Especiales Semana

El paraíso de los niños

En uno de los sectores más alejados y marginados de Bogotá, voluntarios de la Fundación. Nueva Vida para Todos ayudan a los niños más pobres de la ciudad.

27 de marzo de 2005

Uno de los puntos más altos de Bogotá es El Paraíso. Ubicado en una de las montañas del suroriente bogotano, este barrio crece con cada desplazado que llega buscando una mejor vida o huyendo de la violencia. El panorama muestra cerca de 50 casas, unas de ladrillo, otras hechas de largas hojas de metal, construidas sobre un suelo árido lleno de piedras. Como en cualquier cinturón de pobreza, los niños y los perros abundan por doquier. Aquí cientos de familias viven del rebusque diario, y si hay suficiente dinero para comprar cuadernos, sus hijos tendrán la oportunidad de pisar un salón de clases.

En medio de la pobreza, las familias ven llegar, cada sábado, a un grupo de 50 jóvenes universitarios que se reúnen para darle un 'empujoncito' a 100 niños de la zona. Ellos conforman la Fundación Nueva Vida para Todos e intentan suplir algunas de las necesidades que tienen los pequeños entre 4 y 18 años: educación, alimentación, diversión y, en especial, la afectiva.

Todo comenzó hace cuatro años, cuando 10 estudiantes de la Universidad de los Andes visitaron El Paraíso. La idea era conocer el proyecto de una fundación extranjera, Compassion, que trabajaba en el sector. Margarita Rosas, una payanesa de 24 años, era una de esas estudiantes. Mientras ella estudiaba en una de las universidades más importantes del país y salía de rumba los viernes, cientos de niños no iban al colegio y muchas veces no tenían qué comer. Se enojó consigo misma y decidió ayudar.

Rosas aprovechó que viajaba a Nashua (Estados Unidos) para llevar fotos, videos y hojas de vida de los niños de El Paraíso con el fin de encontrar ayuda. No fue difícil lograrlo: a la familia con la que vivía le gustó la idea y la compartió con toda la comunidad. En un instante, la colombiana ya tenía 23 personas listas para apadrinar, desde Norteamérica, a un igual número de niños nacionales. Estos padrinos comenzaron a enviar cada uno 25 dólares al mes para aliviar en parte las necesidades de sus ahijados en Colombia. Quienes no apadrinaron ayudaron con donaciones de dinero. En total recaudó cerca de 1.500 dólares.

Rosas regresó a Colombia con la tarea de reclutar personas para su proyecto. Organizó una fiesta con sus amigos en la cual les comentó sobre El Paraíso, la fundación, los niños y la ayuda que había encontrado durante su viaje al exterior. A muchos les quedó sonando la idea y se apuntaron. El éxito fue casi inmediato. Hoy, Nueva Vida para Todos tiene 50 jóvenes voluntarios y 100 niños apadrinados, y trabaja paralelamente con la otra institución que lo inspiró todo, Compassion, que les presta las instalaciones.

La Fundación subsiste con el dinero de los padrinos -25 dólares o 60.000 pesos al mes- y labora los sábados en la mañana. Cada semana los niños esperan ansiosos ese día para estar con sus amigos los voluntarios. Juntos juegan, hacen figuras de arcilla, ríen, colorean o van a la ludoteca, un espacio construido por la fundación con las donaciones y en donde hay juguetes, libros de todo tipo y 15 computadores para su aprendizaje.

Los voluntarios suben a El Paraíso con todos los materiales para realizar las actividades, que van desde juegos y trabajos manuales hasta la formación de valores que les permitan vislumbrar un proyecto de vida. La idea es que "los niños abran su mente y vean muchas posibilidades de salir adelante. Queremos darles apoyo en su educación, en su alimentación. Pero lo más importante es llenar con los voluntarios ese vacío de amor y cariño que tienen los niños porque sus padres están trabajando a toda hora. Queremos abrirles el mundo", dice Rosas.

Un mundo que comenzaron a recorrer hace poco, cuando la fundación los llevó a los parques Tunal, Simón Bolívar, Jardín Botánico, Jaime Duque, Chicaque, además de Duitama, Villeta y Girardot. La meta este año es ir al Eje Cafetero. Para Rosas, el resultado no puede ser mejor: "Un centenar de niños que han aprendido que el estudio y el amor son las mejores herramientas para llegar lejos en la vida".