Especiales Semana

DIA DE LA MADRE

2 de junio de 1986

FERTILIDAD, DIVINO TESORO
El que alguna vez se inventó el dicho de que Dios le da bizcochos al que no tiene dientes, no estaba muy lejos de la verdad, por lo menos en materia de procreación esto se cumple letra por letra: mientras millones de mujeres hacen lo posible y lo imposible por evitar el embarazo, otras se someten a toda clase de métodos científicos, pruebas de laboratorio, exámenes, hechizos y pociones caseras con tal de lograr el tan ansiado primogénito.
El asunto comienza cuando la pareja se forma, simultáneamente amigos y familiares comienzan a indagar por la prole con una preguntadera de todos los calibres, desde el interrogatorio sutil hasta la más descarada imprudencia. Todo se resume en una sola pregunta: ¿cuándo van a encargar familia? La situación acaba por enloquecer a la pareja que ya teme hasta salir a la calle, sobre todo cuando llevan dos o tres años de convivencia y ella no ha dado síntomas de mareos.
El desespero los lleva a recorrer un interminable viacrucis de consultorio en consultorio según las recomendaciones sobre un médico casi milagroso, otro que acaba de llegar de Europa con la solución a todos los problemas de esterilidad o el yerbatero que tiene unas semillas benditas, capaces de poner a parir mellizos a la más estéril de las mujeres.
El tema de la infertilidad presenta vacíos en todos los níveles, con él la ignorancia no respeta rangos sociales ni intelectuales y es por esta razón que se han armado toda clase de leyendas sobre las causas y las soluciones. SEMANA consultó a medicos especialistas para encontrarse de entrada con un vericueto semántico: estéril es el que nunca ha podido concebir; infértil es el que concibe aunque el embarazo no llegue a término. Sin embargo, para la gente común poco importa la semántica y simplemente estéril es el que ha intentado concebir un hijo sin lograrlo. Por el contrario, para la medicina la infertilidad representa una esperanza, una expectativa, es un diagnóstico; se trata de una pareja que no puede concebir y requiere un estudio para localizar el problema.

DE PARTE Y PARTE
En Colombia no hay estudios precisos sobre el porcentaje de parejas con problemas de infertilidad, pero los médicos comparan datos con otros países para buscar una aproximación a nuestra realidad, esto sumado a experiencias como las de Profamilia posibilitan conclusiones: aproximadamente un 15 por ciento de los colombianos tenía problemas de infertilidad hasta 1970; de allí en adelante es posible presumir que los níveles han aumentado con los riesgos de infertilidad adquirida, como es el caso de las enfermedades venéreas que antes eran tan escasas que en la universidad había que estudiarlas con diapositivas, en cambio ahora se presentan con una desafortunada abundancia. A las causas congénitas se suman la permisividad sexual, el aumento de enfermedades de origen séxual y los métodos anticonceptivos utilizados indiscriminadamente y sin control profesional.
En forma aproximada, del porcentaje total de infértiles más o menos el 50 por ciento de los casos se presenta en mujeres, un cuarenta en hombres y el diez restante lo tienen ambos. Por esto el problema es de los dos y este hecho contundente deja atrás la idea de muchos médicos de que la infertilidad no se debía tratar antes de los dos o tres años de estar intentando una procreación, y destruye de paso el concepto machista de que la infértil es la mujer.
"Es que ella no ha podido quedar en embarazo" era el abrebocas de toda consulta médica, el hombre no se involucraba porque existía la creencia de que mientras pudiera tener una relación sexual podia procrear. En realidad hay dos clases de impotencia, la de engendrar un hijo aun cuando se tengan relaciones y la impotencia de tenerlas. Por lo general el hombre asocia las dos, se siente normal y culpa de cualquier incapacidad a los órganos reproductores femeninos. Es que el sexo y la generación van por dos caminos diferentes, de hecho no se necesita de una relación sexual para tener un hijo cuando éste se consigue por inseminación artificial .
Los problemas de infertilidad deben ser atendidos tanto en el hombre como en la mujer por un urólogo y un ginecólogo.

