Especiales Semana

El amor en tiempos de guerra

Mientras el sexo para la mayoría de los colombianos está asociado al placer, para las víctimas de la guerra es sinónimo de horror.

18 de mayo de 2002

La dolorosa carga de cadáveres y heridos que a diario aparecen en los medios es un velo que cubre otras tragedias originadas en el conflicto armado y que son igualmente desastrosas para el país como, por ejemplo, la violencia contra las mujeres y los niños, que va desde el grito hasta la violación sexual. Son hechos que poco trascienden, no sólo porque los medios no los hacen visibles sino porque en la mayoría de los casos las víctimas guardan silencio. "La situación es tan dramática que no me cabe duda de que el país perdió una década, es la década pérdida", dice Florence Thomas, una de las personas que más sabe sobre la mujer en Colombia.

"La situación de la población desplazada en el campo de la sexualidad es aterradora. Lo que ocurre es que la mayoría de los colombianos ni se la imaginan y cuando se la imaginan están muy lejos de la realidad", dice Gabriel Ojeda, coautor del estudio 'Salud sexual y reproductiva en zonas marginadas, situación de las mujeres desplazadas', un trabajo de Profamilia hecho en todo el país. "El drama sólo empieza cuando la gente es forzada a dejar sus tierras y sus pertenencias, luego la mayoría se ubica en el hacinamiento, donde reina la violencia contra la mujer. La multiplicación de las violaciones es monumental, así como las transmisiones de enfermedades venéreas", agrega.

Así para las víctimas de la guerra el sexo es sinónimo de horror. Muchas de las mujeres se atrevieron a contarle a Profamilia su situación.El 9 por ciento de ellas han sido agredidas sexualmente por personas diferentes al cónyuge. El estudio revela que los desconocidos son los agresores sexuales más frecuentes (27 por ciento), seguidos de los amigos (22 por ciento), los ex maridos (15 por ciento) y los parientes (11 por ciento). Estas mujeres y niñas provienen de zonas donde la autoridad se impone con el fusil. Muchas han crecido entre una violencia casi rutinaria. Así que sólo 39 por ciento de las mujeres han pedido ayuda mientras la mayoría guarda su dolor.

Aunque no hay estudios completos sobre la sexualidad en los grupos armados sí abundan los testimonios que relatan las difíciles condiciones, en especial de las niñas, en los grupos ilegales. Muchas dicen que les toca prestar dos servicios: el militar y el de los hombres. Las menores tienen que satisfacer a sus superiores, como el reciente relato de una niña desmovilizada quien asegura que fue compañera de 'Grannobles', de las Farc, por decisión de él.

La tragedia se entiende si se tiene en cuenta que los desplazados en Colombia superan los tres millones. De ellos, 63 por ciento de las mujeres alguna vez han recibido gritos de su cónyuge, 32 por ciento han sido humilladas por él y 25 por ciento menospreciadas. Y todo mientras la sociedad prefiere no ver nada.