Especiales Semana

EL ARCHIVO SECRETO

Después de 34 años los archivos de la embajada de Estados Unidos revelan la <BR>magnitud de la crisis de 1965 en el país.

5 de julio de 1999

En la mañana del 25 de junio de 1965, día de fiesta religiosa, el padre Camilo Torres
se sentó frente a frente con el consejero político de la embajada de Estados Unidos en Bogotá,
Stephen Comiskey, y le dijo que Colombia necesitaba una revolución. La entrevista había sido pedida
por Torres y el diplomático la aceptó porque consideró que era una gran oportunidad para conocer al
sacerdote que tenía una sandalia en la Iglesia y otra en la guerrilla. Comiskey se las arregló para
que el encuentro se mantuviera en secreto aprovechando que la embajada estaba desocupada. En
la soledad de la oficina el cura le dijo que Colombia estaba dominada por una oligarquía con personas
como Carlos Lleras y Alfonso López Michelsen en el vórtice y que la única manera de lograr una
igualdad social y económica era la revolución.¿Violenta?, le preguntó Comiskey. No necesariamente,
respondió Torres. La entrevista entre el cura y el gringo se mantuvo bajo secreto durante 30 años y
hace parte de numerosos documentos que SEMANA consultó en los Archivos Nacionales de
Washington. Los papeles, cuya reserva fue levantada recientemente, son testigos amarillentos de la
dependencia casi patológica de la clase política colombiana del gobierno norteamericano en épocas de
crisis. A mediados de los años 60, la embajada parecía un confesionario. Personajes de la vida pública
y de la privada, guerrilleros en potencia, sapos de oficio y hasta el presidente de la República,
Guillermo León Valencia, desfilaban por el reclinatorio del embajador Covey T. Oliver para dar su
versión sobre la grave crisis que vivía el país. En la sede diplomática los colombianos confesaban en
privado lo que no se atrevían a decir en público mientras el embajador se limitaba a escuchar y a
tomar nota. Cuando los invitados se iban el diplomático se sentaba en una máquina de escribir y
plasmaba con lujo de detalles los comentarios de sus confidentes en informes que llevaban títulos en
mayúscula de 'Secreto' y 'Confidencial' y que al día siguiente llegaban a manos del Departamento
de Estado o del presidente Lyndon Johnson, según su gravedad.Esos documentos revelan aspectos
inéditos de una época convulsionada políticamente y en la que los principales protagonistas eran
personajes de las grandes ligas de la política en Colombia, como Carlos Lleras, Alberto Lleras,
Alfonso López Michelsen, Alvaro Gómez, Gustavo Rojas Pinilla, Jorge Leyva, el general Alberto Ruiz
Novoa y Camilo Torres. Los norteamericanos pensaban que el presidente Guillermo León Valencia se
iba a caer. La situación de orden público era insostenible. En las ciudades los estudiantes
incendiaban carros, algunos grupos ponían bombas y en el campo las recién creadas Farc no parecían
rendirse ante el furioso bombardeo de la Fuerza Aérea Colombiana. En el frente urbano los golpes del
ELN sembraban una gran preocupación en Washington: "La aparición del ELN, decía un informe de
enero de 1965, es, por supuesto, considerada como un desarrollo de grave importancia_ Si bien es
