Especiales Semana

El final del túnel

Los bancos dejaron de ser un paciente en cuidados intensivos para convertirse en un sector con ganas de crecer. Las entidades financieras salieron fortalecidas de la crisis y registraron utilidades que no se veían desde 1998.

25 de abril de 2004

Suben utilidades de la banca", fue un titular que los colombianos encontraron en los periódicos todos los meses de 2003. Después de registrar un crecimiento sorprendente en 2002 (829 por ciento), el año pasado se duplicaron las ganancias del sector financiero.

Todas las entidades, en mayor o menor grado, se llevaron parte del premio. Los bancos nacionales ganaron 68 por ciento más que en 2002 y los extranjeros, en conjunto, dejaron de perder. Las utilidades del sector hipotecario, a pesar de los problemas que todavía tiene, se multiplicaron por tres. ¿De dónde salieron los 1,8 billones de pesos que en total ganaron las instituciones financieras el año pasado? Para saberlo, es necesario revisar las cifras en detalle.

En primer lugar, los ingresos por intereses aumentaron 3,5 por ciento. La reactivación económica que tuvo el país el año pasado llevó a que los clientes de las entidades financieras pidieran más préstamos y a que éstas, a su vez, percibieran un menor riesgo al momento de otorgárselos. La cartera del sector creció 5,5 por ciento lo cual se reflejó en un mayor monto de intereses pagados especialmente a los bancos y las compañías de financiamiento comercial.

En los años siguientes a la crisis de 1999, los bancos restringieron al máximo el otorgamiento de crédito. Estaban más preocupados por recobrar las deudas vencidas y salir de la cantidad de bienes recibidos en pago, que por afilar sus estrategias comerciales para colocar nuevos préstamos. El riesgo de hacerlo era alto y, por eso, se refugiaron en negocios más seguros, como prestarle plata al gobierno a través de la compra de títulos de deuda (TES). Las consecuencias sobre la economía fueron negativas, pues mientras el sector privado quedó anémico por falta de recursos de crédito, la deuda del sector público se engordó hasta niveles preocupantes.

Esto poco a poco ha venido cambiando. Aunque unos con más fuerza que otros, los bancos, en general, volvieron a prestar. De la crisis aprendieron que debían mejorar sus herramientas para evaluar el riesgo de que un cliente no pague. Algunas entidades, además, comenzaron a diseñar estrategias para enfocarse en grupos de clientes a los que prestarles plata fuera mejor negocio.

Los resultados saltan a la vista. La cartera de Bancolombia, el banco más grande del país por nivel de activos, aumentó 17 por ciento el año pasado. Otros, como el Santander, Megabanco, o el Banco Aliadas, registraron crecimientos en este rubro superiores a 20 por ciento.

Por tipo de cartera, la comercial y la de consumo fueron las que más influyeron en el despegue del crédito. Cabe destacar que los préstamos en dólares cayeron 30 por ciento, debido a que el sector privado, aprovechando la baja en la tasa de cambio, prepagó parte de sus obligaciones en esa moneda.

Los préstamos a pequeñas y medianas empresas, que la banca se comprometió a impulsar en un acuerdo con el gobierno, crecieron 46 por ciento. La cartera de vivienda, en cambio, cayó 7 por ciento, como consecuencia de las titularizaciones -que son una especie de venta de los créditos hipotecarios de buena calidad- y de haber sacado del balance aquellos préstamos que se consideran irrecuperables.

La reactivación del crédito ha estado acompañada de un mayor cumplimiento en los pagos por parte de los deudores. El porcentaje de cartera atrasada del sector financiero pasó de 8,7 por ciento, a finales de 2002, a 6,8 por ciento en diciembre del año pasado. Quienes siguen teniendo problemas para cobrar a tiempo su cartera son los bancos hipotecarios, en los que el 17,6 por ciento de los préstamos estaban vencidos al cierre de 2003.

Un hecho destacable es el proceso de reestructuración de deudas que, con el apoyo del gobierno central, han venido adelantando los municipios y los departamentos con el sector financiero. Uno de los detonantes de la crisis de 1999 fue justamente que muchas entidades territoriales, después de endeudarse alegremente con los bancos, entraron en cesación de pagos. A través de leyes que las obligan a ejercer un fuerte control sobre sus gastos y su endeudamiento y, en algunos casos con la Nación como garante, han podido renegociar una parte de sus obligaciones con las entidades financieras.

La mejora en la calidad de la cartera permite a los bancos reservar menos plata para cubrir el riesgo de que no les paguen los préstamos que hicieron. El menor nivel de provisiones en 2003 le significó al sector financiero mayores utilidades frente al año anterior por cerca de 250.000 millones de pesos, según un informe de la Asobancaria. La recuperación de cartera que los bancos daban por perdida aportó buena parte de las ganancias que registraron.

