Especiales Semana

CONSTRUCCION VIVIENDA Y DECORACION

16 de septiembre de 1991

VANIDADES A LA HOGUERA
PARA MUCHOS ES UN LUGAR PARA DISFRUTAR, gozar y dejar. Para otros es un hogar de paso mientras se realiza un trabajo. Sin embargo para unos muy pocos, un hotel es una oportunidad de creación.
Es el reto de la arquitectura que se materializa en el hecho de proyectar sobre el papel una edificación que será testigo del paso de los hombres sobre la Tierra. Y para ello se deben crear espacios muy diferentes a los de una vivienda o un recinto comercial.
Porque más allá del lugar para disfrutar, pisar, caminar y admirar, un hotel representa la ma jestuosidad de la arquitectura turística. Y al interior de esta modalidad existen factores determinantes para diseñar.
La ubicación, el clima, las funciones y los huéspedes del hotel, son algunos aspectos que deben tenerse en cuenta durante el proceso de formación de un hotel. La localización entregará al arquitecto diseñador las pistas necesarias sobre el terreno que se reflejará en los cimientos, fachada y distribución espacial.
Por su parte, el clima y las funciones del hotel determinarán materiales, espacios y necesidades del mismo. Pues no es igual construir un hotel en clima frío que en clima caliente, ni es lo mismo levantarlo con el propósito de hacer de él un lugar para ejecutivos o un centro turístico.
De igual manera, el carácter con que los huéspedes visitan el lugar influye en la construcción, los detalles y la decoración.
La intención del huésped determina los servicios, salones y adecuaciones que puede prestar el hotel.
Y así como toda edificación debe respetar el entorno en el que está ubicado, las construcciones hoteleras deben seguir esta regla de oro. Pues la incorporación de una obra de estas dimensiones en el interior de una zona, debe ser según los expertos de manera coherente con la significación urbanística del lugar.
Por eso no todos los terrenos, ni todas las zonas, ni todos los entornos son aptos para integrar un hotel. Existen ciertas condiciones específicas que dan el visto bueno o no a la construcción de la edificación.
Estos criterios están relacionados con la función social del lugar en el que se sumerge el hotel, las cualidades del terreno y las actividades que se realizan a su alrededor.
Localizar un hotel en el área de mayor actividad nocturna de una ciudad, tiene un significado completamente diferente de aquella construcción que se levanta en el centro ejecutivo de la metrópoli.
Las características propias de cada una de las construcciones representa la diferenciación de funciones del hotel que se adapta adecuadamente a la trama urbana de una zona sin tener que representar con su presencia una interferencia a la lectura arquitectónica.
Lo curioso es que una construcción de enormes dimensiones como un hotel, no sólo se edifica con el propósito de funcionalidad. El diseño de un hotel lleva en su interior el sello innegable de la vanidad estética de creación del arquitecto.
Numerosos ejemplos en ciudades como Santa Fe de Bogotá y Cartagena, muestran construcciones hechas específicamente con el objetivo de engrandecer egos en contra del sentido urbano.
No obstante, las más recientes edificaciones hoteleras que desde hace un mes pisan el terreno de la capital de la República, demuestran que la tendencia se ha frenado. Al parecer, las vanidades se han ido a la hoguera en bien de la significación arquitectónica.
Con la intención de tomar el pulso a la arquitectura turística en Santa Fe de Bogotá, SEMANA conversó con los diseñadores y constructores de los dos nuevos hoteles de la ciudad, Hacienda Royal y La Boheme.
El resultado: muchos ejecutivos, más atención personalizada y menos habitaciones. Las necesidades hoteleras de la ciudad reflejan la tendencia arquitectónica que se inclina por los hoteles pequeños con mayores servicios, más elegancia y mayor atención.
Las piscinas y bares están mandados a recoger. Un restaurante especializado para el hotel es más que suficiente para el perfil del ejecutivo que llega durante algunos días a la ciudad.
El objetivo de la tendencia se explica por la localización de los hoteles en zonas netamente comerciales al norte de la ciudad en los que se encuentran alrededores invadidos de bares, restaurantes y sobre todo, mucha vida nocturna.