cierto que el presente potencial del ELN no debe ser sobreestimado, no hay duda de que si no se
elimina lo más pronto posible, puede convertirse en poco tiempo en una amenaza de considerable
magnitud, mucho más seria que el bandolerismo criminal o aún más que las formaciones militares
de tendencia comunista en áreas rurales".Según la embajada, el secuestro de personalidades de la
agroindustria y de niños por parte de los grupos guerrilleros y bandoleros causaba tanta zozobra como
el 'Bogotazo' en 1948. En marzo de 1964 fue secuestrado y asesinado el barón del azúcar Harold
Eder y en abril el ganadero Oliverio Lara. Un niño de 14 años fue raptado por un bandolero conocido
como 'Capitán Ligereza' en Caicedonia. La familia del niño pagó 50.000 pesos. En Pereira un niño de
cinco años fue liberado después de que los secuestradores se dieron cuenta de que era muy pobre.En
medio de la crisis los grupos políticos se acomodaban para las elecciones del 66. Si el Frente Nacional
no caía le tocaba el turno a un liberal. Carlos Lleras era candidato del liberalismo y en el bando de la
oposición se movían los simpatizantes de Rojas Pinilla, Alfonso López Michelsen y el
conservatismo dividido. Valencia, el segundo presidente del Frente Nacional, tenía una imagen de
gobernante 'buena papa' pero perdía vertiginosamente el apoyo de su Partido Conservador por su
torpeza en el manejo de la economía y los levantamientos estudiantiles. Sus proyectos se hundían
en el Congreso al no conseguir las dos terceras partes de los votos. En su cara el ministro de Guerra
Alberto Ruiz Novoa le dijo que la violencia no desaparecería mientras el Presidente estuviera
rodeado de grupos de presión y no se tomaran medidas estructurales. Con excepción de Alberto
Lleras, los penitentes que pasaban por la embajada le susurraban en el oído a los diplomáticos que
Valencia se iba a caer."No queremos a-pretar aún el botón de pánico, pero si la sustitución de Valencia
no es posible la gente y los políticos podrían mirar hacia una intervención militar (del Ejército
colombiano) como única forma de romper el congelamiento de la situación", escribía el embajadorAnte
esta situación el Departamento de Estado, que parecía más despiadado que sus corresponsales en
Bogotá, respondía con un análisis como éste enviado en octubre 16 de 1964:"Las fuentes citadas en
recientes reportes han sido, en una forma ampliamente considerable, revoltosos que tienen un largo
historial de fracasos en ganar el respaldo de los votantes, acompañados por perseverantes esfuerzos
de acabar con el Frente Nacional y con la esperanza de conseguir sus propios fines y de que todo
resulte en el caos". Paradójicamente el mensaje se refería, entre otros, al padre de Alvaro Leyva Durán,
hoy el hombre del establecimiento con mayor cercanía a las Farc. "Nos referimos específicamente a
(Jorge) Leyva, cuyas posiciones son ciertamente ultraconservadoras si no directamente fascistas; a
López Michelsen, muchos de cuyos allegados y aliados políticos son de la extrema izquierda, y a
seguidores del dictador Rojas Pinilla".Este análisis del gobierno norteamericano se produjo tras una
serie de entrevistas de la embajada con los personajes de la crisis, cuyos fragmentos SEMANA
presenta a continuación.

