Especiales Semana

Ecuador, refugio y plataforma

Un país donde los profesionales colombianos son muy valorados. Un territorio al que miles de colombianos han llegado expulsados por el conflicto interno.

Marta Brugés*
28 de octubre de 2006

La línea limítrofe entre Colombia y Ecuador tiene una extensión de 586 kilómetros, entre territorios compartidos por Nariño y Putumayo en Colombia, y las provincias de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos, en Ecuador.

La terrestre es la vía preferida por los viajeros. El principal paso fronterizo es Rumichaca, ubicado entre los municipios de Ipiales (Colombia) y Tulcán (Ecuador), con un intercambio comercial tradicional e histórico, fortalecido desde la época de la Conquista.

Aún persisten en la región limítrofe ecuatoriana los indígenas otavalos, que desde lejanos tiempos traen y llevan mercancía de un país a otro. A su zaga comenzaron a aventurarse hasta Ecuador los comerciantes colombianos, principalmente antioqueños.

Esta zona fronteriza es rica en historia común, en diversidad cultural, étnica y ambiental. Es una frontera que ha crecido hacia el interior de cada país.

Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Ecuador iniciaron el 10 de febrero de 1832. Hace seis años, el 24 de agosto, se firmó en Bogotá el Estatuto Migratorio Permanente entre ambos países.

Según el DAS, en 2005 salieron hacia Ecuador 174.886 colombianos y regresaron 87.205. Hasta el 30 de agosto del año en curso se registra la salida hacia Ecuador de 122.899 y la entrada de 58.829. La diferencia entre los que se van y los que llegan es evidente.

Guillermo Gómez Téllez, director de la Cámara Colombo Ecuatoriana de Industria y Comercio, señala que la migración de colombianos a su nación ocurre en tres frentes: empresarios inversionistas, personas con deseos de trabajar (legales e ilegales) y refugiados en busca de protección internacional, que van huyendo de la inseguridad creada por la guerrilla, el narcotráfico y el paramilitarismo. "Los ecuatorianos se sienten desplazados por los colombianos, que son muy apreciados por su competitividad".

De acuerdo con información de la Cámara la migración total, incluidos indocumentados y refugiados, se aproxima a los 500.000 colombianos; 80 por ciento son trabajadores, y hay unas 1.400 empresas con capital colombiano. "En cuanto a los refugiados, llegan a ser una carga para el Estado ecuatoriano, que por ello destina más de 8.000 soldados a proteger la frontera".

La exactitud de la cifra global es imposible de calcular debido al gran flujo de personas, legales e ilegales, que se moviliza en la frontera. Nohora Vargas Castro, consejera comercial de la embajada de Colombia en Ecuador y directora de Proexport en ese país, comenta que allá se habla de números que oscilan entre 200.000 y más de un millón de colombianos residentes.

Un buen número de compatriotas se desplaza a ese país en espera de conseguir asilo político. Roberto Mignone, representante adjunto de la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), informa que desde finales de la década de los 90, la cancillería ecuatoriana ha otorgado visa de refugiados a 15.000 colombianos (más de la mitad de los que han aplicado) y hay unos 20.000 en espera.

Sin embargo, el número total de colombianos que han cruzado la frontera por motivos relacionados con el conflicto interno puede llegar a 250.000, según le comunicó hace poco el gobierno ecuatoriano a Philippe Lavanchy, director de Acnur América. "No se acercan a las autoridades ni a Acnur por desconocimiento, temor, desconfianza, o porque aspiran a devolverse tan pronto la situación mejore", dice Mignone.

Los efectos del dólar

No existe consenso sobre las consecuencias de la dolarización de la economía ecuatoriana en el fenómeno migratorio. Algunos consideran que lo ha frenado, pues la vida en Ecuador se ha vuelto muy costosa. Otros aseveran que se ha incentivado, precisamente, porque ha aumentado el poder adquisitivo de los trabajadores.

Nohora Vargas, de Proexport, opina que la dolarización ha estimulado la migración. "Ha sido fundamental para asegurar la estabilidad económica y el valor de las inversiones y la capacidad adquisitiva", asegura.

Coincide con este concepto el médico y empresario ecuatoriano Juan Sandoval, quien hace más de una década mantiene vínculos con científicos colombianos. Para él, "son los más destacados de América Latina. Es justo reconocer la gran apertura que han tenido los colombianos por parte de estas compañías, entre las cuales incluyo la mía".

Colombianos destacados en el vecino país son varios. Uno de ellos es el abogado bogotano Luis Felipe Arango Pardo, ex negociador del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos desde la mesa ecuatoriana. Otros son Gustavo Escobar, contador público de Versalles, Valle, y gerente general de SunChemical Ecuador S. A., a donde llegó hace 14 años. Luz Piedad Ospina García, administradora de empresas y publicista bumanguesa, es copropietaria y gerente general de la agencia Know How y se fue a Quito hace 10 años por razones de seguridad. Su trabajo, como el de tantos de sus compatriotas, es tan estimado en las empresas ecuatorianas, que en ocasiones causa recelo entre los locales.

Por su cercanía con Colombia, este país se ha convertido en refugio, plataforma laboral y también en víctima. De una forma u otra, los colombianos siguen dejando allí su huella.