EN LA ZONA ROSA
Durante la década de los 60 se construyeron los primeros hoteles en el centro de Santa Fe de Bogotá. Y el contexto sobre el cual se edificaron fue el de consolidar la actividad turística con la ejecutiva en el centro de la ciudad.
Quince años más tarde, los hoteles ejecutivos se construyeron sobre la calle 100 arriba de la autopista Norte, con la intención de ofrecer a los profesionales nacionales y extranjeros, un lugar tranquilo cerca del comercio y de lo barrios residenciales, y a media hora del centro de la capital.
En la actualidad esta modalidad se ha intensificado y ha tomado nuevas formas. Según estudios realizados por investigadores de la actividad turística en Santa Fe de Bogotá, el fuerte de la ciudad son los negocios y esta actividad es la que mayor numero de huéspedes capta.
Los diseñadores del hotel La Boheme, pretendieron entregar a sus clientes un servicio de comodidad, trabajo y diversión.
Localizado en la calle 82 con carrera 12, a 20 minutos del aeropuerto El dorado, el hotel La Boheme se sumerge en el interior de uno de los lugares más dinámicos de la ciudad: la zona rosa de Santa Fe de Bogotá.
Su ubicación es estratégica de acuerdo con el huésped promedio que se pretende cautivar: el ejecutivo joven y moderno que después de un intenso día de trabajo quiere divertirse en alguno de los lugares de la zona.
Las ventajas de cercanía y comodidad del hotel garantizan la llegada de este tipo de clientes.
Igualmente, la localización determina un estilo de construcción. Según Jorge Abril, arquitecto de la empresa CEMCO, La Boheme está hecho para aquel profesional que disfruta con el movimiento y dinamismo que emana del sector. No obstante, la construcción cuenta con un sistema especial para aislar el ruido de la calle y garantizar la tranquilidad dentro del hotel.
Sobre un área construida de 3.50 metros cuadrados, el hotel cuenta con 2: habitaciones superiores, 36 suites y ocho suites Boheme con camas queen size, televisión en color, TV. Cable y teléfonos con discado directo.
Según Abril, se buscó alcanzar área más pequeñas en las habitaciones por considerar que el cliente promedio no permanece más del 10 por ciento de su tiempo en el hotel. Y en ese sentido la comodidad de las habitaciones que se caracterizan por la sobriedad de la decoración, está orientada a representar facilidad en los costos.
La Boheme posee 12 habitaciones del tercer al séptimo piso. En la primera planta están localizados el bar, la recepción y el restaurante. Y en parte del segundo nivel se ubican tres locales comerciales y alagunas habitaciones. Características que imprimen al hotel un toque diferente del concepto clásico de las funciones del recinto turístico por excelencia.

LUCHAS TRIUNFOS Y DERROTAS
Diametralmente diferente, la historia del hotel Hacienda Royal no parece ser tan feliz y sencilla como la de Lo Boheme.
El diseño y la construcción a cargo de las firmas Obregón Bueno & Cía., y Hernán y Samuel Vieco se logró en medio de luchas, desacuerdos y alianzas que finalizaron en lo que hoy es considerado el mejor hotel de la ciudad.
Según el arquitecto Rafael Obregón, el concepto del hotel está bien respaldado como actividad hotelera por la aparente integración al centro comercial Hacienda Santa Bárbara.
El hecho de formar parte del centro influyó en las características de fachada y acceso al hotel. Inicialmente, Obregón y Bueno propuso que la entrada principal al hotel fuera por el parque Beatriz Holguín de González con el propósito de integrar con facilidad las vías de circulación del hotel al centro y del centro al hotel.
En síntesis, la idea básica era la de lograr una interacción entre las dos edificaciones con el objetivo de crear dinamismo y apoyo entre las actividades comercial, cultural y turística. El sueño de los diseñadores era colocar un enorme piano en el lobby y a su alrededor mesas y sillas para tomar alguna bebida. El corredor del hotel seria la interconexión con el centro comercial.
Sin embargo, para la firma CEMCO, promotora y administradora del hotel, el objetivo tenía otro norte. Según el arquitecto Jorge Abril, la visión de la compañía era orientar el diseño hacia la actividad hotelera. De esa manera, CEMCO logró salirse con la suya, hacerla entrada principal sobre la esquina de la carrera 6a, hacer una puerta de conexión con el centro comercial sellada únicamente para huéspedes y dejar las 82 habitaciones con vista hacia los cerros orientales de la ciudad.
Entonces, el costado occidental interior del hotel que había sido proyectado en sus tres primeros pisos como locales comerciales especializados en artículos de decoración para hacer de él un centro del diseño, se transformó en dos pisos de actividad comercial diversa y tres de oficinas.
Hoy, Hacienda Royal se distingue internamente del centro comercial Hacienda Santa Bárbara aunque guarda relación en las fachadas tanto con el centro como con el barrio.
El hotel cuenta con 66 habitaciones superior y 16 suites, ofrece servicios de TV. Cable, teléfonos con discado directo, servicio a la habitación 24 horas y restaurante gourmet con comida francesa.
Cuenta con 22 habitaciones por piso, tres sótanos en los que se localizan los tanques de agua, las calderas, la subestación y las áreas de lavanderia.
Igualmente, tiene dos ascensores panorámicos que dan sobre el vacío de conexión con el centro comercial. Los halls de los ascensores están decorados en mármol.
Servicios que tienen una orientación básicamente hotelera y que llevan a la arquitectura a girar en torno a sus necesidades.
Realidades que llevan a la pregunta por la forma de reconciliar las funciones, el entorno y la arquitectura, para alcanzar la medida precisa de las edificaciones especializadas.