Especiales Semana

CONSTRUCCION Y VIVIENDA

21 de noviembre de 1988

EL PARQUE DE LA CERVEZA
Parque Central es un término que puede ubicarse en cualquier ciudad del mundo. O mejor, es un término, casi un lugar común, que ha sido adoptado por las principales capitales del planeta, para designar una zona especial, llena de naturaleza, de color verde, de aire puro, de desarrollo. Y normalmente, el Parque Central indica la revitalización de una zona tradicional.
Estos es, en esencia, el Parque Central Bavaria. Una mezcla de misticismo, desarrollo industrial y afianzamiento de imagen, que se conjugan de una manera misteriosa para constituír la obra urbana de mayor envergadura en los últimos tiempos de la Capital de la República.
Detrás de unOs muros tradicionales del sector que se ha denominado Centro Internacional de Bogotá -unos muros más conocidos por su falta de estética y por su disonancia con el sector- se esconde, a la manera del genio de la lámpara de Aladino, un monstruo que comienza a tomar forma. Los primeros vahos mágicos han empezado a erigirse sobre una plataforma de 7 hectáreas, y ya la gente que cada día se moviliza frente a los muros ha comprendido que algo raro esta sucediendo.
Una valla de metal, donde antes estuvieron productos y candidatos, anuncia el punto de partida del Parque Central Bavaria.
Algo dice la gente sobre un regalo de Bavaria para Bogotá. Algo se habla sobre los 450 años de la Capital, y ahora se ha descubierto que dos fechas importantes se conjugan. Además del cumpleaños de Bogotá, Bavaria se acerca al centenario de actividades. Un centenario que suena muy familiar. Un centenario que se ha recordado de tiempo atrás en la etiqueta de la cerveza:
famosa desde 1889.
Y exactamente en el lugar donde los más viejos todavía recuerdan un par de edificios pequeños, donde a finales del siglo pasado se empezó a elaborar "La Pola" "Don Quijote" y "No más chicha", ahí arrancará el magno proyecto.
Estos dos edificios más conocidos como Las Cavas y Las Falcas, que marcaron el inicio del emporio cervecero, y que poco a poco se fueron transformando en plantas gigantes que hoy se sitúan en buena parte en el antiguo aeropuerto de Techo, simbolizarán el Parque Central Bavaria. Los dos edificios serán reconstruídos: recordarán la parábola de la semilla de mostaza, que siendo muy pequeña llega a convertirse en una planta de tamaño considerable. Recordarán el empeño de un puebLo y también refrescarán la memoria urbana que se ha ido perdiendo.
"Las Cavas" se convertirá en el Museo de la Industria Cervecera. Todos los elementos serán reconstruídos de acuerdo con el original, para que los bogotanos puedan apreciar la antigua forma de preparar la cerveza. "Las Falcas", a su vez, se transformará en una agradable taberna con el sabor arquitectónico de los comienzos del siglo.
Pero "Las Cavas" y "Las Falcas" apenas marcan la pauta del proyecto. Ocupan un espacio casi insignificante en las 7 hectáreas del Parque Central. Podría hablarse de ellas como del elemento histórico de la obra. Lo demás es un conglomerado de apartamentos, oficinas, locales comerciales, puentes peatonales, vías y, sobre todo, mucho verde. Este es, precisamente, el mayor encanto: el verde. Hay verde por donde se le mire. Hay un poco de naturaleza en cada elemento porque el interés primardial es que el proyecto sea realmente un parque. Un parque central. Una zona que descongestione el ambiente pesado de la capital. Una zona donde se pueda ir a pasear, a respirar aire puro, a entrar en contacto con lo más tradicional pero con una visión moderna.
El interés primordial de Bavaria es hacerle un buen regalo a Bogotá. Por eso, del total del terreno, el 50% se entregará a la capital en forma de plazas, parques, rotondas, puentes peatonales, zonas verdes y una avenida principal.
