BRASIL AL ESPACIO
Con la puesta en órbita del "Brasilsat I", ese país se coloca a las puertas de la autonomía en telecomunicaciones
El 30 de junio de 1982 se inició una nueva era en el Brasil.
Aquel día la Empresa Brasileña de Telecomunicaciones "Embratel" y la firma canadiense Spar Aerospace Limited firmaron un contrato que le daba nacimiento al SBTS, Sistema Brasileño de Telecomunicaciones por Satélite. Dentro de este programa se incluia la fabricación y lanzamiento de dos satélites de telecomunicaciones, la instalación de los equipos necesarios para controlar desde tierra la posición de los dos satélites y transferencia de tecnología.
El pasado 8 de febrero fue puesto en orbita el "Brasilsalt I" por un cohete Arianne lanzado desde la base de Kouru, en la Guayana Francesa.
Brasil es el primer país de América Latina que coloca su bandera en el espacio. Y cuando el Brasilsat II sea lanzado al espacio el próximo mes de agosto, Brasil logrará una total autonomía en materia de telecomunicaciones. Esto significa que no tendrá que gastar 20 millones de dólares al año por concepto del alquiler del Intelsat, que mejorará su red interna de telecomunicaciones y que podrá desarrollar programas de educación por televisión en las regiones más apartadas del país. Fuera de eso, un buen número de ingenieros y técnicos brasileños serán los encargados de operar los equipos en tierra. A partir de 1985 los 8 millones y medio de kilómetros cuadrados de su territorio, las inclemencias del tiempo y las calamidades naturales dejarán de ser obstáculos insalvables para comunicar los grandes centros urbanos del litoral con las zonas apartadas del interior.
El proyecto SBTS le costó al Brasil 200 millones de dólares. A pesar de las dificultades económicas que atraviesa el país, su gobierno no dudó en invertir esta suma de dinero en el programa Brasilsat, única posibilidad que le quedaba para solucionar sus problemas de comunicaciones.
LA EXPERIENCIA CANADIENSE AL SERVICIO DEL BRASIL
Brasil y Canadá son dos, países muy diferentes entre sí. Sin embargo tienen dos características comunes.
Su gran tamaño y la distribución desigual de su población. El 80% de los 130 millones de brasileños viven en una franja de 500 kilómetros a través de la costa del Atlántico. Lo mismo ocurre en Canadá, donde prácticamente toda la población vive recostada en una estrecha faja de territorio a lo largo de la frontera con los Estados Unidos. Ambos países tienen problemas similares en materia de telecomunicaciones y Brasil, al escoger la proposición canadiense, aplicará soluciones provenientes de un país que lleva más de 20 años en el espacio.
Canadá fue el tercer país, después de la Unión Soviética y los Estados Unidos, en colocar un satélite artificial en el espacio. Sus primeros proyectos datan de 1962, cuando la sonda experimental Alouette I fue lanzada por la NASA. Los satélites Alouette e ISIS tenían por objeto estudiar la ionosfera. Esta capa de la atmósfera, vital para las telecomunicaciones sufre grandes alteraciones en las regiones cercanas al polo, creando fenómenos como la aurora boreal. Los descubrimientos aportados por los satélites Alouette e ISIS (aún en funcionamiento) permitieron en 1969 la creación de Telesat Canadá, la primera empresa del mundo en prestar servicios domésticos de telecomunicaciones por satélite. Entre 1972 y 1975 fueron lanzados los primeros satélites comerciales del Canadá, de la serie Anik (hermano en idioma esquimal).
Mientras los Anik A comenzaban a mejorar las telecomunicaciones internas del Canadá, fue preparado el satélite experimental Hermes, en un programa conjunto con los Estados Unidos. Este es el satélite más potente de comunicaciones no militar lanzado al espacio. Las innovaciones técnicas resultaron un éxito y permitieron reorientar la política de Telesat Canadá. A partir de Hermes, los nuevos satélites de las series Anik B, C y D aumentaron los servicios de Telesat Canadá, permitiendo que pequeñas antenas receptoras de bajo costo recibieran la señal. Esto permitió llevar a las regiones remotas educación a distancia, telemedicina e incluso le ha permitido a ciertas comunidades esquimales e indígenas producir sus propios programas de televisión en sus lenguas nativas.
Esta experiencia del Canadá le resultará muy útil al Brasil, que posee comunidades aisladas en el Amazonas donde los sistemas tradicionales de educación son inoperantes. En cuanto a la telemedicina, este sistema permite que un médico de Río de Janeiro pueda ponerse en contacto con una comunidad aislada y resolver alguna emergencia.
LA INFRAESTRUCTURA DEL BRASIL EN TELECOMUNICACIONES
Brasil es un país preparado para entrar en la era de las telecomunicaciones domésticas por satélite. En 1975 ya contaba con tres estaciones receptoras y transmisoras encargadas del tráfico doméstico de telecomunicaciones vía Intelsat. En 1983 el número de estaciones ya era de 21. Al entrar en servicio los satélites Brasilsat, el número de centros aumentará y comenzarán a aparecer a lo largo del territorio estaciones para uso de comunidades pequeñas. La estación terrestre de control, instalada en Guaratiba (Río de Janeiro), fue diseñada y construída por la firma SED.