NO ES ENFERMEDAD
Cada clase social asume el problema a su manera, la clase media lo toma con preocupación y pone todo lo que esta a su alcance en encontrar las soluciones el hombre se involucra totalmente. Por el contrario la clase alta y la baja reaccionan de forma similar el hombre es displicente, machista o prepotente, actitudes estas que sólo buscan esconder un sentimiento de inferioridad, por eso mandan a la mujer al médico y por lo general no toman parte en forma voluntaria. Para ellos el problema es como una enfermedad vergonzante, cuando en realidad no es ni lo uno ni lo otro, pues se trata simplemente de un estado. Cuando reciben la noticia de su infertilidad con frecuencia presentan períodos de impotencia sexual, que si no se manejan bien pueden traer serias repercusiones, ya que el hombre se siente disminuido social y sexualmente.
Cada día más parejas acuden a la consulta porque creen tener algún problema, ya sea porque el hombre sufrió inflamaciones en los testículos, paperas o la mujer tuvo desarreglos menstruales problemas en sus relaciones o alguno de los dos fue sometido a cirugías en sus órganos reproductores. El estudio es aconsejable hacerlo incluso antes de formarse una pareja para recomendar métodos de planificación con supervisión médica o abolirlos. Esta es una forma de prevenir futuros daños o remediar estados de infertilidad.
Una vez determinado el problema hay varios procedimientos: un interrogatorio en donde se descubren enfermedades anteriores o se detectan causas, pues no son escasas las personas que ni siquiera saben tener relaciones sexuales, que los incapacita para la procreación. Luego vienen examenes diferentes que dependen tanto del médico como de los pacientes: examenes generales de laboratorio; espermogramas o análisis del semen; biopsia del endometrio o raspado de la matriz para estudiar la ovulación laparoscopia o examen con aparatos opticos que pasados por un orificio en la reglón del ombligo permiten ver el estado de los organos internos; examenes de sangre con el fin de analizar las hormonas y el comportamiento de los ovarios, la matriz y otras glándulas indispensables en la reproducción; estudios de la temperatura en períodos de ovulación; pruebas matrimoniales o post coito para analizar el comportamiento de los espermatozoides en los organos femeninos; ginecografías, etc. Estos exámenes pueden ser incómodos, molestos o dolorosos; para los unos basta superar un equivocado recato y para los otros se utilizan anestesias locales o generales.
Obtenido el diagnástico: ya sea que la mujer rechaza el esperma de su pareja, que tiene las trompas obstruidas o que el hombre presente espermogramas alterados, etc,. se buscan las soluciones: inseminación artificial con semen del marido o de un donante; tratamientos con hormonas, cirugías o la utilización de drogas. Cuando la medicina no tiene soluciones a su alcance, se recurre a la adopción, a la resignación o a la inseminación in vitro, también llamada "bebé probeta" que consiste en fecundar un óvulo fuera del organismo y después pasarlo a la mujer para que el embarazo siga su curso.
Durante la búsqueda de soluciones la pareja debe ser constante con un tratamiento y no caminar de médico en médico gastando fortunas y sometiendose a un número de métodos innecesarios. El proceso es lento y dispendioso.
El costo varía de especialistas particulares a consultas institucionales como las de hospitales o Profamilia, se puede pagar de mil pesos mensuales a 25 miL. En foma particular toda la "batería" de exámenes puede costar unos 80 mil pesos. Luego vienen los tratamientos, el más costoso es la inseminación "in vitro". Si la pareja decide salir del país el costo asciende a unos 250 mil pesos por viaje. Aunque la verdad es que en Colombia se está muy adelante en esta materia, podría decirse que con excepción de equipos muy sofisticados, en materia de conocimientos los profesionales colombianos están a la par con los de otros países más adelantados.
Es posible lograr un "bebé probeta" en el país pero todavía no se puede garantizar un éxito total El hecho real es que cada día existen más soluciones para las parejas con problemas, aun para las catalogadas como "infertilidad de causa desconocida" de las que se cree que fenen orígenes sicológicos aunque no hay demostración científica de esta afirmación, sin embargo, pasa como con las brujas: que las hay las hay pero no hay que creer en ellas.