Especiales Semana

COMO INVERTIR SU DINERO EN EL 97

La emergencia económica y la posibilidad de una nueva descerdficación han aumentado la incertidumbre sobre la economia colombiana y han multiplicado los dilemas sobre las opciones de inversión.

24 de febrero de 1997


CUANDO EL PRESIDENTE SAMPER anunció en su discurso de fin de año que el trago amargo de la economía había quedado atrás y que 1997 sería el año de la recuperación, la mayoría de los colombianos le creyó. Al fin y al cabo, había serias razones para hacerlo: la baja de unos cuantos puntos de las tasas de interés, la inminente recuperación de la economía venezolana, la expansión del sector petrolero y el esperado repunte de la construcción, daban para pensar que en el nuevo año las cosas serian mejores. Con esas ideas en la cabeza muchos colombianos se entregaron a las fiestas de fin de año, sacando de cuando en cuando tiempo al descanso para planear cómo invertir sus ahorros en el año de la recuperación.
Pero en tan sólo tres semanas todo cambió. El baldado de agua fría de la emergencia económica y el temor de una nueva descertificación de Colombia por parte del gobierno de Estados Unidos, acrecentado por la reciente condena a los hermanos Rodríguez Orejuela, han transformado la esperanza en incertidumbre. Por estos días la madrugada sorprende a muchos analistas económicos en sus oficinas, en el proceso de recalcular sus proyecciones para 1997, mientras que los ciudadanos comunes y corrientes ven cómo las estrategias de inversión que planearon a fin de año se desvanecen como las cuentas de la lechera.
¿Se repetirá en 1997 el mediocre desempeño económico del año pasado? ¿Cómo invertir el dinero en un año que arranca en medio de la incertidumbre? ¡ Cuáles serán las mejores opciones financieras para los pequeños y grandes ahorradores? SEMANA consultó estos interrogantes con múltiples expertos del sector financiero e industrial, para tratar de plantear en este informe especial respuestas simples y concretas que sirvan de elementos de juicio para tomar las mejores decisiones de inversión en el año que comienza.

UN AÑO PARA OLVIDAR
En 1996 pocos ahorradores ganaron, muchos dieron y la mayoría vio cómo la inflación se tragaba los rendimientos de sus inversiones. Y es que en un año de desaceleración econ6mica, con un crecimiento industrial lamentable, una devaluación nula y una aceleraci6n en el crecimiento de los precios, las opciones rentables no fueron muchas. En el camino quedaron regados los que le apostaron a las acciones y las inversiones en dólares. Los que prefirieron la finca raíz o decidieron dejar la plata en la cuenta de ahorros no hicieron nada. Los ganadores aunque en pequeña magnitud, fueron los que optaron por los papeles de renta fija, bien fueran públicos o privados.
Los mótivos de este desempeño están asociados a la evolución econimica y política del país el año anterior. Los resultados negativos que a lo largo del año se fueron presentando en el frente inflacionario, sumados al temor de una fuga masiva de capitales generada por la crisis política, llevaron a la Junta Directiva del Banco de la República a mantener una política monetaria caracterizada por la austeridad. Como resultado de esta situación, las tasas de interés de captación se mantuvieron en ni veles que superaron el 30 por ciento durante buena parte del año, lo que, sumado a la incertidumbre política, marcó de manera definitiva la rentabilidad relativa de las distintas opciones de inversion.
Los efectos de esas circunstan cias fueron evidentes. Durante el primer semestre del año el dólar se man tuvo pegado al techo de la banda cambiaria, como resultado de la incerti dumbre generada por la evolución de la crisis política y el juicio al presidente Samper. Ante semejante situación, muchos creyeron que harían el negocio , del siglo invirtiendo en dólares, apostándole a que el Banco de la República tarde o temprano tendría que elevar la banda cambiaria y con ella la tasa de devaluacion.
Pero tras la preclusión del proceso al Presidente en el Congreso el mercado cambiario volvió a aterrizar en la realidad de la economía colombiana. Con una menor incertidumbre, las altas tasas de interés domésticas y las perspectivas de las exportaciones petroleras, el mejor negocio era traer Ios capitales al país, a tal punto que muchos optaron por endeudarse en dólares para prestar en pesos. Como resultado lógico de este proceso, el precio del dólar cayó al piso de la banda cambiaria, lo que se tradujo en una tasa de devaluación prácticamente nula para el año completo.
Pero las tasas de interés no sólo afectaron la rentabilidad de las inversiones en dólares. A pesar de que cayó alrededor de cinco puntos hacia el final del año, el alto costo del dinero constituyó un freno para el crecimiento de la demanda, arrastrando de paso el desempeño de la industria. La virtual parálisis manufacturera se reflejó en un pésimo año para las bolsas de valores, con el consecuente perjuicio para los que confiaron en el crerimiento del precio de las acciones. De otra parte, las altas tasas de interés también llevaron la construcción a su punto más bajo de los últimos años, lo que hizo que las inversiones en finca raíz fueran un negocio apenas mediocre.
Como resultado lógico de esta situación, las altas tasas de interés terminaron por favorecer el rendimiento de los papeles de renta fija, tanto de los Certificados de Depósito a Término como de los títulos de deuda del gobierno, en detrimento de las demás opciones de inversión. De hecho, los ahorradores que prefirieron esta alternativa fueron los únicos que obtuvieron un rendimiento promedio por encima de la inflación, logrando así una rentabilidad real positiva de su inversión (ver gráfico).

