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CIRUGIA PRENATAL

Historia del feto que volvió a su madre después de ser operado, conmueve el mundo de la medicina

10 de noviembre de 1986

Mitchell jamás hubiera podido nacer. Un defecto congénito en el aparato urillario lo había condenado a morir en el útero de su madre de 32 años, aun antes de venir al mundo. Hoy tiene un año y aunque muy posiblemente algún día necesite un trasplante de riñón, Mitchell vive normalmente con su familia en Tejas, EE. UU., gracias a los adelantos de la cirugía fetal.

A las 23 semanas de haber sido concebido, cuando aún no era siquiera un bebé, Mitchell fue extraido del útero de su madre y sometido a una intervención quirúrgica en la cual cirujanos de la Universidad de California destaponaron su tracto urinario y lo volvieron a colocar en el vientre materno. Su caso es el tercero en ser tratado con este tipo de cirugía experimental, desde 1982. Pero él es hasta ahora el único sobreviviente.

"Ha tomado años de trabajo y desarrollo el lograr hacerlo con un alto nivel de seguridad", explicó el doctor Michael R. Harrison, cirujano pediátrico y jefe del equipo médico que realizó la operación. El caso será llevado este mes como ejemplo a la reunión de la Academia Americana de Pediatría en Washington.

Los cirujanos abrieron el útero de la madre y colocaron el feto de tal manera que la parte inferior de su cuerpo quedara por fuera. Cosieron una parte de la vejiga al abdomen, de modo que la orina pudiera salir sin pasar por el canal obstruido, y retornaron el feto al útero materno después de tres minutos de operación.
Mitchell nació normalmente por cesárea en un hospital de Tejas, cerca a la casa de sus padres, nueve semanas más tarde.

"Los médicos nos advirtieron una y otra vez que pensáramos bien nuestra decisión", afirmó el padre, quien pidió no ser identificado. La madre había sido advertida de los riesgos que corría al tener que pasar por dos cesáreas, tener que tomar una píldora diaria para prevenir contracciones después de la cirugía y, además, correr el peligro de un desgarre del útero en este y sus futuros embarazos. Aun así, los padres decidieron salvar la vida de Mitchell, su primer hijo.

El bebé, a pesar de haber nacido prematuro, pesó 6 libras y dos onzas, y en forma casi anónima, pasará a la historia como uno de los primeros grandes logros de la cirugía fetal, algo que con los bebés probeta y otros avances que hasta hace poco pertenecían a la ciencia ficción, son ejemplo vivo de lo que la ciencia ha logrado y puede lograr. --