Especiales Semana

DIA DE LA MADRE

3 de junio de 1991

LA DANZA DE LAS HORAS
HEREDERAS DE LA LIBERACION SEXUAL, las revoluciones y los Beatles, las mamás de la década de los 90 son muy diferentes de las de principios de siglo. Con la llegada de la libertad, las mujeres cambiaron los enormes faldones, las cucharas de palo, el delantal de cocina por la mini, la pluma, el télefono y las juntas directivas.

Sin embargo, el rol de la mujer en el hogar ha sido el común denominador desde las primeras civilizaciones. Numerosos estudios estiman que durante la segunda mitad del siglo XX se presentaron cambios no sólo en el papel de la mujer sino también en el del hombre. Y aunque en los últimos 15 años se registró una creciente tendencia del padre a colaborar en los trabajos de casa, aún la mujer lleva las riendas del hogar.

Investigadores de diversas disciplinas sociales han establecido que la mujer de finales de siglo tiene un proceso que le ha ampliado su universo de actividades. No se limita a cocinar, barrer y sacudir el polvo sino que además representa una mano de obra efectiva, eficiente e inteligente en el panorama laboral.

Por eso, acostumbrada a estudiar, ganar dinero y a valerse por sí misma, la mujer de los 90 juega un rol que le exige omnipotencia y omnipresencia para atender los compromisos familiares laborales y sociales que ha adquirido. La situación envuelve a la madre trabajadora en un mar de presiones diarias, de las que tan sólo puede liberarse con la magia de la programación.

SEMANA entrevistó a tres ejecutivas quienes estiran las horas para cumplir con sus funciones de madres y profesionales, y además con las exigencias sociales que sus ocupaciones reclaman. Ellas coinciden en afirmar que la llave del éxito está en la organización.

Supermamá
Emprendedora y conversadora Rosalba Restrepo de De la Calle es una manizaleña que además de cumplir los papeles de madre y superintendenta de Subsidio Familiar, es esposa del ministro de Gobierno Humberto De la Calle Lombana, con todas las satisfacciones y deberes que ello implica.

Siempre ha trabajado y aunque ahora sus ocupaciones le exigen más presencia y permanencia, está acostumbrada a multiplicar las horas para dedicarse a sus tres hijos, José Miguel de 21 años, Alejandra de 18 y Natalia de 12.

Y paralelo a los viajes, reuniones y cocteles de la Superintendencia, Rosalba Restrepo tiene el compromiso de representar a su marido en las actividades correspondientes al Ministerio. Un rol que le exige al matrimonio De la Calle-Restrepo participar casi a diario en cocteles, cenas y reuniones.

Por eso,