzar el título. Ella fue una de las candidatas más entrevistadas, pues su relación con Franz Serrano, hijo del director de la Policía Nacional, estuvo de boca en boca.
Pero así como este pequeño grupo logró salir con un alto puntaje, también hubo otro que perdió valiosos puntos. Las dos damnificadas en el primer desfile en vestido de baño fueron las representantes de Cundinamarca, Lina María Chedraui, para muchos el rostro más angelical del concurso; modelo profesional, con un dominio excelente de pasarela, pero que infortunadamente las piernas delgadas y el poco 'derrier' acabaron con sus aspiraciones para la corona. La otra damnificada fue la representante de Atlántico, Claudia Eusse Jiménez. Ella fue sometida a un intenso trabajo corporal que le dejó demasiados moretones y mucha flacidez.
En el grupo de las que se mantuvieron con vida para la recta final sobresalió la candidata de Tolima, Liliana Urriago, quien llegó a La Heroica sin mucho aspaviento y que con los días comenzó a ganar puntos y favoritismo. Los asistentes al lanzamiento de la nueva linea de Armonía se quedaron sin ver a dos de las candidatas, que por problemas de salud estuvieron ausentes. Ellas fueron las representantes de Bogotá, Paula Morales, y de Caldas, Alejandra Sanint.
Al finalizar la velada fueron más las caras largas que las alegres. Sin embargo todavía había tiempo para recuperar terreno, pues la hora de la verdad fue cinco días después cuando de nuevo las candidatas desfilaron en vestido de baño, pero esta vez frente al jurado calificador, el cual tuvo la última palabra.-