Especiales Semana

CUANDO LLEGARON LAS JOROBADAS

Los cientìficos colombianos profundizan en el estudio de uno de los mamìferos màs grandes del planeta. SEMANA acudiò a la cita anual con las ballenas jorobadas en la Costa Pacìfica.

13 de noviembre de 1995

EL ACONTECIMIENTO DEL AÑO EN EL PACIFICO COLOMbiano siempre suele suceder por la misma época. Es septiembre, mes en que unos seres que tienen el mismo ancestro evolutivo que las vacas y las ovejas llegan desde la Antártida para reproducirse en las aguas tropicales, nadando sin ayuda de cartas de navegación, sin comer y comunicándose entre sí por unos cantos que cambian cada año. Se trata de las ballenas jorobadas o yubartas.
El encuentro entre los hombres y las ballenas es un mito. Es como devolverse en el tiempo hasta la prehistoria y encontrarse de cara a cara con un dinosaurio. Ahí, en el Pacífico colombiano, no se necesita de los trucos cinematográficos que utilizó Steven Spielberg en su célebre película Jurassic Park para que un ser humano comparta el mismo espacio con uno que puede alcanzar entre 17 y 19 metros de longitud y 40 toneladas de peso en su estado adulto.
Sagradamente cada año un grupo interdisciplinario de ingenieros electrónicos, médicos, biólogos, cardiólogos, neurocirujanos, físicos y diseñadores industriales llegan hasta la costa para tener ese encuentro mágico y para tratar de descubrir hasta dónde el corazón de la ballena puede tener similitud con el del ser humano. De igual forma otro grupo de personas, la mayoría de ellas biólogos marinos, también esperan todo el año impacientes la época en que llegan las ballenas para investigar su comportamiento y realizar censos de población. Se trata de miembros de la Fundación Yubarta, quizás los primeros colombianos que se interesaron en el tema de las ballenas del Pacífico.
Y es que Colombia es líder mundial en investigación de ballenas jorobadas, sobre todo en el campo del corazón. En el país se han podido realizar trabajos que ni siquiera la universidad de Berkeley, en California, ni la sociedad de cardiología de Holanda han sido capaces de efectuar. Son innumerables los intentos de científicos de todo el planeta por tratar de hacerle un electrocardiograma al corazón de las ballenas y sólo en Colombia el grupo interdisciplinario de investigación que dirige el ingeniero electrónico Jorge Reynolds Pombo, se ha podido hacer con precisión.
Lo que la gente en común no entiende muy bien es a qué persona se le ocurrió un día estudiar el corazón de las ballenas y con qué motivo lo hace. Pues bien, esta idea le surgió a Reynolds a mediados de 1982 cuando, leyendo una revista de julio de 1956 de la National Geographic, se enteró de que un tal profesor Paul White realizó el primer electrocardiograma de una ballena beluga de 14 pies de largo y una tonelada de peso. White había descubierto que la frecuencia cardíaca de dicho animal estaba entre 12 a 20 contracciones por minuto. Sin embargo, White quiso hacer el electro en una ballena más grande pero sus intentos fracasaron. Fue ahí cuando el doctor Reynolds decidió metérsele al tema. La curiosidad de saberlo todo acerca del corazón de las ballenas, para quizás algún día aplicar esos conocimientos en un corazon humano, lo llevó a emprender una empresa que a los ojos de muchos no tenía mucho futuro.

