Especiales Semana

COMPUTACION

10 de noviembre de 1986

YA HAY PIRATERIA INFORMATICA
Durante los últimos años un nuevo delito azota al mundo de la informática. Es un nuevo delito que comenzó como simple diversión de chiquillos ociosos y el cual, poco a poco, viene adquiriendo las características serias de un drama: es lo que los expertos llaman "allanamiento de los ordenadores" y lo cual en lenguaje simple quiere decir "pirateria de la informática".

Ni siquiera el Pentágono, comentaba un periodista norteamericano recientemente, se encuentra ahora a salvo con todos los millones de dólares que ha gastado en desarrollar medidas de seguridad contra esos piratas.

Basta tener un humilde ordenador doméstico y un adaptador entre ordenadores (llamado modem), para acceder a una linea telefónica. Es todo lo que necesita un Pirata de estos para iniciarse en una actividad que busca averiguar, sonsacar, copiar y esculcar en los ordenadores ajenos. Espiar, en otras palabras. Muchos lo hacen por simple amor al arte, es decir, por amor a los computadores. Pero poco a poco han surgido bandas especializadas en piratear secretos comerciales, industriales y hasta militares y científicos para venderlos a la competencia. Es una actividad que produce muchos millones y lo peor es que las víctimas cuando descubren que su sistema ha sido penetrado por un intruso, prefieren quedarse callados.

Esa actitud de no denunciar ha aumentado la impunidad.

Algunos lectores podrán recordar que hace varios años una simpática pelicula norteamericana dirigida por un genio llamado John Badham y titulada "Juegos de guerra", contaba cómo un muchachito loco con los ordenadores, habia logrado tener acceso al sistema de la Secretaria de Defensa de Estados Unidos y por simple diversión se puso a simular una guerra entre ese país y los soviéticos, programando hasta un ataque nuclear, provocando pánico en todo el mundo.

Esa situación que el cine mostró con enorme realismo, se vivió hace un año en el mismo Pentágono cuando un satélite de comunicaciones dejó de obedecer las órdenes que se le daban a través de Arpanet, la red militar norteamericana de transmisiones de datos. El satélite había variado su posición alrededor de su eje, y sus antenas apuntaban ahora hacia un pequeño pueblo de Nueva Jersey. Los culpables, claro, fueron encontrados después de dos semanas de investigaciones: eran siete jóvenes (ninguno pasaba de los 20 años), aficionados a la informática y miembros de un club especializado en romper los códigos de acceso a las redes de transmision de datos. Los muchachos habían actuado por simples motivos de placer y una vez que descifraron los códigos de acceso de Arpanet los compartieron con los 600 miembros restantes del club que estaban esparcidos por todo Estados Unidos y empezaron a experimentar con el satélite como estación de repetición de sus comunicaciones personales.

Preocupados por estas situaciones que dejan sin defensa alguna los más secretos sistemas de informaciones, los norteamericanos han puesto en marcha unas leyes contra estos delitos que afectan el buen uso de la informática.

Un experto dijo que ese suceso de los muchachos era la inauguración de toda una era de inseguridad de las comunicaciones mientras la AT & T, empresa telefónica, se sintió aludida y convocó una conferencia de prensa que buscaba decirle a los usuarios que su sistema es seguro, que no estaban al alcance de un teléfono y un ordenador de 500 dólares. De paso le echaba la culpa a los militares.

El primer pirata de la informática que apareció Estados Unidos fue el empleado de un banco de Francisco quien consiguió recuperar los centavos de dólar de los redondeos de las transferencias y dirigirlos a su cuenta personal. Hasta hicieron una pelicula con esa historia, protagonizada Richard Pryor. Lo hundió la vanidad: en el banco entendían cómo con su sueldo podía salir a cenar todas las noches y salir de viaje con demasiada frecuencia.

Desde entonces y sobre todo gracias a la generación de las operaciones bancarias por redes telemáticas, los delitos informáticos se han multiplicado en Estados Unidos y Europa Occidental. En París, recientemente, alguien que logró descifrar el código de entrega de fondos a domicilio de una entidad bancaria, se hizo traer a su casa en un camión blindado de seguridad una suma cercana a 30 millones de pesos. Mientras tanto en Gran Bretaña los bancos están buscando nuevos sistemas de seguridad que los defiendan de estos piratas.

Un rereciente estudio de la asociación que reúne a entidades financieras y bancarias norteamericanas ha demostrado que un buen porcentaje de niembros ha sido víctima de estos piratas pero han preferido callar, no presentar la respectiva denuncia porque en la mayoría de los casos el pirata se sale con la suya. Es que el delito informático es diflcil de combatir ya que, por una parte, el ladrón generalmente es un informático muy inteligente y profesional que se queda con el dinero cuando se trata de un atraco telemático a un banco y es capaz de borrar sus huellas de una manera perfecta. De otro lado la Policía tiene poco personal especializado en localizar y detener a ladrones que son capaces de saquear un banco sin moverse de su casa, junto al teléfono y el computador. La ironía es que cada día disminuyen los atracos físicos a los bancos por las enormes medidas de seguridad pero en cambio, los telepiratas aumentan.

En este mundo de la informática los piratas han demostrado que son tan ágiles como las empresas que producen nuevos programas de seguridad porque, antes de dos años ese sistema ya ha sido copiado y analizado por alguien que se dedica entonces a violarlo y asaltarlo. Hay algunos piratas con un curioso sentido del humor y en España se han dado muchos casos: una empresa busca un nuevo sistema y el pirata logra penetrarlo, entonces no se dedica a vender su descubrimiento a los demás ladrones sino a la misma empresa, la cual paga para no ser asaltada. --