Especiales Semana

CONSTRUCCION, TRADICION Y FUTURISMO

18 de octubre de 1993

El triunfo de la sobriedad
CON SOLO 24 HABITACIONES Y UN LUStro de existencia; ocupando una vieja casa colonial declarada Monumento Nacional y en un terreno de 2.400 metros cuadrados, el hotel Casa Medina se ha convertido en un hospedaje de características únicas en Bogotá.
Sobriedad, espacios cerrados, discretos y un toque europeo asimilado hasta en su arquitectura son los ingredientes de este particular estilo, especialmente diseñado para ejecutivos, personajes políticos y diplomáticos. La idea es que los huéspedes, gente que viaja muy frecuentemente y necesita en algún momento de cada día recogimiento e intimidad, se sientan como en una casa de familia. Desde luego, con todas las comodidades a su disposición.
Y como la demanda de habitaciones crece día tras día, y entre martes y jueves no hay una sola de ellas disponible, Multicentros S.A. ha decidido ampliar la capacidad y los servicios de Casa Medina a través de su firma Establecimientos Comerciales Ltda. Hernando Preciado se encargará de la planeación financiera. Con este mismo binomio fue creado el exitoso hotel La Fontana.
Este es uno de los dos grandes aportes que Multicentro hace a la ciudad al cumplir sus 25 años. El otro, ampliamente conocido por todos, es el Centro Comercial Andino que, se espera, colaborará en el mejoramiento de las condiciones urbanísticas y de seguridad en la Zona Rosa con su presencia y esa espectacular calle peatonal que lo atraviesa.
Fidelidad a un estilo
Entre tanto, unas cuadras arriba y al sur -en la carrera 7a. con calle 69- se adelanta con éxito la ampliación de la Casa Medina. Serán 6.204 metros cuadrados más, para un gran total de 8.604. Y se ha pensado en todo, pues la idea viene consolidándose desde hace dos años.
Lo primero que se hizo fue analizar las necesidades de los huéspedes y establecer qué era clave dentro del carácter del lugar para el éxito alcanzado. Entonces el personal del hotel concluyó que hasta en el último detalle había que conservar ese especial toque de hospedaje europeo.
"Si los clientes prefieren Casa Medina por la intimidad y el recogimiento que ofrece, y por su estilo clásico, con la ampliación no es muy lógico diseñar grandes espacios completamente integrables -señaló uno de ellos-. Y tampoco decorar con muebles modernos en los que predominen las maderas en tonos claros o los colores poco tradicionales".
La chimenea que acompaña a cada huésped en su habitación cuando regresa en la noche de una reunión agotadora y desea leer un periódico, un libro o una revista, es en Casa Medina un símbolo claro de personalidad. El hotel ha abandonado la preocupación por las últimas tendencias y por los efectos que en sus costos tiene mantener el predominio de la tradición por todas partes sin renunciar a los últimos avances tecnológicos para ofrecer comodidad a sus huéspedes .
En las 56 suites que harán parte del hotel cuando su ampliación sea terminada (cada una con un tamaño entre los 35 a los 143 metros cuadrados), estarán siempre presentes los muebles oscuros muy coloniales, los baños de mármol con grifería dorada, clásica e importada, los pisos de madera, los techos altos, las ventanas como símbolos del legado español y, por supuesto, la chimenea. Las proporciones de las ventanas, las cubiertas y las alturas serán conservadas en la nueva etapa que está en marcha desde hace dos meses y se pondrá al servicio de todos dentro de muy poco tiempo. De nuevo la piedra, el barro y los colores tierra protagonizarán esta historia.
Sin embargo, cabe aclarar que a nivel general, el estilo de la nueva construcción es contemporáneo. Entre otras cosas porque la oportunidad de adquirir materiales llenos de romántica tradición es hoy mucho más escasa, pues su valor ha sido reconocido y el patrimonio de la ciudad se conserva en lugar de derrumbarse.
Homenaje al pasado
La vieja casa colonial, entonces hacienda, cambió de cara casi por completo cuando en 1945 el arquitecto Santiago Medina decidió convertir su sueño en realidad: mezclar en un solo sitio, elegante pero sin exageraciones y tan propicio para la reflexión que rayara en lo monástico, las tendencias arquitectónicas coloniales de Francia y España.
Por ese entonces se presentó una oportunidad importante en la historia arquitectónica del país. Fue demolido el Convento de Santo Domingo y los bloques y las columnas de piedra fueron comprados por Medina e instalados en su singular proyecto. Los trabajos en hierro forjado y en madera estuvieron a cargo del artesano Moisés García.
Pero sólo 44 años después el lugar se convirtió en Casa Medina. Para tal efecto, la decoración -pieza clave en cualquier hotel y más en uno con este estilo tan particular-, estuvo en manos de Fernando Reyes Eliechea. Y para la nueva etapa se tomaron decisiones cruciales siguiendo sus pasos.
Un ejemplo: inicialmente se pensó en construir gimnasio, sauna y salón de masajes. Todos los hoteles de alto nivel ofrecen estos servicios. Pero en el Casa Medina aquellos espacios eran utilizados por uno de cada 100 huéspedes, mientras otros, como las salas de lectura, resultaban irreemplazables para ellos.
Entonces se decidió anular las áreas deportivas del proyecto, opción acertada si se tiene en cuenta, además, que los metros cuadrados son escasos y su uso debe ser cuidadosamente planeado. Se construyeron los mencionados salones y en las habitaciones más especiales se diseñó una cómoda sala de recibo y hasta una biblioteca.
Como si lo anterior fuera poco, se ha destinado un lugar especial para las horas de intenso trabajo. Allí se prestaron servicios de información comercial y una secretaria al servicio de los huéspedes podrá procesar los documentos urgentes en su computador Otro de los vacíos detectados y que será corregido dentro de poco tiene que ver con la seguridad. Indudablemente, Casa Medina ofrece hoy garantías a sus visitantes más importantes, pero con un alto costo en tiempo y comodidad ofrecida. De ahí que a las suites de mayor categoría únicamente se podrá acceder a través de un ascensor independiente al resto de los cinco niveles de la nueva etapa de la edificación .
Se pensó en todo
El estudio de necesidades y gustos de los huéspedes fue tan profundo que hasta se tuvieron en cuenta sus pequeños comentarios. Algunos se sorprendían al encontrar el restaurante francés del hotel casi totalmente ocupado a la hora del desayuno con gente de la ciudad, aun cuando siempre había lugar, pues para ellos siempre hay reservación. De ahí surgió la idea de construir un restaurante alterno para que los huéspedes puedan disfrutar allí de un delicioso bufet.
El gran problema fue siempre la zona de parqueo. Eran, como se dijo, 24 habitaciones. Pero solo 16 lugares para los automóviles y al aire libre. Ahora habrá dos sótanos, uno pora los visitantes y huéspedes y otro para los empleados: son en total 58 espacios cubiertos.
Cuatro salones de reunión, más jardines para la hora del aperitivo y una apreciable inversión en los mejores artículos de tocador, las más finas vajillas y lo último en lencería también hacen parte del perfeccionamiento de Casa Medina, un lugar único en su género.