Especiales Semana

CONSTRUCCION, TRADICION Y FUTURISMO

18 de octubre de 1993

Zonas comunales, gancho de venta
CON LA COLABORACION DE LA FIRMA Investigaciones de Mercadeo para la Construcción (Compro), SEMANA presentará en esta y próximas separatas, tres páginas especialmente dedicadas a los arquitectos y constructores colombiano. Siempre será posible encontrar una nota sobre las tendencias de este dinámico mercado, un cuadro que presenta los proyectos más representativos dentro de un sector de Bogotá o Cali, y otro artículo que amplía sus aspectos importantes. Esta es la primera de esa serie de notas en la presente edición, escrita por Guillermo Martínez, presidente de Compro.
Con el desarrollo y la especialización de la construcción en Colombia encontramos un mayor interés en las compañías consolidadas por construir pensando en el bienestar de sus compradores. En los años 60 los especialistas en el area ofrecían grandes urbanizaciones acompañadas tan solo con un parque medianamente dotado y, máximo, uno o dos locales comerciales.
Pero en 1973, con el nacimiento del Upac, los nuevos urbanizadores pudieron acceder a mayor financiamiento, lo que condujo a un aumento considerable de la oferta de vivienda y los constructores comenzaron a sentir la necesidad de ofrecer sus productos con algunas ventajas que los diferenciaran de sus competidores. Es así como se desarrollaron áreas comunales mejor adecuadas como salones sociales y parqueaderos para visitantes.
Posteriormente surgió en la cultura colombiana un mayor interés por las condiciones estéticas de cada ciudad. Entonces la gente empezó a preocuparse por el deterioro visual que presentaban los edificios con su entremezcla de tamaños, formas y figuras de antenas de televisión. En 1979, con el acuerdo 7, el Concejo de Bogotá emprendió la reglamentación de la actividad constructora e impuso a las urbanizaciones y edificios las obligaciones concretas de construir salones comunales, guarderías, porterías y parques con canchas deportivas que deberían ser cedidos al distrito, entre otras.
Estas imposiciones equilibraron la demanda en los años 80 y la creatividad de los constructores se vio impulsada a desarrollar nuevas estrategias como la instalación de antenas comunales, a las que se añadieron las parabólicas para señal de televisión internacional y el TV Cable. En algunos edificios del norte de Bogotá, especialmente en barrios como Rosales y La Cabrera, empezó a ser necesario ofrecer otras atracciones, como las canchas de squash, para asegurar la comercialización de los proyectos. Y con los problemas de racionamiento de la década pasada se hicieron necesarios el servicio de gas y las plantas eléctricas de emergencia, hoy temas de moda con la reciente crisis energética.
Más valor añadido
En los últimos seis años los constructores han mejorado las urbanizaciones con canchas de tenis, squash, raquetball, puddle tennis, golfito y con cuarto de juegos donde se instalan mesas de ping-ong y de billar. Además, un lugar para el gimnasio, sauna, turco, piscina y pistas para trotar.
Las diferencias se imponen también en los sistemas de seguridad: circuitos cerrados de TV, videocitófonos, alarmas y puertas. Aparecen los salones para conductores y escoltas, y los ascensores de servicio.
En presentación de áreas comunales los constructores le dan hoy elevado estatus a la sala de espera y a la recepción, a los ascensores, algunos de los cuales son panoráamicos, a la entrada del edificio y a los jardines.
Para el futuro, algunas compañías constructoras están ofreciendo salones de informática dotados con sistemas de iluminación por control remoto y un completo y novedoso servicio hotelero con conmutadores, servicio de mensajes, despertador, cajillas de seguridad, room service y todo lo que las familias colombianas necesitan para vivir mejor.
Para gustos exigentes
EL DEPARTAMENTO DE INVESTIGACION DE Investigaciones de Mercado para la Construcción (Compro), reseña esta semana algunos de los proyectos que, por sus condiciones arquitectónicas y de acabados, merecen un importante lugar dentro de las consideraciones de compra de vivienda en Bogotá.
El criterio fundamental para su elección fue la excelencia en la presentación de servicios comunales. Y, desde luego, también se tuvo en cuenta que estuvieran respaldados por las empresas constructoras más sólidad de la ciudad.
Son, en total, 14 edificaciones para familias interesadas en adquirir, no sólo un lugar para vivir cómodamente. También deporte, salud y otras oportunidades de recreación. Todo, al interior de hermosos conjuntos residenciales.
Hoy en día las zonas comunales de los espacios residenciales estan a la altura de las que se pueden disfrutar en las más grandes metrópolis del mundo. Y adicionalmente, la apertura económica motiva a los constructores a colmar los más exigentes gustos en acabados y servicios comunes, siendo de vital importancia la comodidad del cliente.
Gimnasio dotado, sauna, cancha de squash, parque infantil, un bosque como reserva natural, piscina, un lobby similar al de los hoteles, televisión por cable, lago y servicio de clases de polo y equitación, son algunas de sus ventajas.
¿Otras? Planta eléctrica de emergencia, putting green, salón de aeróbicos, capilla, caldera para agua caliente, pista de jogging, y transporte interno.
Para la muestra...
Uno de los proyectos que aparece referenciado en el cuadro es Sierras del Moral, una perfecta muestra de cómo convertir un apartamento en un ambiente cálido, luminoso y acompañado de múltiples servicios que añaden comodidad.
Allí, el feliz comprador podrá contar con tres canchas de tenis, un quiosco con baños para los deportistas, capilla, parqueadero escolar cubierto, grandes zonas verdes con caminos peatonales y cerramiento completo. Pero quizá lo más importante es que el 90 por ciento del área está destinada al disfrute de la naturaleza con pinos y eucaliptos que hacen de ese bosque residencial un lugar ideal para vivir.
Lamentablemente no es posible mencionar en esta página todos los proyectos que aparecen dentro del cuadro. El espacio sólo permite la referencia a otro más y Altos de Montearroyo puede servir como ejemplo de excelencia. La mayor característica es, en este caso, la amplitud de los espacios donde la densidad ni siquiera asciende a las 30 viviendas por hectárea, cuando el promedio en Bogota pasa de las 90.
Con estos datos generales es posible leer, con mayor detenimiento, el cuadro mediante el cual SEMANA y Compro presentan 14 importantes proyectos clasificados con tres rangos de precio en la última página de esta separata.