Especiales Semana

DICK TRACY

Después de Batman, el detective de la gabardina amarilla causa furor en el cine mundial.

6 de agosto de 1990

El 14 de octubre de 1931 los lectores del periódico Detroit Mirror se sorprendieron al encontrar en la página de las tiras cómicas un nuevo personaje. Se trataba de un detective con sombrero alón y gabardina amarilla, dispuesto a acabar con el delito y la corrupción: Dick Tracy. "Un hombre sincero, alto, con un mentón sobresaliente, sonrisa hermética y una nariz como pico de águila", según su creador Chester Gould. Ahora, casi 60 años después, los espectadores del mundo entero, incluyendo a Colombia, disfrutan con las aventuras de ese hombre rudo, pero en las pantallas de cine. La cinta, que ya está en las carteleras norteamericanas, se lanzará a nivel internacional este jueves 12 de julio.

Ahora que las historietas se han convertido en la materia prima preferida para producir éxitos cinematográficos como Superman, Batman y Tarzán, entre muchas otras, la Warner decidió jugársela con el famoso detective. En esta ocasión, Tracy -interpretado por el actor Warren Beatty-, enfrenta en la pantalla una de las misiones más difícilcs en sus 60 años de existencia. Se trata de una historia simple, en la que el bueno no se quita su gabardina amarilla. Los malos son semimonstruos deformes con apodos como "Cabeza Chata", "88 teclas" y "Labios Manlis", interpretados por glorias del cine como Al Pacino y Dustin Hoffman, que son irreconocibles para los espectadores, gracias al maquillaje.

Millones y millones
Como ya es costumbre en el mundo del cine, las cifras que se manejan en cada película son de decenas de millones. "Dick Tracy" no podía ser la excepción y se habla de que en su realización se invirtieron 30 millones de dólares. En su primer fin de semana en pantalla recaudó la no despreciable suma de 23 millones de dólares. A pesar de ese monto y de que se invirtieron 16 millones de dólares en promocionarla, el recaudo no alcanzó a ser el mayor de la temporada y fue superada por "Vengador del futuro", la película de Arnold Schwarzenegger, que en el mismo período recaudó 25 millones. Ni hablar de Batman, que en los primeros diez días de proyección recogió 100 millones de dólares en las taquillas.

Por el momento no hay acuerdo total en la cifra de 30 millones de dólares de la que hablan los productores en cuanto al costo del proyecto. Para muchos especialistas, si "Vengador del futuro", "Duro de matar II" y "Days of Thunder" -con Tom Cruise- las otras superproducciones de este verano, costaron entre 50 y 60 millones de dólares, "Dick Tracy" no puede estar por debajo de estas cifras. No se descarta que los productores, para cubrirse la espalda ante un posible fracaso, se hayan sostenido en una cifra que no es la real. Por otro lado, el propio Warren Beatty estaba tan seguro de que el proyecto no superaría la barrera de los 30 millones que en su contrato aceptó poner de su bolsillo la plata que hiciera falta en caso de que se superara esa meta.

Tal como ocurrió el año pasado con "Batman", la promoción de la cinta fue clave para el éxito. Preocupados por la edad -53 años- y la escasa figuración de Beatty en los años recientes, y por los fracasos de Madonna en las películas en que ha actuado, la estrategia se dirigió a promover la película alrededor del logotipo con el perfil del rudo detective. En otras palabras, promoverla más como un acontecimiento que como una película.

Esta es su historia
Beatty escogió a uno de los nombres más famosos en la historia de la lucha contra el crimen para su película. Y ahora en la pantalla gigante, de nuevo Tracy vuelve a ser el adalid de la justicia y una esperanza para los desamparados. A lo largo de sus 60 años de existencia se ha enfrentado con la más variada gama de delincuentes, que van apareciendo con novedosas patrañas a medida que cambian los tiempos.

En cumplimiento de su deber, le ha visto la cara a la muerte en cientos de ocasiones. Ha sido abaleado en por lo menos 27 oportunidades, asfixiado con gas, dopado con cloroformo, arrastrado por un automóvil a toda velocidad, torturado, quemado, casi ahogado, congelado, enterrado vivo y, por poco, se salvó de morir serruchado. Y es que la imaginación de Chester Gould al parecer no conocía límites.

