Especiales Semana

DIA DE LA MADRE

29 de mayo de 1989

LA MADRE EN LA LITERATURA
Los escritores, en su búsqueda de personajes, se han valido de todos los roles posibles, desde el más sublime hasta el más miserable, para recrearlos.
A la mujer, por ejemplo, se la ha narrado como amante, como arpía, como urdidora, como hermosa, como terrible. Pero... ¿qué se ha escrito sobre la madre?
La madre es el fundamento de la familia y por tanto de la sociedad.
Tiene una importancia primigenia fundamental para todo ser humano.
Todos los grandes hombres de la historia fueron criados y, en gran parte, educados por sus progenitoras. Ellas han sido las portadoras de la fortaleza de la humanidad.
Las madres son capaces de ser al mismo tiempo esposas, trabajadoras, educadoras de sus hijos.
Son polifacéticas, pero diferentes entre si.

En la literatura, aunque bajo la constante de su ausencia en papeles de gran importancia, se ha plasmado la figura de la madre, en circunstancias diversas y cumpliendo diferentes papeles.

El estereotipo -si cabe el término de la madre, por lo menos hasta principios de siglo, es la mujer abnegada, vieja ya, tierna; dulce, sencilla, que daría la vida por sus hijos, que sufre profundamente por ellos, los cuida, los consiente, aunque no termina de entender -por diferencias generacionales lo que hacen, ni los ideales que persiguen.
Un poco menos dulce, un tanto más tierna, igual o un poco diferente a este esquema, es la madre que más surca los caminos de la literatura.
Ya entre los griegos se puede encontrar una con estas características:
Hécuba,la madre de Héctor, que protagoniza la obra teatral de Euripides; también aparece este tipo de madre en "Dafnis y Cloe". Pero quizá es en la literatura rusa en la que más se puede tropezar con esta figura materna prototípica, aunque no por eso menos maravillosamente descrita. La madre de Raskolnikov en "Crimen y Castigo" es un ejemplo, pero esta imagen llega a su culmen en "La Madre", de Máximo Gorki: "Era alta, ligeramente encorvada, su cuerpo, roto por el trabajo incesante y los golpes del marido, moviase sin hacer ruido (...) Toda ella respiraba dulzura, sumisión, tristeza ..."
Pero no todas las madres se describen de esta forma. Hay madres duras, autoritarias, agresivas, aunque en diferentes circunstancias. Una madre echada hacia adelante, que pelea contra todo por su libertad y la de los suyos, es la "Madre Coraje" de Bertold Brecht. Otra con un inmenso carácter es la Bernarda Alba, de García Lorca, una mujer impositiva, fuerte, arbitraria, que lleva de un todo -tras la muerte de su maridolas riendas de su casa, haciendo lo que considera mejor, aunque en realidad no lo sea, por sus hijas.

Es importante resaltar también la visión infantil de la madre. Se la suele ver como ser omnipotente y omnipresente, dulce y cariñosa, a veces un poco dura. Esta imagen aparece bella y sutilmente destacada en las primeras páginas de " En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust, donde éste recuerda siempre su beso de buenas noches como símbolo de su infancia.

En ocasiones, sin embargo, el hecho de ser madre no es más que una circunstancia que agrava el conflicto desarrollado en la obra. Es así como en "Edipo Rey", la presencia de Yocasta, madre del protagonista, se justifica para crear el nudo de la tragedia. Ella se convierte, por lo tanto, en simple victima de las circunstancias. Y en "Hamlet", la reina madre, frívola, despiadada, que se casa sin guardar el luto por el rey recién muerto, es despreciada por su hijo y constituye un aliciente para su dubitativa acción .

En algunas obras en que la protagonista es una mujer, y ésta tiene hijos, su faceta de madre adquiere importancia. Se relata la vida de la persona completa, pero la acción puede ser parcialmente determinada por su carácter de madre o directamente por sus hijos. Ejemplos abundan: Lady Macbeth, Ana Karenina, Madame Bovary...

Dentro de la literatura colombiana habría que nombrar en primera instancia a la madre de Efraín en "María", que cabría dentro del esquema de la madre arquetipica; es la mediadora entre Efraín y su padre, y cómplice de su amor con Maria. Pero también hay que destacar otra figura: Ursula Iguarán en "Cien años de soledad", la sustentadora de su estirpe, que no sale de su extrañeza por haber tenido hijos como los que tuvo, con gran coraje.

Pero en el género, si se le puede llamar así, donde adquiere mayor importancia la figura materna es en el mito, como la literatura oral de los pueblos. En todas las culturas se ha venerado a la madre. Ya desde el periodo Neolítico se han descubierto restos del culto a la maternidad, que debió nutrir en gran forma la literatura oral.
La "Madre-Tierra" como simbolo de vida y fertilidad es adorada por casi todos los grupos étnicos primitivos. Dentro de las culturas indigenas colombianas cabe destacar la figura mitica de Bachué, madre de todos los hombres.

La madre ha sido, pues--y será-, en todos los tiempos, cantada, invocada, inmortalizada en las obras de los hombres, pues constituye el más primario afecto, intrinseco en cada ser humano.
Andrea Echeverri Jaramillo.-