Un elemento vertical que parte de la carrera 13 -con un puente peatonal que atraviesa dos avenidas desde el MUseo Nacional y llega hasta la Caracas- y termina en el puente peatonal más largo de Bogotá-, constituye un gigante cordón natural. En este corte se distinguen 4 zonas: en primer lugar, la Plaza de las Palmas, con el árbol que simboliza a los colombianos, la palma de cera. Se trata de 36 palmas de gran altura, que darán la sensación de estar paseando por un "partenón", pero realizado con columnas naturales. En segundo lugar el Parque de los Podocarpus, un área tapizada en césped donde se levantan 22 pinos romerones, encargados de dar sombra a las cafeterías del primer piso que operarán al aire libre.
Luego viene una especie de Media Torta, que se ha denominado La Terraza de la Rotonda. Es un elemento indispensable para estar a la altura de los grandes Parques Centrales del mundo, ya que a partir de este punto arquitectónico emanarán las representaciones culturales de los espontáneos, o bien de los artistas consagrados pero con la asistencia de todo el que quiera, de manera gratuita. Posiblemente no se llegue a reunir tanta gente como en el famoso concierto de Simon y Garfunkel en el Central Park de Nueva York, pero en todo caso la Rotonda será un buen impulsor del arte popular, de la cultura al alcance de todos.
Finalmente, en este plano vertical y ya sobre la Avenida Caracas, se levanta el Parque del Centenario, que por cierto ya está bastante adelantado. Se trata de un lugar de encanto, lleno de jardines, de flores tropicales, de caídas de agua, de fuentes, de caminos de piedra...
Otros cuantos parques y cordones vegetales se ubican a lo largo del Parque Central. Hay que insistir en la idea de que todo sea muy vegetal, que sea un parque. Por eso no existe una sola reja (para que todos tengan acceso) y por eso cada rincón será un trozo del enorme pulmón.
Un elemento horizontal -si así se le puede llamar- es parte fundamental del regalo a Bogotá: la carrera 13A, en sentido norte a sur, que no sólo ayudará a descongestionar el Centro Internacional de Bogotá, sino que además garantiza el fácil acceso y la movilización dentro del Parque.
Es verdad: se trata de un proyecto sorprendente. De un verdadero pulmón. De un verdadero parque. Pero como se quiere ir más allá, y constituír un gran Parque Central, entonces hay que atender la exactitud del término, y recordar que esto implica la revitalización de un sector tradicional en casi todos sus aspectos. De esta manera, la vivienda no puede faltar. Y como en las famosas capitales del mundo, la idea es crear una opción para que la gente regrese al centro de la ciudad. Para el efecto, se construirá airededor de medio millar de apartamentos con diseño exclusivo y excelentes acabados.
A pocos metros de esta zona de vivienda, una serie de torres (la más alta de 28 pisos) se encargará de agrupar la parte comercial y las oficinas. El centro comercial, o mejor, los centros comerciales de las 4 manzanas destinadas para los negocios, se han planeado con las normas ideales para facilitar la labor de los compradores: sólo dos niveles amplios espacios peatonales, variedad de locales... Ahí se ubicarán desde puntos de venta de periódicos y cigarrillos, hasta cinemas, salas de teatro, museos y supermercados. Además, un área gastronómica con todo tipo de opciones. Arriba de esta zona se levantarán las torres de oficinas, también con gran variedad de tamaños.
El proyecto ha quedado completo. Lo demás queda a la libre imaginación de quienes poco a poco vayan ocupando los locales.
Los estudios de mercadeo y las proyecciones urbanísticas auguran los mejores resultados.
Ahora sólo falta esperar a que el Parque Central Bavaria se dé al público capitalino, para empezar a planear los paseos románticos o filosóficos bajo las palmas de cera, las veladas en una auténtica taberna de principios de siglo, los actos culturales en la Rotonda y el plan de compras en uno de los conglomerados comerciales más grandes del país. Por el carro no hay problema: 4 mil parqueos subterráneos soportarán el peso de 550 años de historia... 450 de Bogotá y 100 de Bavaria.