El que persevera alcanza

El paisa Carlos César Arbeláez se preparó bien, entre los cortometrajes que ensayó, los cursos en Cuba y  los entusiastas talleres del padre Luis Alberto Álvarez, para ser el autor de la película colombiana más taquillera de este año: aquella historia perdida en los paisajes verdes del país, Los colores de la montaña, en la que un entrañable grupo de niños (en la foto) trata de sacar un balón de fútbol de un campo minado. Tardó nueve años en filmarla: su primer productor, el mismo Jaime Osorio que dirigió Confesión a Laura, se le murió antes de comenzar a filmarla en 2004; su primer elenco de niños cambió de voz mientras él trataba de reunir la plata; y rodó en cuatro apuradas semanas en pleno 2009, el bendito año de la crisis, pero el resultado es un largometraje conmovedor que no solo lo expresa a él, sino que contagia una curiosa esperanza en medio de tanta violencia.