Gould, un dibujante que aprendió su oficio por correspondencia, enloqueció a los directores de periódicos de Chicago y Detroit con centenares de ideas para tiras cómicas, que iban desde historias sentimentales hasta dramas deportivos. En 1931 comenzó a trabajar en una tira cómica que se basaba en la historia de un policía llamado Plainclothes Tracy. Un día recibió un telegrama del director del Detroit Mirror, en el que le expresaba su interés por la tira. El director no encontró ninguna objeción al proyecto y sólo se limitó a cambiarle el nombre original por el de Dick, apodo con el que la gente se refería entonces a los policías. Fue la primea vez que la violencia apareció en las historietas que, hasta esa fecha, no se metían en tan espinosos asuntos.

El dibujo de Gould era plano, no utilizaba la perspectiva tradicional y los rasgos de los personajes eran toscos. Estas características enmarcaban muy bien la personalidad de este hombre duro y solitario, al que no le temblaba la mano a la hora de tirar del gatillo para acabar con el crimen. El creador del personaje no tuvo que ir muy lejos para encontrar la trama de su historieta: un breve repaso a las crónicas rojas de esos años, le daba el material indispensable para cautivar audiencia. Tracy llegó a convertirse en una esperanza de justicia y ley en un país como los Estados Unidos que, en la década de los años 30, estaba acosado por la delincuencia organizada y la corrupción de las autoridades.

Con estos ingredientes, la tira cómica de Gould fue cobrando popularidad y se calcula que en los años 50 llegó a tener 65 millones de lectores diarios en los Estados Unidos, al aparecer en 550 periódicos. Se calcula que en sus 60 años de vida, Tracy ha sido leído por más de 500 millones de personas alrededor del planeta y, en la actualidad, se publica en 250 periódicos, incluyendo algunos colombianos.

Para no dejar dudas sobre la naturaleza de su héroe, Gould debutó con un episodio fuerte: la novia del detective es secuestrada y el suegro es asesinado, al tiempo que el personaje estrena dos de sus frases favoritas, "los crímenes pequeños conducen a los crímenes grandes" y "el crimen no paga". A los lectores los cautivó la imagen de ese hombre grande, fuerte, limpio, que no bebía ni fumaba y que se mantenía alejado de las mujeres. En una época tan desesperada como esa, la gente quería creer que al menos un héroe de papel era capaz de defenderla. Claro está que también encontró varios detractores y en las oficinas de algunos de los periódicos que lo publicaban se recibieron cartas de lectores que protestaban por el exceso de violencia. Pero fueron más los amigos y entre ellos ocupó un puesto destacado Edgar J, Hoover, el legendario director del F.B.I., que en la vida real hacía lo que Tracy en las páginas.

Para acentuar el clima de peligro en que se movía su personaje, Gould creó una serie de enemigos que se caracterizaban por impresionar con su sola figura. Eran seres de cabezas achatadas, deformes, con moscas que les revoloteaban constantemente, mientras había otros que carecían por completo de rasgos faciales. Pero no sólo los malos del paseo eran feos. Algunos de sus amigos, como don Fo, tenían aspecto desagradable y, aun el mismo detective no era muy atractivo. Por esto, el hecho de que para interpretarlo en la pantalla se haya escogido a uno de los rostros más perfectos de Hollywood, el de Warren Beatty, a primera vista parece un contrasentido que hubiera divertido al mismo Gould.

Las cosas comenzaron a cambiar con el paso de los años. La prohibición del alcohol se terminó y con ella desapareció buena parte del crimen organizado. La corrupción de las autoridades regresó a un límite tolerable y entonces el caricaturista debió buscar nuevos ganchos para su personaje. Fue así como Tracy se humanizó cada vez más, consiguió novia, tuvo familia y, para cautivar audiencia, se apertrechó con sofisticados elementos para sus investigaciones. Apareció el reloj-radio, que hizo su debut el 21 de enero de 1946, y que se transformó luego en un reloj-tv. Un año más tarde, fue el primer detective en la historia en utilizar el circuito cerrado de televisión para monitorear los movimientos de sus enemigos.

No es la primera
El éxito alcanzado por la tira cómica pronto llamó la atención de los productores y guionistas de radio, cine y televisión. En 1935, por primera vez se le escuchó la voz a Dick Tracy, en un programa de radio que salió al aire durante 13 años, con tanto éxito que era retransmitido a las fuerzas norteamericanas que peleaban al otro lado del mundo la Segunda Guerra Mundial.

