Especiales Semana

COMO INVERTIR SU DINERO EN 1994

Para quienes tienen aversión al riesgo y piensan que la bonanza de la construcción ya no da más, pagar deudas viejas puede ser la mejor inversión del año.

21 de febrero de 1994

CUANDO SE COMPROBO EL AÑO PASADO LA magnitud del yacimiento de Cusiana, se dijo que una de las mejores opciones que tenía el país para utilizar la parte de los ingresos petroleros que no se podrían gastar internamente sin provocar una estampida inflacionaria era prepagar la deuda externa. Según los expertos, no tenía sentido colocar esa plata en papeles que no rindieran al menos lo necesario para cubrir las obligaciones externas.
El mismo razonamiento se están haciendo en este momento muchos inversionistas a nivel local. Dada la gran cantidad de plata que está circulando en el país -debido a lo que algunos expertos llaman una cusianización anticipada de la economía, en la que se mezcla un creciente influjo de capitales externos con un aumento sustancial del gasto público- y dada la falta de oportunidades rentables de inversión de bajo riesgo y la saturación de ciertos consumos -como el de automóviles-, pagar deudas parece una buena opción.
Hace apenas tres años las tasas de interés estaban disparadas y resultaba muy caro endeudarse. Pero no había de otra. No existía suficiente liquidez y no había muchas oportunidades de conseguir dinero prestado. Hoy, en cambio, hay un exceso de circulante y es muy difícil encontrar una inversión cuyo rendimiento se acerque a la mitad de lo que costaron esos créditos. Por eso, para quien tenga dinero disponible y cuentas pendientes a las tasas de hace tres años puede resultar un gran negocio deshacerse de sus deudas.
Lo anterior suponiendo, por supuesto, que se van a mantener las reglas del juego de la economía. Y por el momento no hay nada que permita pensar en lo contrario. Todas las declaraciones oficiales coinciden en que el manejo de la política económica se mantendrá dentro de los patrones aplicados en los últimos dos años, por sus excelentes resultados. La política antiinflacionaria no sufrirá mayores cambios, y no hay por ello razones para pensar en un aumento sustancial de las tasas de interés.
En términos prácticos, eso quiere decir que la inversión especulativa en el sector financiero tampoco tendrá cabida en este año. Si bien el control de la inflación permitirá que algunos papeles -oficiales y privados- ofrezcan un rendimiento real -a diferencia de lo que sucedió el año pasado- éste no será muy importante. De allí que la inversión en certificados de depósito a término y en títulos de participación sigan siendo una opción poco atractiva para los inversionistas. El problema es, al igual que el año pasado, que el abanico de opciones es bastante reducido.
Una que pinta bien, según los conocedores es la compra de tierra. Pero no de cualquier tierra. La presencia guerrillera y la violencia rural en general han hecho que los inversionistas fijen su atención en unos pocos sitios donde conservándose el entorno del campo reina todavía la tranquilidad. Es el caso de la sabana de Bogotá o de los alrededores de Villa de Leyva en Boyacá. Esta sin embargo es una opción restringida y que no deja de tener sus problemas y sus riesgos.
Otra que a pesar de su baja rentabilidad -a causa de los actuales niveles de devaluación y las tasas de interés vigentes en el exterior- sigue siendo atractiva por razones extraeconómicas es la inversión en dólares (ver artículo). Y ahí sí el abanico de opciones es bastante grande: desde la inversión en certificados a término o en cualquiera de los múltiples fondos accionarios que existen en el mundo hasta la compra de un apartamento en Manhattan donde los precios están por el suelo como consecuencia de una larga depresión en el mercado de la finca raíz.
Todo lo contrario de lo que pasa en Colombia donde la construcción -por metros efectivamente levantados- tuvo en 1993 su mejor año en lo que va del siglo y donde por segunda vez consecutiva la finca raíz fue el negocio más rentable del país (ver cuadro). Aunque la dinámica se mantiene la gran pregunta que se hacen los expertos es si la parte alta del ciclo de la construcción podrá durar un año más. Y a pesar de que hay razones para pensar que sí (ver artículo) los analistas del sector han empezado a mostrarse cautelosos.
Eso deja la compra de acciones como una de las alternativas más interesantes del mercado para el presente año. Después de un primer semestre bastante flojo las bolsas de valores del país tuvieron un gran repunte en la segunda mitad del año y las acciones alcanzaron precios muy atractivos. Todo parece indicar además que todavía les queda un margen de recuperación. Y si a eso se suman fenómenos como la creciente aprobación de fondos de capital extranjero de portafolio y la creación de los fondos de pensiones hay razones para pensar que 1994 puede ser el año de las acciones (ver artículo).