"EXTRAÑA PARADOJA"
Por Ernest Mandel
Actualmente, la situación del marxismo se caracteriza por una extraña paradoja. La influencia de Marx en la realidad social parece ser más fuerte que nunca. Nunca se le han consagrado tantos coloquios, congresos académicos, libros, artículos de prensa, como en este centenario de su muerte. Nunca tantos jefes de estado y de gobierno, partidos de masas en el mundo han pretendido que Marx los inspira. Pero al mismo tiempo jamás se ha discutido tanto sobre la "crisis del marxismo", su "decadencia irreversible" o su "muerte". Ahora bien, el marxismo es la unidad de dos movimientos teóricos y prácticos. Por un lado, el lado rigurosamente científico, respetuoso de todas las leyes inherentes al trabajo científico. Marx fue, durante toda su vida, un sabio que despreció a todos los que ocultan o falsifican los hechos o los resultados de la investigación, bajo cualquier pretexto.
Marx había comprendido, mejor que cualquier otro sabio o moralista de su época, la dinámica a la vez grandiosa y aterradora de las revoluciones tecnológicas. Grandiosa porque contiene la promesa de liberar el trabajo de todo esfuerzo productivo no creativo y alienante gracias a la automatización. Aterradora, puesto que ella conduce a la transformación periódica de fuerzas productivas en fuerzas de destrucción que socavan a la naturaleza y al hombre y que pueden destruir todo un planeta.
Marx había comprendido que de la competencia saldría el monopolio y que esta máquina iba a descomponerse periódicamente y que el régimen capitalista produciría a intervalos regulares crisis económicas y guerras cuyo costo, para la humanidad, aumentaría a la larga hasta volverse insoportable y mortal. Marx había comprendido que contra esta máquina infernal--cualesquiera que sean las ventajas parciales y temporarias que la humanidad pueda retirar--los asalariados se levantarían en masas compactas. De todos los análisis y proyecciones de Marx, esta última es, sin lugar a dudas, la más impresionante.
Recuérdese que en el momento en que apareció el "Manifiesto Comunista" no había en todo el mundo sino unos cien mil sindicados y diez mil socialistas con, a lo sumo, algunas centenas de comunistas y, todo esto, en una media docena de países.
El balance del segundo hecho no es menos impresionante. Pero es netamente más contradictorio gracias al estímulo que Marx, Engels y sus discípulos les han aportado, la lucha y las organizaciones obreras contra la burguesía han adquirido una lucidez que les ha permitido transformar ya, parcialmente, el mundo en un sentido emancipador. Pero el proyecto emancipador en su conjunto, no se ha llevado a cabo en ninguna parte. La social democracia no ha avanzado un dedo en la vía que trata de abolir el capitalismo mediante reformas. En cuanto a la burocracia staliniana, sí usurpó los frutos del esfuerzo más gigantesco que un pueblo trabajador jamás haya efectuado y lo condujo enseguida hacia un callejón sin salida.
En esto y no en otra cosa se encuentra la fuente de la "crisis del marxismo" sobre la cual se perora tanto en este momento. No es de una crisis del marxismo de lo que se trata sino una crisis de la práctica del movimiento obrero burocratizado. Esas crisis están acompañadas, por otra parte, de un abandono cada vez más abierto de la doctrina marxista por parte de los dirigentes de esos movimientos, lo que confirma, a su manera, que Marx no tiene nada que ver en ello.
Analizando esas crisis gracias a los métodos y a los criterios marxistas, llegamos a las siguientes conclusiones: primero, es inapropiado buscar sus raices en las ideas de Marx. La mayor contribución de Marx a la comprensión de la historia de las sociedades es que, en última instancia, es la existencia social lo que determina la conciencia y no al contrario.
En seguida, que el marxismo confirma su vitalidad, de manera patente, en el hecho que pudo forjar los instrumentos analíticos más adecuados para explicar lo que pasó con la social democracia y el stalinismo. Una parte importante de esta crítica marxista viene, precisamente, de los mismos países del Este. Ese despertar histórico, lleno de promesas, comienza solamente. En fin, que un movimiento real de masas comenzó desde hace unos treinta. años para superar, en los hechos, la crisis del "marxismo" staliniano (que no tiene nada que ver con el marxismo) y del "socialismo real " (que no tiene nada que ver con el socialismo).
Es, pues, en los tres sectores de la revolución mundial que a través de una infancia dolorosa, la historia abre un camino hacia la solución positiva, posible, a la crisis de la humanidad: el poder de los consejos obreros, la federación socialista mundial en la cual los hombres y las mujeres del mundo tomarán definitivamente su destino en sus propias manos, eliminarán para siempre la guerra y pondran fin a la explotación del trabajo y la opresion política. Es con este fin que Marx produjo su obra de titán. -
¿EL MARXISMO EN CRISIS?
El corresponsal de SEMANA en Francia, José Hernández, obtuvo la opinión de 2 autoridades académicas europeas al respecto: Ernest Mandel, economista belga, y Kostas Vergoupoulos, griego, profesor de la Universidad de París.
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