Especiales Semana

El escudo

Uno de los emblemas más importantes del país ha cambiado con las circunstancias históricas. El actual tiene algunos reparos.

Fabio Zambrano *
24 de junio de 2006

La guerra de las imágenes que acompaña a nuestra independencia de España también se manifestó en los símbolos. En efecto, con los primeros movimientos separatistas se procedió a sustituir los símbolos reales por otros que representaban los nuevos idearios de la naciente República. En ese momento, 1810 y los años siguientes, era urgente la sustitución de los símbolos españoles, asociados a una heráldica realista, por escudos y banderas que representaran al Nuevo Mundo.

El escudo más antiguo del que se tiene referencia en nuestra historia es el otorgado por la corona española al Nuevo Reino de Granada el 3 de diciembre de 1538, blasón presidido por un águila negra rampante, portando granadas en un campo de oro. Este escudo pasó a ser el de Santafé, cuando asume la condición de ciudad capital. Frente a estos símbolos españoles y realistas, extraños para estas latitudes, se inició una temprana sustitución por otros más acordes con América. El primer escudo con el nombre de Colombia es adoptado en Venezuela en 1811, insignia que inicia la representación heráldica de efigies de indígenas, que simboliza la América libre. La República nace con alegorías indígenas, como se representan en las monedas emitidas por el Estado de Cartagena en 1812, donde el numerario metálico de 2 reales y medio mostraba una india debajo de una palmera, y las monedas emitidas por Cundinamarca en 1813 acuñaban la imagen de una india de perfil, con tocado de plumas, bajo la leyenda "Libertad Americana".

Es el Congreso de Provincias Unidas el que establece la disposición de definir un escudo nacional. Aprobado el 14 de julio de 1815, incluía el cóndor y el Istmo de Panamá. Luego, aún en el fragor de la guerra, el Congreso de Cúcuta, en 1821, definió un escudo de armas de la Gran Colombia, donde las figuras más preponderantes eran dos cornucopias y un haz de lanzas con arcos y flechas cruzados, que simbolizaban abundancia, fuerza y unión. Duró poco, pues la disolución de la Gran Colombia lo dejó sin sentido. Bajo el gobierno de Francisco de Paula Santander se define el escudo, que con algunas modificaciones, se mantiene hasta el presente.

En algún momento de nuestra historia patria, el diseño del escudo nacional recibió una modificación que mereció una Ley para justificarla. Si el escudo de armas de la Republica, aprobado en 1834, tenía el cóndor mirando a la izquierda, el cóndor del siglo XX mira a la derecha. Una ley, expedida bajo la dictadura de Rojas Pinilla, en 1955, explicó el significado de la inclinación de la cabeza del cóndor: "El cóndor simboliza la libertad. Está representado de frente con las alas extendidas y mirando hacia la derecha, por ser la más noble. De su pico penderá una corona de laurel verde, y una cinta ondeante asida al escudo y entrelazada en la corona, donde se escribirá sobre oro y con letras negras Libertad y Orden".

La función de estos símbolos, como el himno y el escudo nacional, independientemente de las interpretaciones ideológicas y de sus anacronismos, es la de unificar. Si bien Panamá no forma parte de Colombia, no se puede olvidar que durante varios siglos coloniales y casi uno republicano, era una provincia de la Nueva Granada. Hoy, buena parte de los cóndores que habitan en nuestros páramos proceden de zoológicos de Estados Unidos y es difícil encontrar a algún colombiano que conozca una fruta de granada, igual de dificultoso comprender el concepto de una cornucopia. Independientemente de estas dificultades, lo cierto es que la aspiración de la Nación de 1834 era construir un proyecto unificador, así hayan sido excluidos los indios del escudo nacional. La necesidad de los símbolos para la comunidad nacional no puede ser discutida, y su validez depende de su permanencia en el tiempo.

• Profesor Universidad Nacional