Especiales Semana

Cumple ‘año’ feliz

Telecom ha superado sin traumatismo su alianza con Telefónica. La apuesta estratégica: la oferta en paquete de teléfonos, celulares, banda ancha y televisión.

28 de abril de 2007

Hace un año, el 28 de abril de 2006, comenzó una nueva vida para Telecom. Telefónica de España asumió el control de la compañía, gracias a una inversión de 853.577 millones de pesos, es decir, 370 millones de dólares. Atrás quedó un penoso proceso de transición en el que Telecom fue liquidada para sanearse. Y Telefónica de Colombia fue el salvavidas definitivo, recibido con amplio beneplácito por la comunidad empresarial. Fue la mejor alternativa a la inminente quiebra de la emblemática empresa que durante años, con carácter monopólico, unió a los colombianos y a Colombia con el mundo, según decía el recordado eslogan publicitario de la época anterior a la globalización.

La joven criatura, de un año, marcha bien. Ha enfrentado los retos que se abrieron con la entrada de Telefónica, que no eran pocos. Se debían cumplir complejos compromisos acordados por las partes, ajustar prácticas y costumbres muy distintas de los dos grandes socios -Telefónica y el Estado colombiano-, y curar las fragilidades acumuladas durante años para enfrentar un entorno nada fácil: un panorama de rápidas innovaciones tecnológicas y la entrada al mercado de jugadores muy poderosos como Telmex, que hace énfasis en la televisión por cable, la Empresa de Teléfonos de Bogotá y las Empresas Públicas de Medellín, que se pellizcaron con estrategias para competir en el nuevo panorama. No era menos importante, por lo simbólico, superar las sensibilidades ideológicas y sentimentales que había generado la capitalización en euros de una de las empresas nacionales más queridas y recordadas.

Los accionistas están satisfechos. Telecom está produciendo utilidades anuales del orden de 900.000 millones de pesos. Hace apenas cinco años, en 2002, antes de la liquidación, perdía 500.000 millones de pesos. En 2006 invirtió 450.000 millones, casi el doble que en 2005. Las relaciones entre los socios son buenas (en la junta directiva hay tres miembros españoles y dos delegados del gobierno) y no ha habido una barrida de personal. Después del adelgazamiento realizado durante la etapa de transición, antes de la vinculación de Telefónica como socio estratégico, se ha mantenido la planta. Y la cúpula está intacta, salvo por pequeños movimientos estratégicos: Alfonso Gómez, anterior presidente de Telecom, es ahora el más alto ejecutivo de Telefónica en Colombia. En su cargo anterior fue reemplazado por Julián Medina (promovido desde la vicepresidencia de planeación), y a la cabeza de la otra gran empresa de la organización, Movistar, está Sergio Regueros.

El primer año deja varios objetivos alcanzados. En primer lugar, se cumplieron las cláusulas previstas en la histórica transacción entre Telefónica y Telecom: se saldaron cuentas por activos, se levantó la garantía de la Nación para liberar el crédito, se terminó de solucionar viejas disputas de los famosos contratos de joint ventures celebrados con diversas compañías en la década de los 90 para ampliar la red de telefonía y se formalizó un crédito con la Nación. Aunque todo estaba previsto, su minucia ha sido compleja y el diablo de los detalles no ha logrado enredar procesos indispensables para el arranque de la nueva era de Telecom.

El mayor esfuerzo, como era de esperarse por la naturaleza de la empresa, se ha realizado en el campo de operación de telecomunicaciones. La red fue ampliada para afrontar el gran desafío del momento: la banda ancha. Este servicio creció en 400 por ciento en un año, se extendió a 52 ciudades y alcanzó a 68.000 accesos. Próximamente Telefónica contará con su propio cable submarino de fibra óptica, con cabeza en Barranquilla, el cual le permitirá atender a sus clientes con mejor calidad y le significará al país, además de la ampliación de la capacidad, una diversificación de los riesgos. Las conocidas rupturas, que dejan sin Internet a vastos sectores podrán ser atendidas con mejores recursos.

Más allá de Internet, sin embargo, la estrategia de la empresa está dirigida a vender paquetes de banda ancha, telefonía fija, celular y televisión. "Lo que está ganando es la oferta empaquetada, y no cada uno de los servicios por separado", dice Gómez. El servicio de televisión por cable fue lanzado hace un mes. En todos los temas ha habido crecimiento durante el primer año: las líneas fijas, en 6 por ciento, y la larga distancia (un negocio que después de haber representado un 70 por ciento de los ingresos de la compañía en 2002 casi desapareció) creció en un simbólico 2 por ciento. Hacia el futuro, el énfasis de mercadeo y el norte estratégico, más que la venta de productos individuales, se concentrará en la promoción de paquetes.

"El aporte de Telefónica ha sido trascendental", según Alfonso Gómez. En primer lugar, porque en el contexto global se ha consolidado como uno de los grandes jugadores del sector. En el mundo sólo la superan tres: China Mobile, Vodafone y ATT. En América Latina ocupa el primer lugar. Tiene 203 millones de clientes en 24 países: 42,3 de telefonía fija, 145 de celulares, y 12,2 de acceso de datos de Internet. Su inversión en Investigación y Desarrollo alcanza 2.889 millones de euros. Gracias a estas cifras, las compras de la compañía colombiana en el exterior se facilitan con mejores precios -por los volúmenes de varias filiales en el continente- y por el conocimiento de la casa matriz en materia de tecnología. El primer año de la alianza también ha mostrado una diferencia positiva en la capacidad de reacción: una vez tomada la decisión de sumar el servicio de televisión, por ejemplo, en sólo seis meses se empezó a ofrecer al público. Una velocidad inimaginable en la época en que cualquier decisión debía superar las innumerables instancias de la burocracia estatal.

Después de un primer año, en fin, que no ha sido tan traumático como algunos presagiaron, vienen los desafíos del futuro. La competencia es fuerte. Telefónica tiene un 60 por ciento del mercado de larga distancia, un 37 por ciento de la telefonía local y un 28 por ciento de los usuarios de celulares. Y hay apuestas crecientes en banda ancha y televisión. Frente a los rivales, algunos muy fuertes en varios de los productos -Comcel, en telefonía móvil, tiene un 60 por ciento del mercado, y Telmex está construyendo una red de televisión cerrada difícil de igualar, por ejemplo-, Telefónica intentará convencer al mercado de que su oferta en paquete se caracteriza por una más sofisticada cultura de servicio al cliente. Hasta el punto, inclusive, de que no dependerá de las conocidas estrategias de retener a los usuarios con contratos de larga duración casi imposibles de terminar.

La afirmación según la cual Telecom cumple un año es una metáfora. No hay un solo colombiano que no la tenga en su memoria. Es una marca estrechamente asociada a la historia reciente de las empresas estatales y algo tan importante para la vida cotidiana de los ciudadanos como la comunicación telefónica. Sin embargo, más que una imagen, la realidad es que la capitalización y el ingreso de Telefónica sólo tiene 12 meses. Lo cual, en un entorno globalizado muy competido y en un tema que concentra grandes innovaciones, es sólo un comienzo. Que los siga cumpliendo...