Especiales Semana

CONSTRUCCION VIVIENDA Y DECORACION

19 de marzo de 1990

TODO UN PASEO
El espectáculo no puede ser más acogedor. 460 mil tejas de barro diseñadas construidas en Zipaquirá un enchape color de durazno semejante al ladrillo que recubre toda la edificación y un imponente paisaje con el olor de la sabana que se respira a cada paso. Es el primer complejo comercial inspirado en el campo y concebido como una gran hacienda en mitad de la planicie. Es sencillamente Centro Chia.

Diseñado para satisfacer las necesidades de los campesinos de los municipios aledaños con la incorporación de un agrocentro, Centro Chia también está equipado para acoger a los más diversos visitantes, aquellos bogotanos tradicionales que semanalmente acuden a Chía en busca de sus suculentos manjares. Porque esa es la filosofía de Centro Chia: convertir la salida de compras en un paseo campestre, en una tarde amena y libre de los trajines de la ciudad.

El terreno cubre prácticamente 13 hectáreas, distribuidas en 35 mil metros cuadrados de construcción y 37 mil en areas de parqueo, circulación y zonas de recreo.
Ya en su interior, la concepción arquitectónica es una de las mas hermosas en cuanto a centros comerciales se refieren su bóveda central es una verdadera obra de ingenieria. Adornada con balcones de plantas a lado y lado, está firmemente construida en voladizo para lograr una mayor versatilidad en caso de temblores.

Al traspasar la puerta principal sobresale por su imponencia y estilo la escultura del maestro Salvador Arango Oración a la paz, la alegria y la juventud, tallada en bronce puro y ubicada en medio de una fuente que la posee. Y en el fondo, adornando la plazoleta de la zona de restaurantes, se destaca por si sola la Plaza de mercado, pintura del maestro Carlos Santacruz. Sin duda uno de los mayores atractivos para los visitantes. Además, y para corroborar ese -ambiente campesino que invade todo el centro, cada una de las mesas de comedor está adornada con su propio jardin de helechos y una fuente central simula el sonido de un arroyo. En el mismo sitio se ha acondicionado un corredor-vitrina, en donde se podra observar el ordeño del ganado sabanero.

Toda la infraestructura está adaptada especialmente al campo, porque se trata de conservar el ambiente tal y como se conocio antes de su construcción. Por eso se ha diseñado una zona de recreación que armoniza con la naturaleza.
Casas, laberintos y columpios fabricados en madera para los niños, campos deportivos para los jovenes y caminos adornados de jardines y lagos para los paseos de los abuelos. Siempre pensando en la satisfacción de los visitantes.
"La filosofía de Centro Chía es la de tratar al visitante no como a un simple cliente, sino como a la persona que es comenta Ramiro Ramirez, gerente del complejo comercial.

Actualmente, los almacenes dedicados a los insumos agricolas están atendiendo las necesidades de los campesinos de los pueblos circundantes y un gigantesco Carulla, el más moderno del país, ofrece toda la variedad de productos alimenticios que se requiera. Los 330 locales estarán en pleno funcionamiento en menos de dos meses y una prometedora alternativa de diversión, esparcimiento y recreacion comenzara a surgir en las mentes de los habitantes capitalinos, cansados de la monotonía de la urbe, cuando salen a hacer sus compras.

El inmenso reloj que adorna la entrada de Centro Chia será la clave de identificacion, pues emitira sus campanadas al transcurso de cada hora, simulando una gran iglesia, un enorme pueblo que se levanta y acuesta con el sol al ritmo acompasado de su resonancia. Todo un espectáculo digno de aprovechar, en medio de la insondable sabana.

DESDE EL JARDIN
Los espacios cada vez se reducen más.
Las viejas casonas de los abuelos, donde había campo, incluso, para albergar una vaca y tener una huerta con las especies mas usadas en la cocina, hoy no son más que un recuerdo.
Las casas amplias, como la que ideo Rafael Pombo para ubicar a su "pobre viejecita", habitada por el enorme sequito de criados, pajes y mascotas de la anciana, han dado paso a los edificios que caracterizan esta época, con su variedad de estilos y de alturas y, por lo general, con un buen número de apartamentos por piso.
En el mejor de los casos, el terreno se utiliza para construir un conjunto cerrado de casas, en los que, facilmente, el viejo cuarto de los abuelos puede corresponder al primer piso de uno de los modernos hogares.
Sobre este terreno, una maraña de niveles y escaleras anatómicamente diseñadas lograra un milagro que en otros tiempos nadie hubiera imaginado: multiplicar el espacio hasta extremos inconcebibles. Al fin y al cabo la tierra es uno de los bienes más costosos de la actualidad y, por eso, su mejor aprovechamiento es el punto que más desvela a los arquitectos de finales de siglo.

Salas y comedores que se convierten en un mismo recinto, guardarropas con mesas plegables que sirven como escritorio, patio de ropas incorporado a la cocina, cuartos de San Alejo que se esconden bajo las escaleras... hay que aprovechar cada metro al máximo y la creatividad juega un papel esencia en este propósito.

Sin embargo, aunque las bicicletas se dejen fuera de casa y las mascotas no sean más que un par de bailarinas, hay que pensar en una serie de necesidades que definitivamente no se pueden satisfacer en tan pequeños espacios.

Hay campo suficiente, por ejemplo, para organizar una reunión social y ubicar con comodidad a todos los invitados?, Lo hay para instalar una mesa de ping pong? Para pensar en colocar una barra de ejercicios? Para tener una arenera o unos columpios? Seguramente la respuesta será no. Por eso, evaluar las necesidades de la familia debe ser el primer paso cuando se esta pensando en adquirir vivienda. Y en este proceso, además de seleccionar el espacio interior adecuado, es indispensable fijarse en las ventajas que ofrecen las zonas comunales.
Serán estas las encarqadas de satisfacer muchas de las expectativas que se han centrado alrededor de esa nueva forma de vida. No hay que pasarlas por alto.
Mucho menos a la hora de comparar precios.
Ganarse unos pesos, pero sacrificar beneficios tan grandes como el de la recreación, no vale la pena. No obstante, tampoco hay que dejarse descrestar por ciertos servicios complementarios que hacen elevar el precio injustificadamente.

Si hay niños en la familia--o es muy posible que los haya en un futuro cercano--, las zonas verdes amplias y los jardines con espacio para instalar juegos son practicamente indispensables. Si hay adolescentes, no vendría mal un gimnasio o incluso una cancha de squash ( de tenis, si el presupuesto lo permite. Para los adultos puede ser vital un salón comunal que se preste para organiza reuniones sociales. Los mayores, por su parte veran con agrado las jardineras y los espacios donde un par de sillas de madera permitan tomar el sol, hacer crucigramas o tejer.

Pero todo, finalmente depende de la forma de vida que se lleve. Los amigos de los clubes y de las fincas veran innecesarios tantos complementos. Los más caseros, por el contrario, harán énfasis en dichas zonas. De cualquier manera, incluso por razones de valorización, hay que pensar que al comprar un apartamento o una casa de conjunto, no solo se compra la vivienda en si. De la oferta forman parte vital las areas comunales... desde las escaleras y los ascensores, hasta las canchas y las piscinas.-