La televisión se sintió tentada por el personaje y la cadena ABC, entre septiembre de 1950 y febrero de 1951, emitió episodios semanales de media hora cada uno. El actor encargado, fue Ralph Byrd quien se sintió tan identificado con el personaje, que andaba por la calle con el sombrero y la gabardina amarilla. Fue tanta su obsesión que, cuando la serie fue cancelada, continuó su vida al estilo de Tracy. Luego, en la década de los 60, la Tv revivió el personaje como dibujo animado, con episodios de cinco minutos.

En lo que tiene que ver con el cine, la de Warren Beatty no es la primera versión. Antes se hicieron otras ocho, sin que ninguna de ellas hubiera alcanzado el éxito de la tira cómica. Tres de esas fueron series de 15 episodios de una hora cada uno. Las antecesoras de la actual se conocieron con los títulos de "Dick Tracy" (1937), "El retorno de Dick Tracy" (1938), "Los pistoleros de Dick Tracy" (1939), "Dick Tracy contra el crimen organizado" (1941), "Dick Tracy detective" (1945), "Dick Tracy contra Cueball" (1946), "El dilema de Dick Tracy" (1947) y "Dick Tracy conoce a Gruesome" (1947).

Lo cierto del caso es que, nunca como ahora, estaban dadas las condiciones para que Tracy en el cine fuera todo un suceso. Warren Beatty, director, productor y protagonista de la cinta, se rodeó de los mejores especialistas en los diferentes campos para realizar la película. Durante los cinco años que duró dándole vueltas al proyecto siempre trabajó con quien es su diseñador de producción, Richard Sylbert, o sea, el responsable directo de la visualización de la historia. Desde un comienzo, Beatty quiso que la película fuera lo más parecida posible a una tira cómica, sin necesidad de usar dibujos animados. Tal vez por eso, la cinta aparece plana, sin trasfondo ni perspectivas y con una profundidad que no va más allá de la de la historieta común y corriente. "Nuestra decisión más importante fue la de utilizar solamente los siete colores primarios que Gould usaba en sus dibujos", dijo hace poco Warren Beatty sobre este punto. A lo largo de las dos horas de proyección, el espectador descubre que sólo hay un tono para cada color y un color para cada personaje. Por ejemplo, el amarillo es el color de Tracy y de los objetos que utiliza.
La tira cómica fue la guía para la puesta en escena. Beatty y sus muchachos pasaron semanas enteras estudiando con lupa centenares de episodios publicados en los diarios, para extraer de allí todos los elementos que forman la escenogafía. Por eso, los letreros que aparecen son genéricos: la cafetería no tiene nombre y sólo se la identifica con el letrero "cafetería"; en la etiqueta de una botella de cerveza parece el escueto letrero de "cerveza", sin ningún otro nombre. La fidelidad hacia la historieta llega al extremo de que la mayoría de los personajes usa el mismo vestido a lo largo de toda la proyección. Otro detalle curioso trasladado de la tira al cine, es que las paredes del apartamento de Tracy no tienen color ni adornos, están completamente desnudas. En el caso de los automóviles, los realizadores lograron que éstos puedan ser identificados por el público como los viejos Ford o Chevrolet de esa época, sin utilizar los distintivos de esas marcas. Además, los carros de los delincuentes siempre tienen parrillas y adornos estrambóticos, como los de cualquier mafioso.

De otro lado, el maquillaje no es menos elaborado. Dos de los mejores especialistas en la materia, John Caglione y Doug Drexler, fueron los encargados de convertir en monstruos a los villanos. Ellos lograron un maquillaje tan sutil que, a la hora de la proyección, el público piensa que esos son los rostros verdaderos. La perfección en el trabajo es tal, que Al Pacino y Dustin Hoffman son prácticamente irreconocibles para el público y, si no es porque aparecen en los créditos, nadie creería que hacen parte del elenco. El maquillaje fue una verdadera tortura para los actores, pues era tan sensible que se dañaba si comían o se quedaban dormidos.
Por eso se organizaron verdaderas patrullas para cuidarlo y los actores eran vigilados por centinelas encargados de evitar cualquier desmán que pusiera en peligro el trabajo. Cada sesión de maquillaje duraba cuatro horas y se iniciaba a las cuatro de la mañana para que los actores estuvieran listos en la set de filmación a las ocho en punto. El mejor elogio que tuvo el trabajo de maquillaje corrió por cuenta de la hija de Gould quien, al visitar el set afirmó que "son idénticos a como los pintaba mi padre".