PRIMEROS RESULTADOS
Después de diseñar y fabricar las herramientas en Colombia con que intentarían hacer lo que hasta ese momento nadie había logrado, el equipo de Reynolds emprendió la primera expedición a la isla Gorgona en 1984. Para lograr hacer el electrocardiograma el grupo construyó unos pequeños dardos de radiofrecuencia, que no hacen otra cosa que entrar en la piel del animal y recoger la actividad eléctrica cardíaca de la ballena. Luego, la señal es llevada por circuitos electrónicos a un amplificador que la envía a un transmisor de frecuencia de radio FM. La señal es recibida por los científicos desde una embarcación.
El éxito de la expedición fue total. En esa oportunidad lograron registrar ocho electrocardiogramas, que dieron como resultado una frecuencia cardíaca promedio de ocho contracciones por minuto. De ahí en adelante las expediciones no pararon y la presentación de este trabajo en numerosos seminarios internacionales fue elogiada por la comunidad científica. Además de los viajes a Gorgona, el grupo también estuvo en las islas Galápagos en el Ecuador, donde desarrollaron las primeras pruebas del uso de ultrasonido para visualizar el corazón de una ballena. En esa ocasión lograron identificar con este método la posición del corazón, el pulmón, los intestinos, el hígado y otros órganos.
Una vez alcanzadas estas metas, el grupo investigativo del doctor Reynolds decidió que era de gran utilidad grabar el canto de las ballenas con el fin de poder escuchar el sonido del corazón. ¿Cómo hacerlo? La mejor manera posible era grabando los cantos y después, por medio de un programa de computador, ir separando los sonidos hasta quedarse exclusivamente con el del corazón. Según los científicos, si se puede escuchar el corazón, se puede saber cómo funciona. Esto precisamente es lo que están adelantando desde el año pasado. Gracias a la Armada Nacional, que decidió ya no sólo recorrer las aguas colombianas ejerciendo soberanía, sino también apoyar esta y otras investigaciones, el equipo de Reynolds ha podido grabar los cantos utilizando el sonar que tiene el submarino Tayrona. "Lo interesante de esto -dice Reynolds- es que estamos utilizando la tecnología de la guerra con fines puramente académicos".
Como todas las investigaciones científicas, ésta -aunque lleva más de 12 años- apenas está comenzando.
Obtener un dato nuevo es supremamente difícil y requiere de años de investigación. Sin embargo, para los expertos los descubrimientos de este grupo de científicos colombianos son excepcionales. De acuerdo con Jorge León Galindo, presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología, y quien también hace parte del grupo de investigación, "Hasta el momento sabemos que la ballena jorobada tiene un corazón con una frecuencia cardíaca muy baja (entre cuatro y seis pulsaciones por minuto), que su corazón pesa cerca de 600 kilos y que el ritmo cardíaco es diferente al del ser humano".
Nadie sabe a ciencia cierta si algún día estos conocimientos se puedan utilizar para mejorar el corazón humano, o para adaptarlo a otros ambientes como el agua. Sólo los nuevos resultados que arrojen la investigación y la continuidad de ésta lo dirán. Por ahora, lo cierto es que este grupo de investigadores colombianos está demostrando que el país puede afrontar estudios científicos que en ninguna otra parte del mundo han podido realizar.


INGENIOSAS CAZADORAS

SIN DUDA LA mayoría de los colombianos han oído hablar de las famosas ballenas jorobadas que llegan al Pacífico colombiano entre agosto y noviembre provenientes de la Antártida. Pero lo que casi nadie sabe es que estos curiosos animales realizan este viaje para reproducirse y para copular en las cálidas aguas tropicales. Tampoco que estos mamíferos cargan adheridos a sus cuerpos más de 500 kilos de percebes -un género de crustáceos-, algas y algunos parásitos que se desprenden al llegar a las aguas cálidas. También con ellas se desplazan bancos de peces, delfines y otras especies menores de ballenas. Por eso son llamadas, por algunos científicos, "las islas flotantes".
La jorobada es una ballena de color gris a negro con el vientre blanco que puede vivir hasta 60 años. Los ballenatos al nacer pesan alrededor de 1.500 kilos. Miden de cuatro a cinco metros y su gestación se prolonga de 10 a 15 meses. Al igual que todos los mamíferos, se alimentan de la leche de sus madres.
Los adultos consumen diariamente una tonelada y media de pequeños crustáceos -krill, entre otros (ver foto)- que capturan con uno de los más sorprendentes métodos. Para esto las jorobadas se sumergen más o menos 20 metros de profundidad y desde ahí empiezan a ascender en forma de espiral. A medida que van subiendo van soltando aire, creando así una cortina cilíndrica ascendente de burbujas que hace que las presas se concentren y afloren a la superficie, seguidas por la boca de la ballena que emerge en el centro de la red de burbujas y las atrapa (ver gráfico).
Sin duda, estas ballenas jorobadas, que están distribuidas por todo el planeta, esconden aún miles de secretos. Y aunque su cacería está prohibida desde hace dos dècadas, todavía en Noruega, Rusia y Japón las cazan. En menos de un siglo el hombre ha matado màs de 93.000 individuos y ha puesto en peligro 60 millones de años de historia evolutiva para fabricar aceites y comidas para gato.