El equipo suministrado por esta compañía de Saskatoon incluye el centro de control del satélite, un sistema computarizado que permite controlar y operar los satélites; una estación terrestre de telemetría, seguimiento y comando, que incluye una antena de 14.2 metros de diámetro para guiar los satélites, otra de 16.5 metros de diámetro para comunicaciones y los subsistemas de transmisión y recepción; por último un centro de control de comunicaciones, que permite controlar la eficiencia del satélite por medio de un sistema computarizado. A esta infraestructura debe agregarse el personal que desde 1982 ha sido entrenado en Canadá y Brasil por los técnicos de Spar, SED y las otras firmas asociadas.
Cada satélite tiene una capacidad de 24 canales y una vida útil de 8 años. Además de Spar y SED, participan la Hughes Aircraft, compañía norteamericana que provee los motores del satélite y Telesat Canadá, que apoyará las maniobras de lanzamiento y sostenimiento del satélite en su órbita. La nueva infraestructura del Brasil, ademas de colocarlo a la vanguardia en América Latina, le permitirá en un futuro alquilar sus propios satelites a los países vecinos. El cubrimiento de Brasilsat incluye regiones fronterizas de otras naciones. En Colombia, amplias zonas de la Amazonía están dentro del área de cubrimiento del Brasilsat. Esto significa que basta colocar una antena para recibir la señal proveniente del Brasil.
Si se tiene en cuenta el sentido nacionalista que llevarán los programas de televisión a las fronteras, es muy probable que la influencia brasileño se acentue aún más en la zona de Leticia y en otras regiones de Colombia donde entrará la señal directamente transmitida por el satélite o retransmitida por alguna estacion receptora de alta potencia.
COLOMBIA Y EL SATELITE
Indonesia y Brasil son dos naciones del Tercer Mundo que ya cuentan con satélites domésticos de telecomunicaciones. Ambos poseen un segmento de la órbita geoestacionaria, un lugar en el espacio situado a 36.000 kilómetros sobre el ecuador, en el que los satélites giran a la misma velocidad que la rotación de la Tierra, lo que los mantiene en una posición aparentemente fija. Colombia es uno de los pocos países del mundo situados sobre el ecuador y se ha discutido en más de una ocasión sobre la soberanía de la órbita geoestacionaria. Hasta el momento ha sido imposible reglamentar el uso de esta órbita. Sin embargo, cada día son colocados mas satélites en ella, muchos de.ellos de uso militar.
Colombia pensó en alguna época desarrollar su propio programa, el Satcol, y ahora participa en un proyecto que reúne a los paises del Pacto Andino. De llevarse a cabo, Colombia pondrá su bandera en la órbita geoestacionaria y entrará en la era espacial.
Sin embargo, el tema del satélite y de la soberanía espacial debe ser enfocado con un carácter técnico más que político. Por un lado, Colombia se beneficiaria si logra implementar un sistema de telecomunicaciones doméstico por satélite. El obstáculo que en Brasil y Canadá se llama distancia, tiene en Colombia el nombre de relieve. Las tres cordilleras han sido desde siempre el gran reto de las comunicaciones en Colombia y-hasta ahora ningún sistema convencional de microondas ha podido vencer las dificultades que plantean las altas montañas y el mal tiempo, hasta tal punto que por lo general es más fácil comunicarse con cualquier ciudad del exterior que con buena parte de las poblaciones menores del país. El satélite podría apoyar los programas de educación a distancia y permitiría llevar las señales de televisión a todo el país sin los inconvenientes que causan los daños en las estaciones repetidoras. Si el satélite se comparte con otros países del área se bajan los costos para Colombia, lo que es una ventaja adicional.
Sin embargo, el tema de la soberanía no se soluciona colocando un satélite. Hasta el momento, los satélites de telecomunicaciones envían una señal que debe ser bajada por una antena de gran tamaño. Pero en los próximos cinco años serán lanzados los primeros satélites de difusión directa.
Estos satélites, resultado de la experiencia lograda con el Hermes, son mucho más potentes que los convencionales y su señal puede ser captada por una pequeña antena conectada directamente al receptor. En cada hogar entrarán las ondas de satélites extranjeros sin que el gobierno pueda hacer nada para controlarlas. En aquel momento el problema de la soberanía nacional no será el segmento de la órbita geoestacionaria sino las señales que lleguen al país sin ningún control.
El ejemplo brasileño deberá ser tenido en cuenta por otras naciones de América Latina. El gran esfuerzo realizado por el gran pais suramericano será una referencia válida para naciones como Colombia que deben solucionar sus problemas internos de telecomunicaciones. -