Sin descuidar detalle, Beatty contrató a uno de los mejores compositores contemporáneos, Stephen Sondheim, para que realizara la banda musical, uno de los grandes aciertos de la película y que está acompañada por la voz de Madonna, quien interpreta las canciones.
Las reacciones entre los críticos han sido diversas. Mientras algunos destacan al excelente acabado y la atmósfera, otros sostienen que sin Madonna, la película habría sido una más de detectives. Otros comentaristas han dicho que es tan buena como "Reds", el último gran éxito de Beatty. De todas formas, pese a que acaba de ser lanzada, "Dick Tracy" ya entró a hacer parte de las grandes producciones de la historia del cine, que en los años recientes se ha nutrido de personajes de tiras cómicas para cautivar a la audiencia. Es otra de las mágicas creaciones de un Hollywood que no se detiene y que está a punto de sorprender al mundo con otra superproducción: "El, Padrino III", que ya está rodándose a un costo cercano a los 100 millones de dólares.

MADONNA:
La belleza del mal
En uno de los momentos más tensos de la película, la hermosa Breathless Mahoney -interpretada por Madonna-, le susurra a Dick Tracy: "Dime que me deseas, dime que lo quieres todo". Por supuesto el héroe no cede ante esta tentación, pero el diálogo refleja el ambiente de erotismo sutil que rodea algunas de las escenas de la película. Nadie más indicado que la sensual cantante y actriz para interpretar ese personaje, que los críticos han coincidido en señalar como el mejor de su accidentada carrera.

Considerada como uno de los símbolos sexuales de estos tiempos, Madonna tiene mucho que ver en el éxito de Dick Tracy. Tanto por su belleza como por su voz, ya que interpreta las canciones de la banda sonora de la película. Canciones que aparecieron dos meses antes del estreno en un álbum llamado "Breathless", que sirvió para promover la cinta, junto con todo tipo de artículos que iban desde calcomanías hasta maletines y gabardinas.

No es la primera vez que Madonna incursiona en el mundo del cine. Hace algunos años filmó "Buscando desesperadamente a Susan", en la cual, aunque no era la estrella principal, se convirtió en motivo de atracción. Lo cierto del caso es que este primer acercamiento a las cámaras no resultó tan exitoso como se esperaba, como tampoco lo fueron sus películas "¿Quién es esa chica?" y "Shanghai express". En el campo de los videos, todavía se recuerda el escándalo que armó con su canción "Like a prayer". El video fue prohibido en varios países porque irrespetaba algunos símbolos religiosos. Por estos fracasos su nombre no se utilizó en la campaña publicitaria que antecedió al estreno, pese a la aceptación que como cantante tiene a nivel mundial. Madonna, a pesar de todo, nunca desfalleció en su búsqueda de la película que demostrara sus dotes de actriz. La encontró cuando logró el papel de la mala que trata de embaucar a Tracy.

Tan pronto comenzó el rodaje, la actriz no sólo fue cautivada por su papel, sino que cayó en brazos del cincuentón Beatty, famoso en Hollywood por sus aventuras románticas. Algunos cínicos afirman que esta relación durará hasta cuando la película se mantenga en cartelera. De todas formas, ella es la encargada de darle buena parte del impulso a la cinta. Para Madonna, Beatty es una especie de oasis de tranquilidad luego de varios años tormentosos al lado del actor Sean Penn, un hombre impulsivo y violento que en más de una ocasión la emprendió a golpes contra ella y contra cualquiera que se le acercara, comenzando por los fotógrafos de prensa. Ese matrimonio, que en su momento fue uno de los más publicitados en Hollywood, acabó definitivamente tras varias rupturas y reconciliaciones. Duró poco, pero dio mucho que hablar.
Breathless Mahoney es una gemela de Madonna. O sea, una mezcla de ingenuidad y picardía, de inocencia y sensualidad. La diferencia estriba en que el personaje pone todos esos encantos al servicio del mal. Con vestidos confeccionados especialmente para ella y que destacan su belleza, Madonna baila, canta, ama y se roba el corazón del detective y los espectadores. A lo largo del rodaje, por culpa de su espontaneidad, el director le dio carta blanca para que improvisara en la interpretación del personaje. Los colores que la identifican son el negro y el plata, que están presentes en su vestuario.

