Especiales Semana

CONSTRUCCION, VIVIENDA Y DECORACION.

23 de diciembre de 1991

A TODA VELA
UN PEDAZO DE TELA, CERA DE VELA DERRETIda e imaginación dan el toque perfecto a creación de una antigua forma de expresión. Se trata de una milenaria forma de representar la vida del hombre.

Todo comenzó en las primeras décadas del siglo XVI cuando viajeros de la isla de Java hicieron conocer en Europa un original procedimiento para el teñido de las telas.

Se trataba del batik, una técnica usada para lograr efectos ornamentales de gran belleza. Los artesanos mostraban una especial preferencia por los dibujos estilizados de mariposas multicolores, aves del paraíso, plantas y flores autóctonas.

Etimológicamente, la palabra batik sólo tiene una raíz. Viene de la palabra javanesa ambatik, que significa dibujar o escribir.

A lo largo de su permanencia en el mundo, este procedimiento ha tenido diversas funciones: canal de diferentes culturas, elemento decorativo, vestido y hoy, hobby de los artistas contemporáneos.

Y es que contrario a lo que se cree, la técnica del batik no es complicada, es suficiente un mínimo de sentido estético, buen pulso y paciencia.

Para que los sueños artísticos de los amantes de la creación sean una realidad los expertos en la técnica aconsejan utilizar telas blancas y de superfide lisa, ya sean de algodón, hilo, seda natural o artificial.

Además, la elección del material también depende del diseño seleccionado. Cuanto más grande sea la superficie del dibujo y más rústico su contorno, tanto más burda puede ser la tela.

Después de hacer la elección, la tarea continúa. La idea es pasar el dibujo a la tela. Si se trata de seda, se puede calcar el dibujo directamente.

Sin embargo, si la tela es un poco más gruesa, una alternativa está en emplear una superficie de vidrio iluminada desde abajo, colocar el diseño y calcarlo.

Por último, en caso de materiales muy gruesos, los especialistas aconsejan colocar el papel sobre la tela y con una aguja picar la silueta del diseño sobre la tela. En este momento, la mitad del trabajo está hecho.

Ahora bien, teniendo a la mano el diseño sobre la tela, lo que sigue es esparcir la cera en los lugares que no se quiere imprimir color. Si el diseño es una paloma y el artista no quiere que las alas tengan color, la cera deberá espacirla con un pincel de cerda vegetal o animal por todas las alas, para que al sumergir la tela en las tinturas las alas del ave permanezcan protegidas del baño.

La relación entre la tela y la cantidad de pintura es generalmente uno a 30. Es decir, por cada 100 gramos de tela se necesita un baño de pintura de tres litros.

Después de tener lista la mezcla, se sumerge la tela en la tintura y el tiempo se determina según la intensidad del color que se quiera dar a las figuras.

Las grietas y cuarteaduras que se producen al manipular la tela, contribuyen a realzar el trabajo, pues por ellas penetra algo de tinta. Se forman de ese modo finísimas líneas coloreadas que constituyen una de las características de esta técnica.

Por último, para eliminar la gruesa capa de cera que cubre la tela, se debe rasquetear con un cuchillo romo, o en otros casos la plancha puede ser mejor solución. Paso a paso, se logran las tonalidades y diseños.

Para los modelos más coloridos el procedimiento puede repetirse varias veces y utilizar diferentes colores, hasta lograr todo un arco iris cromático en la muestra.

Cuadros, billeteras, cojines, biombos, son algunos de los elementos que permiten recrear las inspiraciones artísticas de los artesanos colombianos.

Un juego de imaginación y color sumergido en un mar de tintas con trazos profundos y superficiales que dan a la técnica del batik un encanto propio.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Para muchas personas el batik es simplemente un