Especiales Semana

CONSTRUCCION VIVIENDA Y DECORACION

11 de noviembre de 1991

PISADAS REALES
A MEDIDA QUE AVANZA EL CAMINO, EL aire se vuelve más cálido y los árboles de suaves cabeceos se van inclinando en señal de bienvenida para los visitantes de la Villa de San Miguel de las Guaduas, más conocida como Guaduas. Municipio cundinamarqués. cuna de Policarpa Salavarrieta y refugio de próceres y virreyes que a su paso dejaron la huella imborrable de una valiosa historia.

El Camino Real paso obligado para ir a Honda cruzaba totalmente la villa guardando los ecos del galope de las bestias que llegaban con sus jinetes cargados de nuevas anécdotas para los guadueros.

Por eso, en 1959 según la Ley 163 de ese mismo año, Guaduas entró en el costal de las poblaciones colombianas declaradas como monumento nacional al lado de Cartagena de Indias Mompós y Popayán entre otras.

Lo curioso es que 32 años después, la única población de grupo patrimonial que ha padecido el influjo del descuido y olvido ha sido Guaduas. Mientras en Cartagena de Indias los grandes incentivos turisticos han incrementado la inversión de recursos privados para la recuperación de la ciudad vieja; mientras Popayán fue reconstruida con aportes privados y del Estado después del terremoto, y mientras Mompós es un sagrario cuidado por la naturaleza, Guaduas se ha convertido en el patito feo del equipo.

Recorrer esta población fundada el 13 de diciembre de 1610, por fray Tomás de Morales, es como caminar por cualquier población cundinamarquesa no considerada patrimonio nacional. La mezcla indiscriminada de arquitectura moderna con las viejas casonas que se diluyen en el tiempo y la pavimentación del camino de piedra, así lo demuestran.

Y es que uno de los aspectos más importantes y representativos de la historia de los pueblos son sus construcciones y su arquitectura. Y como todas las poblaciones, Guaduas guarda en sus paredes, ventanas y grandes patios, los recuerdos y reliquias propias de cuanto allí se vivió.

No obstante, como la mayoría de las poblaciones rurales del país, estos recuerdos se han ido evaporando por el descuido de los ciudadanos, la falta de recursos financieros y los efectos de la civilización.

De los 114 municipios que forman parte de Cundinamarca, Guaduas ocupa el tercer lugar en extensión con 783 kilómetros cuadrados.
Además, cuenta con 40 mil habitantes aproximadamente, de los cuales el 30 por ciento habita el casco urbano y el 70 por ciento restante se encuentra en las veredas. Por ello, no se equivocan quienes afirman que la vida de Guaduas se juega en el campo.

La agricultura es el principal renglón de la economía de la región, con cultivos de café y caña especialmente. No obstante, el problema radica en que las 6.900 hectáreas que se trabajan para los cultivos no tienen un tratamiento adecuado, pues el conocimiento sobre la agricultura no es suficiente.
Sin embargo, ese es tan sólo uno de los problemas del municipio. A él se suma el problema urbano, pues Guaduas está desmoronándose lentamente. El olvido de este patrimonio nacional se ve reflejado en sus construcciones que día a día van desapareciendo por la pala demoladora de un progreso mal entendido y por la soledad en que se encuentran los guadueros con respecto a los diferentes lugares que componen el territorio nacional.

VOLVER
Frente al creciente deterioro del pueblo y después de varios años de ausencia, David Rubio hijo del municipio, decidió volver para reencontrarse con los recuerdos de su infancia.

La sorpresa fue inmensa. Encontró que las puertas que siempre estaban abiertas se habían cerrado, que las macizas paredes se desmoronaban como cascarones y que el aire que en Guaduas se respiraba era vacío.

Entonces comenzó a tocar puertas para buscar de nuevo la unión entre los guadueros, con el fin de devolver al municipio la fuerza y el valor histórico que poseyó hasta finales del siglo XIX.
Lograrlo es dificil pero no imposible. Para ello, Rubio trazó unas estrategias encabezadas por la creación de un polo de turismo cultural único. De esa manera, mientras se da testimonio de la historia nacional, la actividad turistica generaria grandes fuentes de ingresos.

Los pasos que han de seguirse para el desarrollo y cumplimiento de este objetivo serian contar con la voluntad y participación de toda la comunidad, entender los beneficios que para todos existen. Y posterioremente, rescatar e impulsar los centros de gran actractivo que hay en la región para activar el potencial turístico propio de un lugar como la Villa de San Miguel de las Guaduas.

Para muchos este reto es utópico, pues es complicado establecer un polo turístico cuyos atractivos más que la recreación y la diversión son la cultura y el encuentro con el pasado.

Según el arquitecto restaurador Alvaro Barrera, el primer paso para recuperar un monumento nacional de la talla de Guaduas sería una reglamentación urbana y una legislación que incentivara la recuperación de las construcciones.

Lo cierto es que hoy en día existen muchas modificaciones que afectan directamente la estructura y organización de la población. Es el caso de la Alcaldía que está funcionando en el convento La Soledad y no en el lugar que le corresponde dentro de la plaza principal.
Además, a causa de un progreso mal entendido, las nuevas casas y edificios que se construyen rompen con el estilo original del antiquísimo municipio. Se han reemplazado las paredes de bahareque por el ladrillo común y los viejos balcones de madera por modernas y estilizadas estructuras metálicas.

El problema es que al igual que un castillo de naipes, si se toca una sola de las construcciones de las viejas poblaciones, el sentido arquitectónico del municipio se viene abajo. Por eso el reflejo de la historia arquitectónica de Guaduas se ve por pedacitos.

Por otra parte, muchas de las reliquias del pueblo fueron vendidas, quemadas o llevadas a otras poblaciones. Y la idea es tratar de recuperarlas para incrementar los elementos testimoniales de la historia misma.

Pero aquí no sólo cuentan las buenas intenciones, también se necesita un capital para lograr los objetivos que se están trabajando.

Lo único que los habitantes de Guaduas esperan es que exista apoyo al nuevo proyecto y el Gobierno adopte las medidas necesarias para que esta población catalogada como momento nacional haga honor al título que le fue otorgado.