Acostumbrada a cobrar grandes cifras, que le representan 35 millones de dólares al año, gracias a su relación con Beatty aceptó recibir el sueldo mínimo semanal en Hollywood, que es de 1.440 dólares.
Claro está que no se descarta -y es lo más posible- que reciba un porcentaje de la taquilla.

WARREN BEATTY:
El amo del juego
Todo comenzó en 1961, con un drama juvenil llamado "Esplendor en la hierba", en el cual, Warren Beatty era el impulsivo y enamorado amigo de una muchacha llamada Natalie Wood. Dentro y fuera de la pantalla Beatty se dedicó a enamorarla ardientemente. Había comenzado el mito del seductor, el que piensa que todas las puertas tienen que abrirse a sus deseos, a sus caprichos.

Que Beatty haya producido, dirigido, protagonizado y colaborado en el guión de la película "Dick Tracy", sorprendió a pocos en Hollywood. La forma como ha manejado personalmente el lanzamiento y la publicidad de la película, reflejan la agresividad que siempre ha caracterizado sus actos más cotidianos, agresividad que marcó sus relaciones con los productores de la cinta. Para éstos, la presencia de un actor de 53 años que no representaba nada para las nuevas generaciones de espectadores, era un riesgo. Por eso su nombre no se incluyó en la campaña de promoción de la película y se prefirió utilizar el logotipo con la nostálgica figura del detective de la quijada cuadrada.

Como actor, entró al estrellato en 1967 con el papel de un joven hampón en "Bonnie and Clyde", al lado de Faye Dunaway, una película que se pudo hacer por la terquedad del actor que se echó la mano al bolsillo para financiarla, pues ningún estudio quería arriesgarse. Tendrían que pasar 14 años para que Beatty alcanzara otro éxito rotundo al dirigir y protagonizar "Reds". De ahí en adelante no volvió a levantar cabeza y, es más, tuvo un sonado fracaso con la comedia "Ishtar", en la que aparece con los famosos Dustin Hoffman e Isabelle Adjani. La cinta costó 50 millones de dólares y los recaudos de taquilla fueron para llorar.

La relación de Beatty con Tracy comenzó indirectamente en 1974, cuando el productor Michael Laughlin adquirió los derechos para llevarlo a la pantalla. Por ese entonces, tres eran los actores candidatizados: Robert de Niro, Robert Redford y Paul Newman. Al mismo tiempo, Martin Scorsese estaba tras el mismo proyecto, pero no contaba con financiación. Cuando un gran amigo de Warren, el director Roman Polanski, quiso entrar en el juego, el actor se interesó en el proyecto. Con el paso de los años, y como es costumbre en Hollywood, todo se quedó en el papel y no se tocó el tema hasta 1981, cuando surgieron otro director y otro actor: John Landis y Clin Eastwood, respectivamente. Otra vez, nadie se le midió al proyecto que se quedó entre una gabeta.

En el 84 revivió el plan con dos actores postulados para el papel principal: Harrison Ford -el famoso Indiana Jones- y, por supuesto, Beatty. Los productores descartaron a Ford, mientras que Beatty estaba pasando dificultades con "Ishtar" que consumía todas sus energías.

Desde hace cinco años, Beatty tomó las riendas del proyecto y tuvo claro que sería él quien protagonizaría la cinta y quien la produciría. Además, como si fuera poco su sello personal quedó asegurado cuando decidió también encargarse de la dirección. Como amo y señor del filme escogió todo su reparto, los técnicos, las locaciones y, en fin, todos los detalles que lo rodean. Ese poder le permitió reunir por primera vez en una película a Dustin Hoffman y Al Pacino, como dos de los peores enemigos del rudo Tracy. Para el papel de Breathless Mahoney hubo varias candidatas ente ellas Kim Bassinger, Michelle Pfeiffer y Melanie Griffith. Cuando Madonna supo de esto, prácticamente enloqueció a Beatty con cartas y llamadas para que le diera el papel, y hasta aceptó someterse a una prueba. El director, que la admiraba como cantante, la encontró apropiada para el papel.
El corazón hizo el resto.