Especiales Semana

EL CONSPIRADOR MAYOR

A SUS 85 AÑOS DE EDAD HERNAN ECHAVARRIA OLOZAGA ASUMIO EL LIDERAZGO DE LA OPOSICION AL GOBIERNO Y, AUNQUE HOY APARECE DERROTADO, OFRECIO UNA LECCION DE DIGINIDAD

13 de enero de 1997

Curtido en mil batallas en el curso de su ya larga vida, a Hernán Echavarría Olózaga no le tembló el pulso para asumir el liderazgo de la oposición al presidente Samper desde el momento en que se convenció que algo turbio había ocurrido en la elección del primer mandatario colombiano. Obsesionado con el tema de la ética, y a pesar de quehabía respaldado públicamente el programa social de Samper desde su columna en el diario El Tiempo, Echavarría fue el primero y el más importante dirigente del sector privado en pedirle la renuncia al Presidente. Cuando ya todo el mundo lo consideraba alejado de la controversia pública, y disfrutando de un merecido retiro, Echavarría decidió librar la que para él se convirtió en una batalla por la dignidad nacional. Y lo hizo como en las épocas en que dirigió la oposición a la dictadura del general Rojas Pinilla poniéndole la cara al país y hablando duro. En los foros que encabezó a lo largo y ancho del país, con asistencia siempre de un nutrido grupo de empresarios, el octogenario dirigente fustigó sin compasión al Presidente y a varios de los miembros de su gabinete, comenzando por el ministro del Interior, Horacio Serpa.
Tan duras fueron las críticas de Echavarría que el propio Serpa trató de sacarlo del ring con una frase lapidaria: "Hernán Echavarría dijo es un viejo gagá, de más de 90 años, que se niega a reconocer la inocencia del señor Presidente". Y ahí fue Troya. El veterano dirigente empresarial no sólo endureció su oposición al gobierno, sino que se convirtió en un furibundo antiSerpa. No como posible opositor del Ministro en el campo electoral en el cual todavía está por definirse quién arrastrará ese mote sino como el más enconado enemigo de la posibilidad siquiera de que su partido el Liberal llegue a respaldar la candidatura presidencial de Horacio Serpa.
Al final el Presidente no renunció y la candidatura del Ministro del Interior está cada día más cocinada. Y eso, para Echavarría, tiene que ser una gran frustración. El sabe por su larga experiencia, sin embargo, que no todas las batallas se ganan. Son muchos, por ejemplo, los años que lleva luchando sin éxito porque alguien haga algo por lograr una mejor distribución de la tierra en Colombia, o por una justicia cumplida y eficaz. Pero sabe también que lo importante es luchar. Y en eso consiste su gran lección. En un país en donde la apatía frente a los grandes problemas nacionales se ha convertido en caldo de cultivo para la anarquía y la corrupción, el hecho de que un hombre de 85 años con sobrados méritos para gozar en pacífico retiro del respeto y admiración de sus conciudadanos asuma sin vacilaciones y sin medida de riesgos una cruzada como la que asumió Echavarría, es más que suficiente para considerarlo como uno de los personajes de 1996.