Esto también ha llevado a que suba el nivel de cubrimiento de la cartera, es decir, a que las entidades estén mejor preparadas para asumir las pérdidas que les generen las deudas incobrables. El porcentaje de provisiones sobre la cartera vencida pasó de 86,7 por ciento en 2002 a 98 por ciento el año pasado.

Plata barata

Pero para prestar, los bancos tienen que primero captar dinero del público y con las tasas de interés por el piso les salió barato hacerlo. El 64 por ciento de los depósitos que tienen los colombianos en la banca están en cuentas corrientes o de ahorro, que o no pagan ningún rendimiento o apenas cubren la inflación. El saldo de las cuentas de ahorro, por ejemplo, aumentó 12 por ciento el año pasado. Los CDT, en cambio, que pagan intereses más altos, sólo aumentaron 0,8 por ciento y hoy representan menos de la tercera parte del dinero que capta el sector financiero. Por esa razón las entidades pudieron ahorrarse en gastos de intereses cerca de 136.000 millones de pesos en 2003, según cálculos de la Asobancaria.

Otra fuente importante de ahorros han sido las mejoras en eficiencia. Bajar los gastos administrativos en relación con los ingresos es hoy una obsesión de muchos banqueros. En el mundo, la continua reducción de los márgenes de intermediación ha obligado a la banca a ejercer un mayor control sobre sus costos operativos. Y los bancos colombianos han comenzado a mostrar mejores indicadores en este campo.

Hace tres años el sector financiero gastaba casi siete pesos por administrar 100 pesos en activos. En 2003 gastó 5,8 pesos, una cifra que todavía es alta en comparación con la de otros países como Chile o México. Dentro de las entidades más grandes, las que tienen los mejores índices de eficiencia son el Banco de Bogotá y el Banco de Occidente, ambos pertenecientes al Grupo Aval.

¿Qué han hecho para obtener este resultado? Algunos bancos han reducido su red de sucursales o el número promedio de empleados en cada oficina. Bancolombia, por ejemplo, está ejecutando un proyecto de integración con sus filiales, como Fiducolombia o Sufinanciamiento, para ofrecer conjuntamente sus productos. El Banco de Bogotá está mejorando los sistemas de información de clientes o

invirtiendo en programas informáticos que hagan más eficiente su negocio.

La tecnología es una de las herramientas clave para ganar en eficiencia. A los bancos les sale más barato que sus clientes, en lugar de ir a las sucursales, utilicen el teléfono, Internet o los cajeros electrónicos para hacer transacciones. A pesar de los esfuerzos por incentivar las operaciones por vía electrónica, todavía el 63 por ciento de los colombianos acostumbra ir a las oficinas bancarias, según una encuesta realizada recientemente por SEMANA e Invamer-Gallup. Sorprende, sin embargo, que en el caso de Bancolombia el 78 por ciento de las transacciones sean realizadas por canales distintos a las sucursales, algo que le representa importantes recursos por comisiones.

Cobrar por el uso de los cajeros, por las transacciones telefónicas, por cuotas de manejo u otros servicios financieros se ha convertido en una atractiva fuente de ingresos para los bancos. El año pasado recibieron por este concepto 2,4 billones de pesos, 13 por ciento más que en 2002. Y la tendencia es creciente, pues a juicio de algunos banqueros, en Colombia todavía se "subsidia" la venta de servicios con los márgenes de intermediación financiera.

El otro negocio del sector, aparte de prestar plata y cobrar por los servicios que presta, es el de tesorería. La tercera parte de sus activos está representada en inversiones, como títulos de deuda pública, cuya valorización le dejó el año pasado 1,7 billones de pesos. De otra parte, las operaciones con derivados -que son como seguros contra las movidas del dólar- les generaron a las entidades ingresos por 3,0 billones de pesos.

Los problemas

En medio de estas buenas noticias, los banqueros señalan dos debilidades. Por un lado, el país hoy mueve más plata por fuera del sector financiero que hace unos años, siendo éste uno de los principales efectos de la crisis bancaria. Solamente el 40 por ciento de los colombianos acude a los bancos para, por ejemplo, gestionar un crédito. Así, mientras en 1997 el valor de su cartera como porcentaje del PIB era de 40 por ciento, en 2003 bajó a menos de 25 por ciento.

El otro lunar son los impuestos. La carga impositiva de los bancos ha aumentado como consecuencia de las dos últimas reformas tributarias. A esto se agrega que el famoso tres por mil ha promovido la desintermediación financiera, pues, con tal de evitar el impuesto, la gente prefiere hacer sus operaciones en efectivo.

Es claro que el sector financiero tiene ganas de crecer. No sólo parece estar dispuesto a prestar más sino también mejor, como empieza a verse reflejado en sus indicadores de cartera. Otra prueba es la renovada competencia que se ha despertado entre los bancos por quedarse con los mejores clientes. Van detrás de las utilidades que se escaparon durante la crisis y de esta forma recuperar el tiempo perdido.