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Colombia, de cara a sus niños

Los niños no son solo el futuro del país. Son el presente. Y mirar a la niñez colombiana es descubrir cómo se ve el país a sí mismo. En ellos está el reflejo de sus propios valores, de su autoestima, de su potencial.

21 de mayo de 2001

Son niños de todas las razas, de todos los acentos, de todas las creencias. Son ellos la mejor muestra de la diversidad y las contradicciones del país. Son 16 millones de pequeños colombianos que tratan de abrirse camino en medio de las adversidades de un país que sueña con la paz.

“La infancia es la época más dichosa y mejor de nuestra vida. Es imposible no amar los recuerdos que se guardan de ella”, escribió León Tolstoi. Y es precisamente en la niñez que el país encuentra uno de sus mayores desafíos: en la medida en que se cambie el entorno de los niños el país recuperará su orgullo, su confianza, toda la autoestima para mirar hacia el futuro. No importa que los desafíos sean grandes, hay que afrontarlos con los pies en la tierra.

Según la Unicef, en Colombia hay más de 6,5 millones de niños viviendo en absoluta pobreza. También aumenta el número de infantes desplazados o violentados que padecen el impacto sicológico de la guerra y la falta de oportunidades para realizarse como individuos. En la actualidad se estima que más de 3.000 de ellos están en las filas de los diferentes grupos armados al margen de la ley y un reporte de la Fundación País Libre señala que entre 1994 y 2000 fueron secuestrados más de 966. Sacarlos de la miseria y de la guerra son retos enormes. Y la celebración del Día del Niño el próximo 28 de abril es una buena excusa para reflexionar qué tanto han hecho los colombianos para superarlos.

Por ello, SEMANA ha preparado un Informe Especial que recoge los esfuerzos de varias personas e instituciones que están dedicadas a trabajar para mejorar la calidad de vida de los niños colombianos. En este empeño están el gobierno, la Corporación Día del Niño, que viene impulsando entre muchas ideas la de darles a los niños mejores lugares donde jugar y, la sociedad civil, que a través de organismos como la Fundación Dos Mundos, viene trabajando para ayudar sicológicamente a los pequeños que viven en zonas de conflicto.

Labores como estas inyectan una dosis de positivismo al país y demuestran que aunque los problemas son grandes, también lo son los esfuerzos por combatirlos. Porque los niños son presente, que demandan toda la atención de la sociedad colombiana y que exigen acciones de afecto antes que discursos. Porque cambiar la realidad de la infancia es empezar a cambiar la realidad del país.