¿Y AHORA?
Al comenzar enero las perspectivas macroeconimicas del nuevo año ofrecían un escenario relativamente claro del futuro de las opciones de inversión. Los expertos coincidían en que, con la avalancha de dólares del mes de diciembre, en el mejor de los casos el precio del dólar se mantendría en el piso de la banda cambiaria, lo que representaría una devaluación nominal de apenas 15 por ciento, tres puntos por debajo de la meta de inflación. Algunos temían incluso que el banco central se vería forzado a bajar la banda, induciendo así una mayor revaluación en términos reales. En estas condiciones cualquier inversión en dólares resultaba automáticamente descartada.
Por el lado de los papeles de renta fija la historia era diferente. El efecto negativo que los flujos externos de capital venían teniendo sobre la tasa de cambio, junto a la gravedad de la desaceleración económica, habían generado una inmensa presión sobre la junta del Banco de la República para que redujera el piso de las tasas de interés más de lo que lo había hecho en los últimos meses de 1996. Un movimiento de ese estilo reduciría el atractivo de los papeles de renta fija, aumentando la rentabilidad relativa de las acciones y estimulando de paso la esperada recuperación de la finca raíz.
Pero la emergencia económica cambió el panorama. Las autoridades confían en que el impuesto al endeudamiento externo aumentará el ritmo de la devaluación. Por su parte, algunos analistas piensan que ese efecto no se dará, y que por el contrario la medida terminará siendo revaluacionista.
También difieren del Ministro de Hacienda acerca del efecto que la emergencia tendrá sobre las tasas de interés. Mientras José Antonio Ocampo afirma que el ajuste fiscal generado por las recientes medidas abre el espacio a las autoridades monetarias para reducir el costo del dinero, los estudiosos opinan que la restricción a los capitales externos tendrá el efecto contrario, al reducir la competencia en el mercado del crédito.
A estas circunstancias se suman algunos factores adicionales de incertidumbre, como el efecto que tendrán sobre la demanda de acciones las medidas que limitan las exenciones al impuesto de renta y la posibilidad de que el país sea objeto de sanciones comerciales en el marco de una posible descertificación por parte del gobierno de Estados Unidos. Estos y otros dilemas son los que SEMANA aborda a lo largo de las siguientes páginas, para que los lectores cuenten con más elementos de juicio acerca de cómo invertir su dinero en 1997.