La aparición del ELN era percibida por la embajada de Estados Unidos como una gran amenaza Camilo
Torres Restrepo"Considerando la prensa local, que no es muy responsable ni justa en informaciones
relacionadas con personas como Torres, es posible que se hayan hecho esfuerzos por pintarlo como
un 'cura rojo' de lo más revolucionario. Pero en ello hay algo de verdad. El líder laureanista Alvaro
Gómez les dijo a funcionarios de la embajada que conoce a Camilo Torres y que sabe que el cura,
como María Eugenia Rojas de Moreno Díaz, es uno de los verdaderos revolucionarios en Colombia.
Ellos, según Gómez, han destruido los lazos con el establecimiento gobernante y están resueltos a
llevarlo a la ruina. De acuerdo con Gómez, Torres viene de una buena familia, pero desde niño se volvió
emocionalmente inseguro por la separación de sus padres. Al no recibir el afecto y el reconocimiento
que él deseaba de sus papás y de la clase a la que ellos pertenecen, está resuelto a destruir el
sistema". Al final de la conversación el agregado político descubrió el verdadero propósito del
acercamiento del cura Torres, que podría servir para revisar su historial subversivo: Camilo le dijo al
funcionario que él estaría muy agradecido si la embajada patrocinaba algunas de sus intervenciones en
foros públicos como el que acababa de financiar el Servicio de Información de Estados Unidos en
Girardot sobre el desarrollo de Colombia.El diplomático le explicó que la prensa había criticado
duramente el seminario de Girardot por cuanto consideraba "inapropiado" que un grupo no
colombiano patrocinara tales eventos (Informe confidencial julio 6 de 1965). Alvaro Gómez "Si la
revolución llega a Colombia _dijo Gómez al embajador_, los conservadores deben ser parte de la
misma a fin de mantener su posición con las masas".Gómez explicó que no había una seria posibilidad
de que la revolución llegara y el país cayera en manos de los castristas, pero describió la situación
política como grave (Telegrama, junio 18 de 1965).
Alberto Ruiz Novoa
El general Alberto Ruiz Novoa, ministro de Guerra, era tal vez el funcionario que la embajada seguía
más de cerca. El diplomático estuvo muy atento a su viaje a Israel, a sus discursos de confrontación
abierta con el establecimiento y sus ambiciones políticas. En general su opinión sobre el militar era
favorable. Los cubanos, según reportes de inteligencia de la época, estaban convencidos de que Ruiz
Novoa era la carta golpista que se jugaría el Pentágono en caso de que Valencia renunciara. Algunos
informes muestran que no estaban alejados de la realidad. Comentario: "Ruiz sigue siendo la figura
colombiana que me parece más preocupada con las deficiencias básicas del país. Mientras Alfonso
López tiende a reducir el problema a sarcasmos, Ruiz lo toma en serio y dice, en efecto 'hay que
hacer algo'. El es más específico y determinado que Carlos Lleras que tiende a llevar los problemas de
Colombia a niveles filosóficos. En alguna forma Alvaro Gómez y Ruiz son parecidos_"Jorge LeyvaLeyva,
líder del Partido Conservador, dijo en la entrevista que Colombia estaba dominada "por un grupo de
personas ricas e influyentes cuyas posiciones en el gobierno, los negocios y la banca, les han dado
el control del país". Ejemplos que citó: Alberto Samper (presidente de Bavaria), Eduardo Santos,
Eduardo Zuleta Angel. Leyva aseguró que la ayuda de Estados Unidos había sido despilfarrada por las
élites del país . Comentario: "Leyva es, de cierta manera, un prisionero de las tradiciones y la forma de
vida que lo marcó. Intelectualmente está intentando romper el molde en búsqueda de los que concibe
como los requisitos para servir a su país, pero desde el punto de vista práctico puede fracasar pronto
en su objetivo. Parece improbable que él se vaya a prestar para el espectáculo cursi, como el de
Alfonsito López, vestido de camiseta sport, tratando de explicar sofisticadas teorías económicas a
campesinos del Huila, porque los votantes conservadores no la van con ese tipo de
liderazgo".Informante anónimoUn informante no identificado, ex activista de un grupo radical de
las juventudes del MRL, dio a la embajada detalles 'confiables', según el funcionario que resumió la
entrevista, de la estrecha relación entre La Habana y el ELN.El informante aseguró que el grupo
guerrillero ELN "recientemente recibió 25.000 dólares de Cuba para ser usados en operaciones
guerrilleras" y que 10 de sus cabecillas habían recibido entrenamiento militar en la isla. Según el
informante, el gobierno cubano prometió entregar armas tan pronto como la organización se
consolidara en un territorio. Al mismo tiempo algunos miembros del ELN estaban recibiendo
entrenamiento en China para preparar bombas de dinamita hechas de pólvora y cuyos modelos fueron
bautizados como Mao y la Super Mao.Alberto LlerasA juzgar por los informes de los diplomáticos,
Alberto Lleras, primer presidente del Frente Nacional, era el personaje más respetado por la
embajada. No hay comentarios irónicos o con sorna de sus opiniones. Lleras le dijo a la embajada en
junio de 1965 _la época más crítica de Valencia_ que él no pensaba que el Presidente renunciara
"porque no era parte de su carácter". Lo que no sabía Lleras es que el propio Valencia le dijo a
Estados Unidos que lo haría en aras del interés nacional. ¿Ku Klux Klan anticomunista?En medio de
la crisis cada cual tenía su solución. En junio de 1995 el cónsul de Barranquilla informaba a su superior
que en la última semana de mayo se había realizado una reunión en la oficina del gobernador del
Atlántico, Francisco Posada de la Peña, con la asistencia de ciudadanos influyentes de la ciudad. La
reunión fue convocada por iniciativa de un hombre que acompañaba a José Raquel Mercado,
presidente de la CTC. "El hombre distribuyó una lista de comunistas que están activos en Barranquilla
y presionó por la creación de una organización de una sociedad que use sus propias tácticas.
Aunque se enviaron varias invitaciones, muchos no asistieron, posiblemente debido a que la
formación de sociedades con métodos del Ku Klux Klan pueden ir contra sus principios".