Especiales Semana

BOGOTA

5 de septiembre de 1994



VIA LIBRE
La ciudad contará con una zona franca privada que funcionará en un área de 92 hectáreas y ubicada a tan solo cinco minutos del aeropuerto Eldorado.

LA IDEA DE IMPORtar y exportar sin ningún tipo de restricción ni de impuesto es la definición esencial de cualquier zona franca del mundo y será, próximamente, la misma que cobijará a la primera zona franca privada que tendrá la ciudad capital.

Para que un proyecto como este, que empieza a construirse en el mes de septiembre, se hiciera realidad tuvo que sobrevivir a un viacrucis que comenzó en 1991. El entonces ministro de Desarrollo y hoy presidente de la República, Ernesto Samper, y en virtud de las facultades que le dio el Congreso, expidió un decreto ley que posibilitó la intervención del sector privado. Esto, según Enrique Peñalosa, presidente de la Zona Franca de Bogotá, abrió la tumba de las nueve zonas francas ya existentes en el país y que actualmente se encuentran en proceso de liquidación.

La nueva ley le dio vía libre a los inversionistas y una serie de ventajas. Por ejemplo: poder comprar su propiotlote o bodega -sin tener que pagar arriendo al Estado- y manejar su cuota libre de exportación y no tener ningún tipo de obligación burocrática en su organización, la que antes iba de cuenta del político de la región.

PUNTO ESTRATEGICO

¿Cuáles fueron las razones que le facilitaron a Bogotà ser una de las elegidas para estrenar zona franca moderna y eficiente? Según Enrique Peñalosa Camargo, presidente de este proyecto, el 60 por ciento de la producción nacional se hace en Bogotá, lo que la convierte en el epicentro del movimiento económico e industrial de Colombia. Las vías de acceso a esta ciudad por carretera y sobre todo por vía aérea son ideales, ya que a ella ingresan diariamente vuelos provenientes de aerolíneas de todo el mundo. Cualquier intento de exportación es más que viable partiendo de o llegando a Bogotá. Todo esto sin contar que la mayor parte de mano de obra especializada y de alto nivel se encuentra y se produce en la capital.

Una vez analizadas estas condiciones, que son esenciales para el óptimo desarrollo de un proyecto como este, se estudió el siguiente paso: La consecución del lote. Este empezó a buscarse hace tres años, una vez aprobada la ley reglamentaria que exigía un mínimo de 20 hectáreas no construidas. Se analizaron 30 sitios y finalmente se eligió una zona de 92 hectáreas, ubicada en Fontibón a dos kilómetros del aeropuerto internacional Eldorado. Ventaja aérea que no difiere con la terrestre, ya que la vía principal de acceso es la Carretera Central de Occidente, que conduce a Ecuador, Venezuela y a las dos costas colombianas. Eso sin contar con la línea férrea que comunica con los principales puertos maritimos del país y que se encuentra a sólo 800 metros.

CINCO ESTRELLAS

Con las vías de acceso aseguradas y la necesidad urgente de un proyecto como este en el centro del país los inversionistas no han dudado un solo instante en financiarlo. Hasta ahora los cálculos son de 25.000 millones de pesos, que serán invertidos totalmente en obras de urbanismo, concebidas para darle a este sector la apariencia y funcionalidad de un parque industrial de cinco estrellas. Lo que garantizará que, a medida que el proyecto se desarrolle, se pueda contar con más de 50 servicios comunales entre ellos puerto seco de contenedores, club de ejecutivos, centro de convenciones, centro de exhibiciòn permanente de los productos de la zona, hotel, asesoría empresarial y de comercio internacional, cocina industrial, bolsa de empleo y servicios públicos en bloque, entre muchos otros. El proyecto generará, si los cálculos no fallan, entre 30.000 y 40.000 empleos en un período mínimo de cinco años.

INDUSTRIALIZACION ECOLOGICA

Este megaproyecto ocasionará una serie de cambios que van a afectar a la comunidad ubicada en el perimetro de la zona franca. Por eso los diseñadores de la obra han tenido en cuenta la parte ecológica.

Para ello, el proyecto ha basado sus tesis de modernización y vanguardia en la conciliación con el hábitat circundante. Es así como de los 964.000 metros cuadrados destinados para iniciar la construcción de la zona franca privada, 250.000 serán destinados a zonas verdes, áreas deportivas y la construcción de un parque metropolitano con más de 25.000 árboles. Sólo el embellecimiento del área tendrá un costo de 700 millones de pesos. Además, y por primera vez, el sector industrial va a desarrollar una planta de tratamiento de aguas negras que garantizará que el líquido que se devuelva al río Bogotá tenga un 98 por ciento de pureza.

Estas condiciones junto con códigos ambientales mínimos fijados previamente y que deberán cumplir absolutamente todas las empresas que quieran construir sus fábricas en esa zona, aseguran que la calidad del ecosistema que se encuentre en esta área no se vea afectada y la población tenga que enfrentar problemas de salud.

Actualmente hay tres zonas francas más que se encuentran en proceso de construcción en las ciudades de Cali, Cartagena y Rionegro (Antioquia), que es la más adelantada de todas, y cuyas primeras bodegas se entregarán en octubre o noviembre de este año.

Más que una zona industrial importante, la llamada zona franca privada industrial de bienes y servicios de Bogotá está destinada a solucionar uno de los problemas más graves que en la actualidad sufre la ciudad como es la carencia de un lugar donde se almacenen los productos que llegan por tierra y aire y que en los últimos dos años se han multiplicado a raíz de la apertura económica.